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❝¿A dónde pertenezco?❞

Había pasado al menos una semana desde que salió ese artículo en El Profeta, su padre había estado furioso por los chismes que corrían respecto a él, por lo que moviendo algunos hilos, en unas semanas ya no se encontraba siendo el centro de atenci...

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Había pasado al menos una semana desde que salió ese artículo en El Profeta, su padre había estado furioso por los chismes que corrían respecto a él, por lo que moviendo algunos hilos, en unas semanas ya no se encontraba siendo el centro de atención a donde sea que fuera.

Su madre había estado en contacto con el señor Ollivander para solucionar su problema, se dirigían hacia su tienda, se había mantenido en contacto con sus amigos, le habían aconsejado que no se atormentara con eso y que pronto tendría su varita y si no era así, tendría que partir a Hogwarts con la varita de su madre. Abrió la puerta dándole el paso a su madre, con un suspiro cansado se adentró junto a ella.

—Buenas tardes Señora Malfoy, llega justo a tiempo— Su madre saludó y el repitió la acción— Le presento al Señor Quintana y a Shikoba Wolfe, fabricantes Estadounidenses de varitas, les comenté el caso del joven Malfoy y amablemente accedieron a ayudarnos— Los mencionados los saludaron y comenzaron a charlar sobre las posibles soluciones. Shikoba mencionó que tal vez si la varita poseía una pluma de un ave trueno como núcleo y madera de serpiente, sería fácil que canalizara su magia, su madre asintió en compresión; el señor Quintana desechó la idea argumentando que si la varita no se conecta con el mago no funcionaría y la madera de serpiente no era posible de conectarse con uno, por lo que solo dejaba dos opciones más.

Estuvieron alrededor de una hora ofreciendo opciones; estaba aburrido así que empezó a deambular por la tienda sin prestar tanta atención a lo que decían, en algún punto había abierto varias cajas encontrando algunas varitas curiosas.

El señor Quintana lo había estado observando durante los últimos veinte minutos lo que generaba nerviosismo en él, la conversación se había cortado cuando el hombre se levantó y camino a él. Dejando la caja en su lugar volteo a verlo; estaba agachado a su altura con una libreta en mano, tenía algunas cosas escritas por lo que se acercó para observar más de cerca.

—Veo que el joven Malfoy es alguien que se aburre rápidamente— El más alto se alejó de él y regresó a su lugar mostrándole sus anotaciones a su madre y los demás adultos, su madre sonrió y agradeció entregando la libreta.

— No se preocupe, tendremos la varita de su hijo en unos meses como mínimo, por lo que escuché, comienza sus estudios en Septiembre, tal vez en unas semanas después le estaremos entregando su varita nueva— La voz del señor Shikoba lo tranquilizó un poco.

Perfecto, el tiempo pasaba volando; seguramente estando en Hogwarts no tendría problemas, quedaría con sus amigos y la pasarían genial.
¿Nada puede salir mal, cierto?

(….)

Su baúl estaba listo, los elfos lo estaban llevando al piso de abajo, en diez minutos estaría en la estación King’s Cross camino a Hogwarts. Con una última mirada a su habitación bajó las escaleras encontrándose a su madre en el camino, juntos, tomaron la mano de su padre y con un asentimiento aparecieron en el anden 9¾. Se despidió de sus padres prometiendo cuidar la varita de su madre, la apretó con más fuerza de la necesaria hacia su pecho reconfortándose un poco.

Ayudó al elfo con su baúl sin molestarse en ver si su padre se enojaba o no, ya arriba dio media vuelta y agitó felizmente su brazo siendo correspondido inmediatamente por su madre. Se adentró en busca del compartimiento de sus amigos; no quería quedarse afuera si el tren se ponía en marcha.

Al final quedaban solamente cuatro compartimientos que no había revisado, en el primero encontró a algunos prefectos por lo que se disculpó y cerró la puerta, giró hacia su derecha y en el, sólo habían baúles por lo que seguramente estaba ocupado.

Dicen que la tercera es la vencida, ¿No?

Con eso en mente tocó levemente la puerta escuchando un “pase”; Tenía una sonrisa en el rostro que al ingresar se borró al instante. Tres pares de ojos lo miraron, piel pecosa, cabello alborotado y unas horribles gafas.

Merlín, ¿De todas las personas…me mandas al Trío Dorado?

Trató de sonreír logrando más una mueca que lo que deseaba, volteó a ver a la única niña presente; tenía la varita extendida hacia Potter, levantó una de sus cejas y se adentró.

—¿Haces magia? Quiero ver— Se sentó a un lado de Potter viendo expectante lo que haría; la niña se enderezó y aclaró su garganta, con un "Oculus Reparo” bien pronunciado reparó las gafas de Potter — Nada mal niña, nada mal— Felicitó a Granger con un pequeño aplauso haciendo que la niña se vuelva roja, volteó a ver a los dos niños; Weasley lo veía con sospecha y Potter miraba con leve molestia a la niña— Tu debes ser Harry Potter, nos conocimos en la tienda de túnicas, soy Malfoy…Draco Malfoy— Extendió su mano hacia el mencionado esperando que aceptara.

Sentía una opresión en el pecho, la primera vez no había aceptado, no quería que volviera a suceder, tal vez fue un poco rencoroso y ridículo en ese momento, pero ahora ya no era así, ¿Potter lo aceptaría, no?

Escuchó la risa provenir de Weasley y como la última vez se molestó un poco, retiró su mano antes de que Potter lograra tomarla y se dirigió al pelirrojo— ¿Algún problema Weasley?— Cruzó los brazos y esperó una respuesta.

—Ninguno Malfoy, escuché que no tienes una varita por lo que debes estar sorprendido por la demostración de magia— Su voz sonaba burlona lo que ocasionó que se avergonzara.

—Eso no es asunto tuyo, mi varita fue mandada a hacer, por el momento usaré la de mi madre— Sacó la varita de su bolsillo y se la mostró; Granger la elogió y el sonrió, la varita de su madre era la mejor. Otra risa se escuchó, volteó a ver a Weasley con claro enojo.

—¿Para alguien como tú eso no es humillante? Usar la varita de tu madre, tsk, todo el mundo sabe lo que pasó ese día en Ollivander, tu padre seguramente usó su dinero para borrar el artículo del Profeta— Su voz estaba llena de burla, por lo que apretó las manos, el ambiente se había vuelto incómodo, tal vez no deba responder pero no iba a dejar que insultara la varita de su madre.

—No sé qué es lo que quieres decir con “alguien como yo”. No sé cómo te educaron en tu casa Weasley pero a diferencia de ti yo si tengo educación— Farfulló molesto levantándose de su lugar, tomó su baúl y caminó hacia la puerta; se detuvo para girarse— Deberían vestirse, ya mero llegamos— Con eso dicho salió del compartimiento azotando con fuerza la puerta. Encontró a sus amigos en el compartimiento faltante, por lo que entró quejándose de lo sucedido, sus amigos pronto se aburrieron de sus quejas por lo que decidieron cambiarse antes de llegar.

(….)

Cuando bajaron del tren, lograron ver el gran castillo robando varias exhalaciones; sintió como su estómago se revolvía, no había cuerpos tirados sin vida y el castillo no estaba en ruinas, salió de sus pensamientos para subirse a uno de los botes.

Escuchó al guardabosques gritar “Cuatro personas por bote”, ignoró las señas que Potter le estaba haciendo y subió en el mismo bote que sus amigos observando como se maravillaban por el castillo.

Caminaron hacia un pasillo y se detuvieron cuando informaron a la profesora McGonagall su llegada; una bruja con un porte que mostraba autoridad salió a recibirlos; mientras ella explicaba como funcionaba la selección el optó por pensar en posibles soluciones sino lograba quedar en Slytherin y para ser sinceros, ninguna lograba convencerlo. Sin dejar de pensar, se dejó arrastrar por Theo hacia el gran comedor.
No le desagradas a Potter, tal vez esta vez si puedan ser grandes amigos.

Trató de animarse él mismo, escuchó aplausos y por inercia el aplaudió también; realmente no estaba poniendo atención, sintió un golpe en una de sus costillas lo que le sacó un leve quejido, volteando a ver quien lo había golpeado encontró a Potter que lo empujaba hacia el frente.

¿Cuándo habían dicho su nombre?

Se apresuró hacia el taburete tropezando con sus pies ocasionando ligeras risas en los demás, tomó asiento y antes de que le pusieran el sombrero giró hacía la mesa de Slytherin viendo a sus amigos dándole ánimos en silencio.

“Interesante, alguien que ya vivió y murió una vez. Joven Malfoy usted no pertenece aquí.”
Apretó las manos a sus costados, no le gustó la sensación de invasión en su cabeza, le recordaba a las lecciones de su tía.

No sé como terminé de regreso; pero no puedo regresar, morí luchando, ya no pertenezco a ese mundo

“Mmm, ¿Es eso así?”

Apretó sus labios y frunció su frente
¿Por qué diablos tardas tanto? Ponme en Slytherin de una maldita vez, sombrero inútil

El sombrero soltó una risa que lo irritó
“Temo decirle que usted ya no pertenece a esa casa. Eres inteligente, pero no estás en busca de conocimiento. Eres ambicioso, pero no buscas poder. Eres honorable pero careces de valentía.”

¡Deja de decir estupideces y colócame de una vez!

“Eres alguien trabajador, te esfuerzas para ser mejor persona, eres leal a las personas que amas, eres un poco prejuicioso, pero eso no nubla tu criterio, eres perfecto para pertenecer a…”
“¡HUFFLEPUFF!”

“Una cosa más, uno no puede huir de su destino por más que quiera”

¿Eso qué significa?

La sala quedó en un silencio mortal y el se congeló por completo; aún cuando la profesora McGonagall retiró de su cabeza el sombrero no se movió, no podía.

Volteó a ver a sus amigos que estaban igual que él, nadie emitió sonido alguno durante unos segundos que fueron un infierno para él, hasta que unos aplausos resonaron por el gran comedor; Potter aplaudía con bastante timidez y poco a poco empezaron a salir de su sorpresa, los segundos en aplaudir fueron sus amigos y Granger.

Miró su uniforme, poco a poco el amarillo se fue haciendo presente en él mientras caminaba tembloroso a la casa de los Tejones, tomó asiento sin mirar a nadie y se hundió en su miseria, cuando fue el turno de Potter aplaudió lentamente, no tocó ni un poco la comida que apareció durante toda la cena.

Caminó junto a los demás sin pronunciar una sola palabra, cuando llegaron a la puerta de la sala común se dignó a poner atención solo para saber cual era la contraseña y al llegar a las habitaciones caminó a su cama que tenía su baúl encima, tomó su pijama y se cambió rápidamente. El ambiente estaba incómodo por lo que deseó buenas noches a sus compañeros de cuarto y cerró sus cortinas.
Podía ver la cara furiosa de su padre, no se dignó a ver a su padrino durante toda la cena; suspiró pesadamente y cerró los ojos.

Estoy más que jodido


¡Sorpresa! Draco en Hufflepuff
¿Cómo creen que eso le afecte en un futuro? O aún mejor ¿Cómo creen que se lleve con el Trío Dorado?
Como Ravenclaw, les puedo asegurar que las cosas o pueden ir bien o pueden ir terrible. Ustedes decidan en los comentarios.
Pd: No saben cuánto me tomó investigar sobre varitas tanto del Reino Unido como de Estados Unidos, me tomó horas y encontré varias cosas interesantes que verán en un futuro.

Disfrútenlo :>

Draco Malfoy y la varita de TejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora