Capitulo 12: Sorpresas

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-¿Por qué nunca me dijiste que era mi doble quien me estaba entrenando?. Llevamos meses entrenando y nunca me habías dicho nada.

- Sorpresa, mi querido doble. Ahora debes demostrar que estos meses no fueron en vano.

Ella levanta las manos y recita unas palabras.

Y ella lanza hacia mi un árbol gigante, lo cual esquivo con facilidad y levanto una piedra gigante y se la aviento en la cabeza, ella obviamente la esquiva con facilidad.

De un momento a otro ella aparece detrás de mí para darme una patada en la espalda y aterrizar sobre las ramas de un árbol. Clavándome una rama en el estómago y una en la pierna.

Gemi de dolor.

Pero rápidamente ella con su fuerza sobre humana salta hacia mi pero la esquivo con una raíz que hice crecer en el suelo.

Eso la mantendrá ocupada mientras saco las ramas de mi cuerpo.

- ¿Eso es todo lo que tienes?.-pregunta Katerina me hecha un vistazo y me da la espalda.

- Lección 5: nunca le des la espalda al enemigo.

Y antes de que ella pudiera darse cuenta de lo que dije, patie con todas mis fuerzas su espalda, haciendo que volara lejos y alterizara en un árbol.

Calló inconsciente en el suelo.

Creo que la mate.

Ni siquiera podía escuchar su respiración o su corazón latir.

Rayos.

Pero de repente ella levanta su mano para golpearme con una espada y la esquivo con facilidad.

Gracias a Dios esta viva.

-Ya sabemos que estos meses no fueron en vano. Estás lista, estoy orgullosa de ti.

Luego de eso, ella se convirtió en hojas que se las llevó el viento.

¿Por qué me habrá ocultado que era mi doppelganger?

Lo descubriré más tarde, por ahora debo solucionar un problema.

Mi familia.

No los e visto en meses.

No sé que tanto han cambiado las cosas.

Pero pasará lo que pasará, ya no era indefensa.

...

Estaba justo frente al castillo, pero algo se veía diferente.

Normalmente habría guardias fuera custodiando el castillo.

Pero todo se encontraba en una profunda soledad.

Algo no está bien.

Antes de poder dar un paso para entrar me escondo entre los arbustos.

Ya que unos hombres habían sacado a los cocineros reales al patio.

Eran unos hombres, que extrañamente no conocía.

No sé porque me escodia pero algo dentro de mi me decia que no debía salir.

Unos hombres obligaron a los cocineros a ponerse de rodillas.

Pero antes de que pudiera llegar a salvarlos, les habían cortado la cabeza.

Su cuerpo inerte cae en el suelo y no puedo asimilar la situación.

Ahogo un grito en mi boca, tapándola con mi manos, y una solitaria lágrima se resbala por mis mejillas.

Mis cocineros de toda la vida los habían decapitado y yo no pude salvarlos.

- ¿Que quiere comer la pequeña Eleanor hoy?.-pregunta amablemente Amanda, una de las cocineras reales.

-Tostadas con mermelada.-contestó mi yo pequeña.

- Lo que pida la princesita.-lo dice antes de retirarse y preparar mis tostadas.

Solo quedaba el recuerdo.

Eran como unos abuelos para mí.

Luego de que unos hombres se fueran, me acerco con mis piernas temblorosas.

Rompo en llanto silencioso para no llamar la atención.

No podía parar de llorar.

Mis lágrimas caían por sus cabezas.

Y de pronto una luz apareció, cubriendo sus cuerpos.

Y... No puedo ni explicar lo que pasó.

Están vivos.

Podían respirar.

"Y recuerda, los naturalistas tienen la habilidad de hacer vida"

Recuerdo una lección que me dió Katy o mejor dicho Katerina.

Yo los devolví a la vida.

No puedo creer que sea posible.

-¿Princesa Eleanor?.-pregubta débil Amanda antes de levantarse.

-Si, soy yo. ¿Que es lo que ha pasado?.-pregunto preocupada y ayudando a ponerse de pie a los cocineros y a Amanda.

-Un hombre llegó aquí con unos hombres y tomaron el control del castillo, y fueron matando uno por uno a cada miembro de la realeza.

Al momento de ella ponerme al día de la situación, no podía para de pensar en una sola persona.

Mi pobre padre.

Murió y siempre estuvo esperando por mi para explicarme las cosas.

-Pero los únicos que no han matado son su padre, Amadeo y el padre de Amadeo.

Un suspiro de alivio sale por mi boca, toco mi pecho para escuchar mi corazón parecer un caballo andante.

-¿Y en dónde están?

-Crearon unas celdas bajo tierra, allí están. Les dan poca comida y agua, no deben estar en buenas condiciones.

-¿Y por dónde puedo entrar sin ser descubierta?

-¿Recuerdas el árbol en el que jugabas cuando estabas pequeña?. Justo debajo de ese árbol hay un desagüe, esa es la única manera en la que podrás entrar.

-Muchas gracias por la ayuda, Amanda. Puede refugiarse en la cueva oscura, viví allí unos meses, es seguro. Si no se siente seguros, tomen mis caballos y vayan al reino de Ernest y avisen sobre la situación.

-Muchas gracias princesa Eleanor.-dice con una expresión de tristeza es su rostro y una solitaria lágrima acompaña sus mejillas.-El futuro de Avalon está en tus manos.

-Protejanse, no salgan de la cueva.-dihi preocupada y se van lo más rápido posible antes de que alguien se pueda dar cuenta.

Rápidamente me ubico bajo el árbol para entrar en el desagüe.

Estaba oscuro.

Muy oscuro.

Que no se note que le temo a la oscuridad.

Suspiro y me sumergo en la oscuridad.

Mi mayor miedo de pequeña.

Recuerdo que la única que lograba calmar ese miedo era mi madre. Así que mientras caía en la oscuridad podía recordar el largo cabello rizado color canela, igual al mío, sus hermosos ojos verdes, y perfecta y cálida sonrisa.

Finalmente anterizo en tierra y estaba completamente oscuro. Me abrazo a mi misma y piso una rama de madera e inmediatamente la tomo para ensenderla con mi fuego. Suspiro y sigo con mi camino.

Era como una especie de sala pero completamente hecha de tierra, y en ella había grabado unos símbolos extraños. Al final de esos símbolos se encontraban una ilustración no muy bien hecha y me sorprendió al ver que era.

Era un moustro y una humana muy parecida a mi.

En la parte baja decía en latín

"Naturalis experrectus est bestia"

El naturalista ha despertado, también la bestia.


En otra vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora