XXI. Einundzwanzig

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"La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo, y para muchos un favor." -Séneca.


XXI

Frey Stein no le temía a la muerte.

Era un proceso natural, todos llegaríamos a ello tarde o temprano. No fue hasta la muerte de su madre y de su hermana que entendió que podía ser dolorosa para los que se quedaban atrás, pero para la persona que fallecía ya no había dolor ni el peso constante de la existencia, desaparecían las responsabilidades y los arrepentimientos. De alguna forma, la muerte traía paz.

Quizás su falta de temor al cese de existencia era lo que había traído a un lugar tan peligroso, quizás en algún punto, buscó la paz y la liberación de la muerte.

La idea de venir a P.R.E.Y surgió cuando Frey se enteró de que Jaeda había sido transferida a un centro en Alemania. No se había revelado el lugar exacto, pero no le tomó mucho tiempo encontrar algún lazo o pista qué le ayudara. Y esa fue Maren. Frey sabía todo sobre Jaeda, al ser la única sobreviviente del lado de Heiner, estudiarla y tenerla localizada le hacía sentir algún tipo de control. Así que cuando Frey descubrió que la novia de Jaeda había sido ingresada a P.R.E.Y. No dudó en venir.

Kaia protestó, Heist no dijo nada. La apatía de su hermano ante todo le preocupaba mucho, no había sido el mismo desde lo que pasó en Wilson.

¿Sus padres? Adam le prohibió venir mientras que Pierce le dijo qué le permitía venir sí trabajaban en equipo y sí lo mantenía al día con todo.

Lo que sí sorprendió a Frey fue la presencia de Mason en este lugar. Y ahora que habían hablado, había descubierto que esta institución ocultaba mucho más qué Jaeda.

Y había que eliminar todo de raíz.

Frey terminó de ponerse la ropa negra táctica, luego el chaleco antibalas y finalmente el casco con un vidrio transparente sobre sus ojos que le brindaba una visión nocturna perfecta.

Hay situaciones que solo se solucionan con violencia bruta.

Las palabras de Mason resonaron en su cabeza mientras él revisaba su rifle. También recordó la despedida furtiva que tuvo con Balkan esta mañana:

Balkan bostezó en la cafetería, su cabello largo no estaba en una cola, sino en un moño desordenado, era uno de esos días donde no le importaba su apariencia.

—¿Qué harás cuando seas libre de este lugar? —preguntó Frey, sin tocar su comida.

Balkan lo miró, extrañado.

—¿Qué te hace pensar que algún día seré libre?

—Esa no es una respuesta.

Balkan suspiró.

—No lo sé, irme a vivir a un pueblo donde nadie me conozca, conseguirme un trabajo en algún café o librería. Y vivir el resto de mi vida en paz, sin nadie que me juzgue, sin la sombra de mi padre.

Frey lo observó por unos segundos porque esta podría ser la última vez que se vieran.

—No me gusta mucho el café, pero prometo visitarte en tu trabajo. —Balkan sonrió y se sorprendió cuando el chico Stein estiró la mano y cogió la suya—. Gracias por ser mi amigo, Balkan.

Balkan se soltó, riéndose con nerviosismo.

—¿Qué te pasa hoy? Suena como si te estuvieras despidiendo o algo así.

Eso era exactamente lo que Frey estaba haciendo, pero no se lo diría porque Balkan querría ayudar y ponerlo en peligro no era una opción. Frey no dijo mucho más el resto del desayuno.

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⏰ Última actualización: Jul 29 ⏰

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Frey (Darks #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora