Capitulo 8: Memories

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Eleanor

Luego de la ceremonia, Amadeo y yo nos abrazamos fuertemente, un abrazo lleno de felicidad y orgullo.  Estar en sus brazos me hacian sentir de alguna manera más segura, es como si estuviera en mi zona de confort humana, el es lo más importante para mí desde que éramos niños, y hemos estado juntos desde siempre.

Cuando su madre murió, una gran parte de su esencia murió con ella, ya que ella lo era todo para el, cuando su padre nos dijo lo cometido, la madre de Amadeo había muerto de tuberculosis.

Fui directamente hacia el, no dejaba que nadie see acercara, a excepción de mi. Inmediatamente luego de verme se balanceo sobre mi para abrazarme.

— Elly... Ella murió, ¡Murió! dijo el pequeño Amadeo entre lágrimas y dolor— Ella no merecía esto, aún la necesito. No quiero que se vaya.— Sujeto sus brazos con más fuerza en el abrazo—Prometeme que tú nunca me dejaras elly— Así me llamaba el pequeño, yo le apodaba por theo.— Prométeme que estaremos juntos por siempre ¿Me lo prometes ?.

— Te lo prometo. —lo digo tomando su dedo meñique. — Es una promesa de meñique.

Y desde entonces hemos hecho todo juntos. A veces pienso que el destino fue quien nos unió.

Se que en este tipo de ocasiones Amadeo extraña a su madre. Tanto como yo a la mía.

Volviendo a la actualidad.

— Sígueme. —dice Amadeo tomando mi mano, dirigiéndose hacia fuera.

— ¡Ah! Espera un segundo. —saca de su bolsillo una especie de pañuelo y procede a vendar mis ojos.

— Adónde me llevas, theo.— Digo luego de un largo rato de caminar.

Cuando llegamos mis ojos no podían creer lo que veían.

Amadeo

Desde pequeño, siempre había querido darle tanto a Eleanor lo que ella tanto amaba en el mundo, obviamente después, claro.

— Oye Eleanor, ¿Que es lo que más te gustarían que te obsequiaran?

Le digo a la pequeña niña Eleanor, teníamos apenas 10 años.

— Es un obsequio imposible. —dice Elly con una expresión triste en su rostro.

— ¡Oye! Nada es imposible ¿Que es?.

— Un invernadero lleno de rosas rojas y rosas. —dice y deja salir un suspiro.

— ¿Solo eso? Pensé que querías un castillo para ti sola, un gran vestido.

— jajaja, no. Desde pequeña me ha encantado las flores. Me recuerdan mucho a mi madre. —dice con una sonrisa en su rostro.

Está conversación nunca dejo de pasar por mi mente cada vez que vea a Elly.

Ella merecía esto y mucho más.

Su expresión era tan notoria.

Quien no se sorprendería ante un invernadero gigante con sus rosas favoritas, rosas rojas y rosadas.

Quien no se sorprendería ante un invernadero gigante con sus rosas favoritas, rosas rojas y rosadas

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