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❝Esmeralda y Plata❞

Enterarme de que soy un mago fue algo muy sorprendente y enterarme de como murieron mis padres lo fue aún más, Hagrid me llevó a un extraño lugar lleno de cosas interesantes, luego visitamos el banco en donde mis padres me dejaron heredado toda su...

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Enterarme de que soy un mago fue algo muy sorprendente y enterarme de como murieron mis padres lo fue aún más, Hagrid me llevó a un extraño lugar lleno de cosas interesantes, luego visitamos el banco en donde mis padres me dejaron heredado toda su fortuna, mi vida dio un giro completamente nuevo; nunca creí que dejaría de ver a los Dursley durante un año.

Mientras me dirigía a Madame Malkin por túnicas escolares, Hagrid fue a comprar algo, no me dijo a que iba , me sentía feliz y nervioso, la escuela sonaba genial y ansiaba que llegara el día de partir.

Al llegar observé la fachada, era similar a casi todas las otras tiendas, me asomé por una de las ventanas y dentro de la tienda estabas de espaldas con los brazos extendidos mientras materiales de costura flotaban a tu alrededor, reuní valentía y me adentré, sonó la campana anunciando un nuevo cliente y la mujer que te atendía me miró con una gran sonrisa, detrás de ella se asomó tu cabeza rubia mirándome con curiosidad.

Piel blanquecina y pálida, tenías un cabello rubio perfectamente peinado, se veía suave al tacto, ojos como la plata líquida, tu mirada irradiaba curiosidad, el aire abandonó por completo mis pulmones mientras me dirigían a tu lado.

Deseaba que mis nervios no fueran visibles para ti, la encargada comenzó a tomar mis medidas y en un momento nos dejó solos, me sentía cohibido ante tu mirada, tu melodiosa voz sonó a uno de mis costados, no esperaba que me hablaras, por lo que mis nervios me traicionaron y respondí torpemente ante la pregunta que me hiciste provocando que rieras, me sentí avergonzado pero no te burlaste.

También ibas a Hogwarts, eso era obvio; me sentí un poco tonto al preguntar pero no sabía que decir, tu presencia me ponía un poco nervioso, hablaste sobre las casas de
Hogwarts y un Sombrero Seleccionador.

Nada relevante a mi parecer, era más interesante detallarte, tus mejillas tenían aún grasa de bebé, no muy diferente a mí,  tu sonrisa removía mi interior, mis ojos no se apartaron de tu rostro por ningún segundo, tus lunares me distrajeron lo suficiente para no prestar atención a lo que pasaba a mi alrededor.

Me diste unas palabras de aliento antes de tomar las túnicas, con una sonrisa y agitando levemente la mano te despediste, sonreí como bobo, la encargada rio un poco antes de terminar mis túnicas, al salir me encontré con Hagrid; me regaló una lechuza blanca con plumas negras, era hermosa la nombré “Hedwig”. Compramos más útiles antes de ir por mi varita, estaba emocionado por tener una varita.

Al ingresar a la tienda te vi ser empujado por tu padre, tenías un rostro pálido y los ojos rojos, tus manos temblaban mientras caminabas torpemente; me sorprendí, momentos antes te veías contento mientras hablabas, ahora parecías aterrado.

Pregunté por ti y el vendedor negó con la cabeza; probé varias varitas antes de que el vendedor me diera una, al tomarla una corriente atravesó mis huesos, sin embargo mi mente solo pensaba en tus ojos color plata.

El Señor Ollivander me dijo que mi varita compartía el mismo núcleo del que me hizo mi cicatriz.

Cuando las compras terminaron regresé a la casa de los Dursley, estaba ansioso de ir a Hogwarts y encontrarte nuevamente; rondaste por mi cabeza todo lo que duró el mes.

(….)

Al llegar al andén 9 ¾ hice un amigo, el primero, su nombre era Ron Weasley, compré algunos dulces para mi nuevo amigo pero yo solo pensaba en ti.

¿Estarás aquí? ¿Por qué no te he visto? ¿Te gustarán los dulces? ¿Cuál es tu nombre?

Esas y más preguntas tenía, todas sin una respuesta; la puerta del cubículo se abrió y una niña de pelo alborotado entró, por un momento llegué a pensar que eras tú, pero no fue así.

La niña tomó asiento y dijo algunas cosas, su nombre era Hermione Granger, se quedó a ver la demostración de magia de Ron, luego extendió su varita y me apunto, la puerta se abrió y entraste.

No pude evitar mirarte, te sentaste a mi lado mientras observabas Hermione, la niña reparó mis gafas y la felicitaste volviéndola roja.

¿Por qué la elogias? No tiene nada de especial, yo derroté a un mago oscuro y no me felicitaste.

Miré con molestia a la niña antes de que me hablaras, dijiste mi nombre y te presentaste con una linda sonrisa y extendiste tu mano.
Iba a tomarla pero la risa de Ron no me dejó, tu mano cayó y la mirada amable que tenías se fue dejando ver la molestia, enfrentaste a mi amigo enojado y después te fuiste.

Ron dijo cosas desagradables de ti pero no le creí, la niña se fue dejándonos solos. Bajamos del Tren y encontré a Hagrid, dijo que por cada bote cuatro personas debían subir, te miré e hice señas para que me vieras, no lo hiciste, te sentaste junto a otros niños, al parecer eran tus amigos.

Me resigné y me maravillé ante el majestuoso castillo, al bajar nos condujeron por un pasillo, te vi siendo arrastrado por tu amigo.

¿En qué piensas?¿Pensarás en mí como yo lo hago por ti?

La ceremonia de Selección comenzó, el sombrero canto una canción, uno a uno los niños fueron seleccionados y pronto mencionaron tu nombre.

Pareció que no escuchaste así que te di un pequeño golpe, eso pareció ayudar ya que me miraste y caminaste hacia el taburete tropezando; te vi apretar tus manos.

¿Qué pasa? ¿Qué te dice ese tonto sombrero para que te pongas así?

Tu clasificación duró más que las anteriores y pronto quedaste en “Hufflepuff”. Nadie aplaudió y el silencio se prolongó unos segundos más, con un poco de vergüenza aplaudí, tus amigos me siguieron, caminaste tambaleándote al mar amarillo y tomaste asiento aislándote de los demás.

Mi clasificación duró casi lo mismo que la tuya, quedé en Gryffindor y aplaudiste lentamente, fue suficiente para mí, la comida aquí estaba deliciosa pero tu ni siquiera tocaste tu plato.

¿Estás enfermo? ¿Tenía qué ver el hecho de quedar en la casa de los Tejones?

La noche continuó, tu ocupabas todos mis pensamientos, esperaba ansiosamente las clases para charlar contigo; nos veía tomando las clases juntos y haciendo bromas, almorzar y caminar juntos a nuestra siguiente clase.

Sonaba realmente genial, pero solo fue una fantasía; parecías odiarme por completo, no me dirigías ni una mirada, tu atención siempre estaba en tus amigos e incluso en Hermione.

¿Qué tenían ellos que yo no?

Yo merecía toda tu atención, mía y solo para mí, sin tener que compartirla. Ron dijo que era un acosador al pasearme por la biblioteca, pero no me importó, te defendí incontablemente de todos los idiotas que decían cosas malas de ti. Incluso traté de arreglar el nido de pájaros que tenia en la cabeza, no funcionó, pero al menos me hablaste y eso fue suficiente para mí.

Las clases eran una tortura, el Profesor Snape parecía odiarme por completo, no entendía por qué y luego te sentaste a mi lado en Encantamientos, pude oler tu característica colonia.

Manzanas Verdes

Un olor tan embriagante como tu totalidad, la forma tan elegante e hipnotizante en la que tomabas tu varita en mano era todo lo que valía la pena apreciar, tu angelical voz recitando el conjuro de memoria y la excelente ejecución que te otorgó diez puntos.

Sentí que podía flotar con tan solo tenerte a mi lado, tu risa burlona me puso tímido e ignoré completamente la creciente discusión entre Ron y Hermione. Al terminar las clases Ron dijo comentarios hirientes a Hermione, pero se lo merecía.

Ella no merece tus sonrisas o halagos

No intente detenerlo y reí junto a él, no esperaba que estuvieras detrás de nosotros y nos reprendieras por eso. Te fuiste después de reprendernos, me sentí fatal, no te vi durante la cena y el Profesor Quirrell entró anunciando qué había un Troll en las Mazmorras, los gritos alarmantes de los alumnos fueron silenciados ante las órdenes del Director.

Hermione no sabia del Troll y se merecía una disculpa, nos encontramos a tus amigos en el camino y juntos fuimos al baño de niñas, al entrar vi al Troll atacarlos pero Nott te quitó del camino, agradecí mentalmente por ello y corrí a ti.

Derrotaste al Troll tan elegante como tu sabias hacer, caíste sobre mí pero no me importó.

Puedes usarme como un colchón para aterrizaje yo estaría más que encantado.

El incidente se olvidó ente el primer partido de Quidditch en donde yo era la estrella, no pude evitar compararme con la multitud.

Yo era el fanático loco por él deporte y tu serias el Quidditch, apreciarte es todo lo que necesito para vivir.

No soy un idiota, yo sé de mis sentimientos por ti, pero era mejor hacerse el desentendido, tu brillante pelo podía robarme suspiros y yo daría mi último aliento con tal de verlos nuevamente, tan brillantes como el oro, tu sonrisa podía hacerme tartamudear y yo estaría más que complacido.

Tus hermosos ojos color plata como la casa de las serpientes y el color esmeralda de los míos hacían una hermosa combinación. Tal vez después de todo tenga algo de Slytherin.

La navidad pronto llegó y yo encontré un misterioso espejo, mostraba tu deseo más anhelante, me vi junto a mis padres y a un lado mío estabas tu mientras sostenía tu mano, una imagen perfecta, pero solo era una fantasía.

Los acontecimientos que pasaron fueron como una montaña rusa, realmente no estoy seguro de que sepas que es pero no importa. Verte inconsciente despertó nuevos instintos en mí, recuerdo haber maldecido a Snape en más de una ocasión hasta que tus amigos llegaron, intentaron sacarme de la enfermería pero no lo permití, amarré mi túnica a uno de las costados de la camilla no dejando que nadie se acerque a ti.

Era como tu guardia, de esos que aparecen solamente en los cuentos, me dejaron quedarme, falté los dos días que mantuviste tus ojos cerrados sin moverme ni un centímetro.

Yo solo quería volver a ver tus ojos, nuevamente no puede evitar compararme.

Podrías ser la princesa de los cuentos de hadas y yo seré el príncipe que te rescate, estaré a tu merced si tu lo quieres, seré tu espada si decides luchar, seré tu seguidor si decides ser el malo, mientras tu estés ahí yo seré lo que tu desees.

Cuando recobraste el conocimiento conocí a tus padres, tu madre tan celestial sin llegar a tu altura, tu padre tan imponente como tú, la arrogancia en su voz me recordó a mi tío.
No me gustó para nada.

Luego te visité ganando un golpe por parte tuya, te mostré mi capa y quedaste fascinado.

¿Un pedazo de tela podía sacarte una sonrisa?

Regresé a la sala común y dormí con la mente tranquila, nuestra relación pareció cambiar y ahora podía hablar contigo sin ningún problema. La noticia de la Piedra Filosofal me molestó, eso requería toda mi atención  y yo solo quería saber de ti.

Las semanas pasaron y una noche pasaste por la cabaña de Hagrid, sabía que eras tú, no hay nadie en esta escuela que iguale tu cabello, saliste de un tronco y sonreí, no llevabas las ropas más lindas pero en ti todo se ve perfecto, apareció la misma figura que nos atacó y nos apareciste en la tienda del Señor Ollivander.

¿Por qué?

La respuesta llegó tan rápido como pregunté, extendí la caja en tu dirección y me agradeciste; se sintió tan bien que no me molestaría en darte lo que tu me pidas.
Los próximos días pasaste más tiempo con nosotros, ayudabas a Neville con Pociones y yo me colé, no quería que pasaras mucho tiempo solo con él. El fin de curso estaba cerca y pasaba cada vez menos tiempo contigo, la Piedra Filosofal iba a ser robada y yo debía impedirlo.

La misma noche en la que estábamos listos para enfrentar a quien deseaba la piedra apareciste flotando un caldero con tus amigos, nuestros encuentros siempre eras espontáneos nunca lográbamos toparnos de una manera decente y eso me encantaba.

Desperté en la enfermería y el Director Dumbledore habló conmigo, una montaña repleta de dulces estaban junto a mí son embargo solo deseaba una cosa.

Quería verte

Ganamos la copa de las casas y celebramos todos juntos, partiríamos a casa en unos momentos, mis amigos y yo subimos al Tren charlando sobre las vacaciones, entraste y te despediste tan energéticamente como siempre, correspondí y finalmente  nos pusimos en marcha.

Mis sentimientos nunca cambiarán, puedo jurarte que siempre serás tu quien ronde mis pensamientos y alegre mis días, si tu deseas puedo ser tu amigo, compañero o tu héroe.

Solo mantenme contigo siempre

(….)

Harry suspiró ruidosamente mientras leía por tercera vez las hojas que tenia en mano, llevaba horas viendo el papel sin tomar una decisión. Quería mandarle una carta a Draco hablando de sus sentimientos pero solo había un problema.

¿En dónde vive Draco?

Chicooos! Al fin pude publicar el extra, Harry siempre supo de sus sentimientos por Draco, solo se hacía el lelo

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Chicooos! Al fin pude publicar el extra, Harry siempre supo de sus sentimientos por Draco, solo se hacía el lelo. Ojo, sus sentimientos son muy fuertes y eso me gusta. Yo amo al Dark Harry pero también me gusta el Harry que es muy torpe así que combiné ambos y me encantó el resultado.

¿Qué opinan de la carta? Los leeré a todos.

Con éste extra doy por terminado el primer año del primer libro de mi primera historia.

Pd: La escuela no de dejaba publicar nada.

Disfrútenlo :>

Draco Malfoy y la varita de TejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora