Capítulo XIII

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—Bien, ya es hora de hablar de cuándo regresaremos allí.

Tanto _______ Ito que leía los viejos apuntes de su tío como Hiroto Nakamura que se veía las uñas pintadas, voltearon al apellidado Kato.

—¿Qué les parece el jueves a la tarde?— propuso la fémina, apenas cerrando el encuadernado que tenía entre sus manos.

—¿Mañana?

A la pregunta de Ryunosuke, asintió.

—Pero no se vale ponerse en blanco.

Apretó sus labios ante el comentario del otro muchacho, bobo dos, que comenzó a hamacarse en la silla y poniendo los pies sobre su banco.

—No empieces, Nakamura— intervino Kato, frunciendo las cejas serio.

—No lo digo de malo— mencionó para plantar los zapatos en el suelo y apoyando los codos en las rodillas, teniendo el rostro en dirección a ellos —. Si quiere ser una gran hechicera, que se forje bien y utilice su técnica maldita.

Desde hacía ya unos días Hiroto tenía una actitud menos agresiva contra ellos. Y sus dos compañeros lo habían notado.

Aunque sus palabras eran ciertas, llegaba a dolerle el recuerdo de que se paralizó y que eso la hizo sentir una inútil total. Bajó la mirada a sus manos que estaban sobre la libreta que fue de Tatsuya. Desde que empezaron con las misiones, no utilizó ni una sola vez su técnica. Y peor se sentía.

¿Realmente se acobardaba tanto ante la gran figura de Satoru que la dejaba en la sombra?

Ella quería pararse a su lado con la cabeza en alto.

—No todos tienen una técnica increíble...— agregó a los pocos segundos en un murmuro el muchacho, desviando la mirada.

—¿Nos dirás de qué va tu técnica?— preguntó Kato, apoyándose en el banco de ______, de brazos cruzados.

—Se llama Talón de Aquiles.

Ambos se sorprendieron al recibir una respuesta, siendo que tiempo atrás no quería hablar de nada.

—Eso quiere decir que-...— comentó Ryunosuke, llevando una mano a su mentón, pero fue interrumpido.

—Solo tengo una debilidad y ese es mi talón izquierdo. Es una técnica demasiado mala, a pesar de que incrementa todas mis capacidades y me permite utilizar muy bien los rituales inversos...

—Eso es... increíble...— agregó Ito con sorpresa, pestañeando para salir de la misma.

Bobo dos bufó ante el comentario, provocando que bobo uno se reacomodara mejor en su sitio, sentándose en el banco de su compañera.

—Mi técnica maldita de los Ojos de la Serpiente Profética no es tan genial tampoco. Hay que recordar que siguen siendo ojos de una serpiente, y mi mente se llega a cansar de tantos cálculos para predecir. Es involuntario todo eso, y la única forma que tengo para relajarme es ver un punto fijo de la pared...— y asintió viendo al otro chico que ahora le devolvía la mirada —A veces solo deseo pasar tardes enteras viendo una pared blanca— agregó con una sonrisa, tratando de darle un poco de humor a la situación.

—Fuera de eso, también es una técnica increíble— mencionó la chica, bajando la vista.

—Ya que nos estamos sincerando, ¿qué de malo tiene tu técnica?

______ Ito quedó pensando unos segundos. Jamás se había puesto a pensar en ello. Meses atrás habría dicho que la técnica en general, pero ya no era tan así. Quizás el hecho de que quienes la tuvieran ya tuviesen un hilo guiándolos a su destino, pero quejarse de eso sería quejarse de su relación con Satoru. Y de eso solo tenía de quejarse de sí misma por lo inútil que era.

ENTRELAZADOS |Satoru Gojo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora