Kilometraje. » caché. [adaptación]

Capítulo final.

Daniela's POV. 

Cinco años después. 

Mi pequeña niña corría por toda la casa detrás de Jason, su hermano. Yo estaba en la cocina y de vez en cuando los miraba a ver qué estaban haciendo. Amaba tanto verlos interactuar porque Emma lo cuidaba, como le prometió a María José, aunque él decía que él cuidaría a su hermanita, siendo él el menor de los dos.

—Niños, vengan a comer por favor...—anuncié mientras colocaba los platos de los tres en la mesa.

Ambos corrieron hacia mí con una sonrisa y se sentaron en su acostumbrado asiento. Yo los miré con una sonrisa, completamente embobada, mientras ellos comían. Jason ensuciaba su camisa un poco y tenía que ayudarlo a comer. Tomé su cucharilla y la llevé a su boca, él me miró y sus ojos seguían encantándome cada día. Tenía los ojos hermosos, idénticos a Poché. Era precioso.

—Mami, ¿podemos ver una película luego de comer?—me preguntó Emma. 

—Claro que sí, mi cielo. Pero deben comérselo todo.

Ambos asintieron y comieron hasta dejar el plato completamente vacío. Mientras yo limpiaba y recogía todo, recibí una llamada.

—¿Diga?

—Daniela...lamento molestarte en tu día libre, pero hay unos documentos que necesito, con urgencia, que firmes.

—¿Es urgente?

—Si no lo fuese, no te llamaría. Lo sabes.

—Está bien, dame una hora y estaré allá.

Sin esperar una respuesta de vuelta, colgué y le pedí disculpas a los niños por no poder ver aquella película, pero lo haríamos al regresar. Los vestí y una hora después, los tres llegamos a la empresa.

—Buenas tardes, señorita Cabello.—dijo la chica nueva de recepción.

—Buenas tardes.

Llegué al piso de mi oficina y Sara me recibió con una sonrisa. Emma y Jason la saludaron con un abrazo y un beso en cada mejilla.

—Dile a Tomlinson que ya estoy aquí, que venga con esos papeles.—le avisé a mi secretaria. 

—Ya mismo le digo.—me respondió. 

Los dos niños comenzaron a dibujar en una pequeña mesa que tenía en el centro una caja llena de creyones y lápices. Jason amaba dibujar y se concentraba tanto que causaba ternura.

—Toc toc...—entró sonriendo y su mirada se fue directamente hacia los niños, que, al verlo, corrieron a abrazarlo.—Díganle hola a su tío favorito.

—Que no te escuche Juliana, o Alejo, o Valentina.—reí.

Miré en silencio unos minutos más la interacción de él y los niños, mientras recordaba a ese Louis que conocí. Era un poco extraño verlo ahora siempre de traje, pero sin duda le sentaba bien.

—¿Dónde está Hanna?—preguntó Emma, mirando a su tío. 

—Está con su tía Aida, mientras yo estoy aquí.—me contestó el castaño. 

—¿Puedo ir a jugar con ella otra vez?—volvió a preguntar. 

—Cuándo quieras, princesa.—le contestó con una sonrisa. 

Sonreí en lo que él volvía a dejarla en el piso y tomaba a Jason en sus brazos. Hanna era la hija de Louis, había alquilado un vientre y ahora era su único padre, Hanna siempre le preguntaba acerca de su mamá y él, orgulloso, le contó que tenía otro papá, que la cuidaba desde el cielo, pero seguro de que la amaba con locura, como él.