CAPÍTULO 29

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NICKI

Estoy recostada sobre la cama de mi habitación de hotel en Austria, la vista de los bosques que se extienden bajo un cielo grisáceo me envuelve en una paz serena. Pero la calma de este paisaje contrasta con el vibrar insistente de mi teléfono, anunciando un mensaje de Logan.

Logan:
Estas en tu habitación?

Mi pulso se acelera. Hay algo en la manera en que Logan se comunica que siempre despierta una mezcla de anticipación y nerviosismo en mí.

Nicki:
Si, ¿por qué?

Logan:
Estoy afuera.

Me levanto de un salto, mi corazón late desbocado. Algo en el hecho de que esté aquí, justo afuera de mi habitación, hace que me sienta vulnerable y expuesta, pero de una manera que es difícil de explicar. Mi celular suena de nuevo con otro mensaje de Logan.

Logan:
Apura🏃‍♂️que me hago viejo esperando.

—Qué impaciente eres —murmuro con una sonrisa mientras abro la puerta.

Logan está allí, su figura iluminada por la luz suave del pasillo. Su sonrisa es amplia y juguetona, y el destello en sus ojos tiene un efecto electrizante en mi piel. Me resulta difícil mantener la calma mientras me doy cuenta de la proximidad entre nosotros, un espacio que parece cargado de una tensión palpable.

—Eres más lenta que una tortuga —responde con un guiño, y su mirada traviesa provoca un cosquilleo en mi estómago.

—Discúlpame, piloto más rápido que El Rayo McQueen —bromeo, con un toque de ironía en mi voz.

—¿Qué vas a hacer ahora? —propone, su mirada brillando con emoción. —Hay una chocolatería a unos minutos de aquí. Sé que te gusta el chocolate, y Christian mencionó que hacen unos chocolates deliciosos.

—Pero tú odias el chocolate —le recuerdo, levantando una ceja.

—Y tú amas el chocolate. Esta noche, me siento generoso. ¿Te gustaría venir conmigo? —Su tono es ligero, pero hay una sinceridad subyacente que no puedo ignorar

Sus palabras me hacen sonreír, pero también me provocan una inquietante mezcla de emoción y ansiedad. La idea de compartir una noche en la chocolatería con Logan me llena de un deseo complicado. Me encuentro imaginando el calor de sus dedos sobre los míos, la cercanía de sus labios mientras conversamos en medio del dulce aroma del chocolate, y me siento al borde de un precipicio emocional.

—Dame cinco minutos para cambiarme —le digo, mientras vuelvo a mi habitación.

—Estás perfecta así —comenta, su mirada recorriendo mi figura con un aprecio que siento hasta en los huesos.

Siento un leve rubor en mis mejillas, agradecida por su cumplido que solo intensifica la sensación de inquietud y deseo que burbujea en mi interior. —Gracias —respondo, intentando mantener una calma que apenas enmascara el tumulto en mi pecho.

Cuando salimos del hotel, Logan entrelaza sus dedos con los míos de manera casual, pero el contacto envía una corriente de energía a través de mí. Cada roce de su piel contra la mía parece amplificar el latido de mi corazón, creando una tensión que me resulta difícil de controlar. Su pulgar acaricia mi mano de una manera tan íntima que me pregunto si él también siente el mismo torbellino de emociones que yo.

Nos dirigimos hacia la chocolatería. El aire fresco y la brisa que despeja la lluvia anterior son revitalizantes, pero mi mente está llena de pensamientos sobre lo que Logan realmente siente. La proximidad de su cuerpo al mío, la forma en que su brazo roza el mío, y el toque constante en mi mano me provocan una chispa de emoción que me hace cuestionar el rumbo de nuestra relación.

Curvas Peligrosas [+18]  [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora