Capítulo VIII

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Estaba sentado en el escalón más alto de la escalera de ingreso a la escuela de hechicería, aguardando a su novia. Su vista estaba posada en la pantalla del teléfono, atento a su juego de la viborita, y a por si le llegaba un mensaje de _______ y tuviera que ir a ver si estaba todo bien.

Era sábado a la mañana, y partirían a lo de la vivienda de los infantes como había prometido. La muchacha les dijo que los llevaría a desayunar y que ella pagaría, cosa que ánimo a Tsumiki y, a su estilo, Megumi. Aun así, él no permitiría que ella pagara. Tendría que adelantársele. Y también apurarse, porque su estómago comenzaba a hacer ruido por el hambre.

—Vaya, no esperaba verte tan temprano.

Ante ese tono tranquilo y seductor, alzó la mirada para encontrarse con Mei Mei que subía las escaleras en su dirección.

—Tiempo que no te veía— comentó aceptando su derrota en el juego para cerrar la tapa de su teléfono, dejando caer las manos entre sus piernas separadas al tiempo en que los codos reposaban en las rodillas.

—Solo vengo para hacer un informe así terminan de hacerme el pago de una misión— se detuvo en un escalón, apenas sonriendo y posando una mano en su cadera.

—Era de esperarse de ti— sonrió de lado, con un poco de diversión.

—Nada es gratis en este mundo— comentó moviendo sus hombros —. A ti te veo tenso. ¿Acaso hay algo que supere al gran Satoru Gojo?

Entreabrió sus ojos para analizar mejor su semblante, más cuando el chico soltó una baja risita y sacudía la cabeza.

—Deja de inventarte cosas.

—Digo lo que veo— y giró el rostro a otro punto lentamente, todavía manteniendo su típica sonrisa —. Oí por ahí que estás de pareja.

—Los rumores no fallan.

—Pobre ilusa— soltó una ahogada y corta risita, volviendo a juntar sus párpados.

—Oye— respondió más neutro, evitando enojarse.

—Lo digo por toda la presión que ha de sentir. ¿No crees?— de a poco fue volteando al apellidado Gojo —También escuché que se trata de un clan muy viejo.

—_______ está bien— dijo serio, cerrando sus ojos mientras soltaba un suspiro —. Sabe que la amo, así que no se siente presionada. Solo se esfuerza para ser mejor— se echó hacia atrás, recargándose en uno de sus brazos —. ¿Tienes miedo de que se vuelva más fuerte que tú y te deje sin dinero?

—No juegues con mi dinero— habló entre dientes y sonrió de manera forzosa, viéndolo molesta al entreabrir los ojos.

—Solo preguntaba— se defendió con arrogancia, para verla de pies a cabeza.

—No te veo con material para ser buen novio de cualquier forma— soltó, ocasionando que sintiera una apuñalada por eso —. Así que si necesitas ayuda, te cobraré. Y si necesitas practicar, te cobraré todavía más caro.

Mencionó para subir un poco más y pararse a un lado de él.

Satoru quedó en silencio. Mei Mei siempre sacaba provecho a cada situación para estrujar una buena cantidad de dinero. Hasta el momento, no se había cuestionado respecto a ser buen novio. ¿Lo era? Tampoco era como que ______ Ito le reclamara algo que estuviese haciendo mal, por lo que jamás llegó a preguntarse eso.

Ante cualquier circunstancia, tenía para pedirle un consejo a Shoko pese a que se veía tan ajena a situaciones así, o incluso a su misma novia.

Seguía aferrado a la idea de que todo estaba bien. Ito sabía que podía hacerle cualquier comentario si era necesario, tal y como le había pedido ayuda en su entrenamiento.

ENTRELAZADOS |Satoru Gojo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora