XVIII. ACHTZEHN

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MAREN

Maren nunca había visto algo así.

Era como si algo se hubiera desatado en Frey. Ella nunca lo había visto sonreír, y en ese mismo momento el chico Stein sonreía de una forma siniestra mientras rodaba las mangas de su camisa y caminaba en paralelo a Rai, ambos esperando para atacar.

Maren sostenía a Luna del pelo, la pobre chica estaba sentada en el suelo y ya no intentaba soltarse, tantos golpes la habían dejado atontada.

—Rai —La advertencia en el tono de Maren era clara—. Ten cuidado.

Rai la ignoró y Maren se puso más ansiosa cuando él intentó a atacar a Frey y este lo esquivó con facilidad antes de asentarle un golpe seco de frente que pareció romperle la nariz a Rai porque hubo un crujido y sangre brotó de inmediato.

—¡Ah! ¡Mierda! —Gruño Rai sosteniéndose la nariz ensangrentada.

Frey le pateó el estómago y Rai se estrelló contra el vidrio de los ventanales. La frialdad con la que el chico Stein se movía tenía a Maren completamente paralizada, no había rabia, ningún indicio de alguna emoción, era como si estuviera fríamente enfocado en su enemigo. La sangre resaltada en sus pálidos puños mientras caminaba lentamente hacia Rai.

Frey la miró por encima del hombro y el contacto visual le heló la sangre.

—Catorce —dijo Frey—. Conté catorce golpes a Luna, Maren, pero perdí la cuenta, así que cuando termine con esta escoria, dejaré que Luna te golpee las veces que quiera.

Y sonrió como un maldito loco.

Es un monstruo...

Todos ellos lo son...

Todos en esa familia de mierda.

Debe ser un ADN maldito.

—Rai —Urgió Maren con seriedad—. Ríndete, sal de aquí.

Rai intentó limpiarse la nariz para volver a pelear con Frey, pero la hemorragia no paraba. Maren maldijo internamente. Estaba segura de que el golpe que le había dado Frey había sido preciso.

Frey agarró a Rai del cuello y lo presionó contra la ventana, levantándolo en el aire con una sola mano. Rai luchó, pateó, pero sus fuerzas ya estaban dejando su cuerpo. Frey observaba como la vida de Rai se desvanecía ante él.

—¡Frey! —Maren soltó a Luna y corrió hacia ellos, antes de que pudiera acercarse, Frey usó su mano libre y con su palma abierta le dio en el pecho con tanta fuerza que Maren se quedó sin aire y cayó de rodillas. Maren luchó por recuperar el aliento—. ¡No... puedes... matarlo! ¡Frey!

Sin embargo, el chico Stein no se detenía, su agarre apretándose.

—¡Frey! —Maren rogó, arrastrándose hasta que se agarro de la pierna de Frey—. ¡Por favor! ¡No lo mates! ¡Lo siento! ¡Por favor!

Maren había rogado muy pocas veces en la vida, pero en ese momento no le importaba hacerlo porque a pesar de Rai era un loco, era el único amigo que le quedaba en este lugar olvidado por Dios, ya había perdido a Jaeda. Y este plan había sido de ella, si Rai moría sería por su culpa.

No más pérdidas.

Y entonces, el ruido sutil de tacones detrás de ella llamó su atención. Maren se giró aún de rodillas y la vio: ella caminaba con seguridad y sin apuro, con esa elegancia que Maren siempre le envidió. Su cabello en una cola alta se movía ligeramente con cada paso y el vestido negro se mantenía pegado a ella como una segunda piel.

Frey (Darks #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora