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— Nee... ¿Cuánto te falta...? —preguntó aburrido el castaño, ya había pasado cerca de una semana desde el cumpleaños de Sakata, y habían retomado las sesiones de estudio, sólo que ese día Urata sentía la pereza abrumar su cuerpo y no quería hacer la suya, pues tenían tarea de química y detestaba aquella asignatura, en cambio Sakata, se encontraba inmerso en sus actividades sentado frente a su escritorio, por lo que no escuchó a Urata cuando este lo llamó— Sakatan... —lo intentó de nuevo, pero nada— Sakatan —trató una vez más, sólo para no recibir respuesta nuevamente, así que se puso de pie y giró la silla de Sakata para que lo mirara de una vez— ¿Ya tengo tu atención?

— ¿Eh? ¿M-me llamaste antes? ¡Perdón! Estaba muy concentrado —se disculpó, Urata desvió la mirada y decidió sólo sentarse sobre su novio, el cual se puso nervioso ante esto— ¿U-Uratan-?

— Sólo sigue con tu tarea —dijo, Sakata acarició su cabello y giró la silla en dirección al escritorio nuevamente, dejó un beso sobre la cabeza de su novio y continuó con su tarea, todo iba normalmente. Sakata siguió con lo suyo mientras sujetaba la cintura de su pareja, estaba cómodo, un momento tranquilo con su lindo novio, pero al parecer Urata no tenía los mismos planes, pues tranquilamente deslizó sus manos por debajo de la polera de Sakata, y sumado a eso comenzó a dejar besos en su cuello mientras respiraba audiblemente sobre su piel, el pelirrojo siguió tratando de concentrarse, pero no pasó mucho para que los números y nombres científicos escaparan de su cabeza.

— Urata... —suspiró soltando el lápiz, alejando los labios ajenos de su cuello, mirándolo a los ojos, no pudiendo evitar iniciar un beso con su novio, no era igual que los otros que se habían dado, este se sentía más atrevido, más caliente, más profundo, los jadeos no tardaron en hacer presencia en la habitación. Urata acunaba entre sus manos el rostro de Sakata mientras que este último se abrazaba del cuello ajeno, negándose a alejarse el uno del otro, pues de a poco empezaban a sentirse urgidos de más cercanía.

— ¿Quieres seguir haciendo la tarea...?

— Sólo un imbécil preferiría hacer la tarea cuando te tengo a tí así... mmh... —y sin dudarlo, volvieron a besarse. Fue entonces que la pasión del beso les nubló el juicio, Urata comenzó a mover sus caderas por sobre la entrepierna de su novio, aprovechando que seguía sentado sobre él— A-ah...

— Me encanta cuando haces esos sonidos... —quitó los lentes que el chico portaba para tener comodidad, ya que estaban solos, no tuvo problemas en usarlos por la tarde.

— U-Uratan...

— Sakatan... vamos a tu cama... —sugirió, a lo que Sakata obedeció la orden y se puso de pie con Urata abrazado a su cintura con las piernas, sentándose ahora en la cama, en donde el castaño continuó torturando a Sakata con la manera en que se movía sobre él— Amor... ¿No crees que tu camiseta puede estorbarme...? —le habló al oído, ante esto Sakata obedeció como un perro y llevó sus manos a los bordes de su prenda superior, deteniendo el beso unos segundos para eso, siendo atacado por los labios ajenos sobre los suyos nuevamente una vez ya tenía todo su torso descubierto— Tan lindo... Sólo mírate obedecerme de esa forma —murmuró con una sonrisa lasciva contra la piel desnuda del chico que le provocó un pequeño temblor.

El pelirrojo estaba experimentando nuevas sensaciones, unas que podían considerarse adictivas y placenteras. Estuvo un muy buen tiempo intentando buscar este momento donde su novio finalmente cedía a llegar más lejos que unos simples besos, pero lo que no esperaba era que tales sensaciones iban a quitarle toda la capacidad de razonar y simplemente volverse un chico obediente. Los sonidos que eran tan dulces para los oídos del castaño comenzaron a escapar de sus labios al sentir que este mismo se movía sobre aquel lugar tan sensible— M-mhn... ¿E-esta ve-vez... ? —el pelirrojo no logró terminar su frase al sentir como robaban sus labios con un beso húmedo.

Shougai Rival || UraSakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora