Capítulo XIX

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—¡Corramos antes de que nos alcance!

Tanto ______ como Ryunosuke vieron como Hiroto subía corriendo las escaleras de esa edificación que había cerrado pocos días atrás por extrañas actividades allí dentro. El muchacho se detuvo en un escalón, regresando a ver las caras sin expresión de sus compañeros.

—Solo bromeaba...— bufó para ir bajando con las manos escondidas en los bolsillos del pantalón de su uniforme, teniendo sus sai's en su espalda.

Ijichi había quedado fuera, colocando un velo antes de comenzar con la misión. Incluso se había equipado con un wakizashi, a pesar de saberlo usar poco y nada. Después de todo, ni él sabía porqué lo habían asignado a eso. Solía solo hacer la función de apoyo.

—No siento maldiciones fuerte...— mencionó la apellidada Ito, posando una mano en el mango de una katana normal que se hallaba enfundada a un lado de su cadera. Ella tampoco sabía utilizar ese tipo de arma, y apenas logró entrenar con la otra por la tarde.

—Apenas se siente energía. Digamos un veintitrés por ciento— habló Ryunosuke, cerrando por unos momentos los ojos, centrándose en su alrededor —. Diría que son de tercera clase, pero apenas unas siete maldiciones. Deben de haberse creado y alimentado con las emociones negativas de los trabajadores.

—Me cargo a las siete tranquilamente— dijo desinteresado Hiroto, dándole la espalda a ambos.

—¿Ijichi ya puso el velo?— interrogó la fémina para acercarse a la ventana a ver el cielo, verificando que así era —Qué extraño que todavía no llegue...

Su vista bajó, tratando de hallar al que había ido con ellos. Pero no habían rastros.

—¿Ijichi?— extrañada, se dirigió a la puerta que había quedado abierta para tratar de buscarlo desde el marco de la misma.

Una exclamación ahogada, por parte de Kato, hizo que los otros voltearan a verlo.

—Las maldiciones ya no están...— dijo sorprendido.

—¿Qué?— escupió confundido el de uñas pintadas, cruzándose de brazos —¿Ahora se supone que es un súper espadachín que solo nos ponía a prueba? Ahora no bromees tú, genio— expresó molesto.

—Pero si fuese así... ¿el velo no hubiera desaparecido ya?

Ambos voltearon lentamente a ______ que seguía observando el cielo, en donde todavía se hallaba la cortina.

Caminó unos metros hasta llegar y tratar de traspasar la barrera, pero su sorpresa fue que no pudo.

—Oh no...

¿Ijichi había puesto un velo con la condición de que ellos no podían salir? ¿Qué era todo eso?

Cuando comenzó a golpearlo, los demás se dieron cuenta de que estaban en un aprieto.

—Hazte a un lado— dijo Nakamura al llegar con ella, también brindando un golpe al velo. Pero fue imposible.

—Eso no lo puso Ijichi...

Regresaron a ver a Kato que se acercaba bastante alerta a ellos.

—Hay alguien más aquí dentro...

El ceño de Hiroto se frunció y el de _______ empalideció. ¿Qué acababa de decir? ¿En qué momento?

—Estamos encerrados con alguien que sabe lo que hace...— continuó, sin ayudar demasiado al ambiente.

—Mejor dicho, ese alguien está encerrado con nosotros— gruñó el de las uñas pintadas, tomando sus sai's para comenzar a dar unos pasos lejos de sus compañeros y detenerse —. ¡Sal, pedazo de imbécil!

ENTRELAZADOS |Satoru Gojo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora