Las palabras de Max resonaban en la mente de Sergio mientras trataba de conciliar el sueño. La furia y la amenaza en los ojos de Max no eran algo que pudiera olvidar fácilmente. Mientras yacía en la oscuridad de su habitación, la inseguridad sobre su alianza con Lewis crecía. ¿Podía confiar realmente en el enemigo de su esposo? ¿Era Lewis una mejor opción, o simplemente otro lobo con piel de cordero?
Al día siguiente, Sergio se encontró revisando las pruebas que Lewis le había entregado. Las fotografías de Max con otras mujeres, los documentos que evidenciaban tratos turbios, todo parecía tan claro y a la vez tan irreal. ¿Cómo había llegado a este punto? ¿Cómo se había convertido su vida en un laberinto de mentiras y traiciones?
Decidió reunirse con Charles, uno de sus amigos más cercanos y alguien en quien podía confiar plenamente. En un pequeño café, lejos de las miradas curiosas, Sergio le contó todo a Charles: la infidelidad de Max, los tratos ilegales, y la oferta de alianza de Lewis.
Charles escuchó atentamente, su expresión grave. "Checo, esto es muy serio. Si lo que Lewis dice es cierto, necesitas protegerte. Pero entiendo tu duda. Lewis siempre ha sido un rival para Max, y su motivación no es completamente desinteresada."
"Lo sé," suspiró Sergio, "pero no sé qué hacer. No quiero tomar una decisión precipitada y luego arrepentirme."
Charles asintió, pensativo. "Tómate tu tiempo. Habla con los demás. Lance, Carlos, Oscar, y Pato también pueden ofrecerte su perspectiva. Pero al final, la decisión es tuya."
Más tarde esa noche, Sergio volvió a su hogar, si es que aún lo podía considerar así, con la mente más clara pero aún indecisa. Al entrar, se dio cuenta de que Max no estaba en casa. Sintió un alivio temporal, pero también una preocupación creciente. ¿Dónde estaba? ¿Qué estaba haciendo?
Horas después, Max regresó, tambaleándose visiblemente borracho. Sergio lo observó desde la cocina, sintiendo una mezcla de tristeza y resignación. "Max, tenemos que hablar," dijo en un tono firme.
Max se giró hacia él, con una sonrisa torcida. "¿Ahora? ¿Qué es tan importante que no puede esperar?"
"Quiero entender qué está pasando. ¿Por qué has cambiado tanto?" Sergio intentó mantener la calma, pero su voz traicionaba su frustración.
Max se rió, una risa amarga y sin alegría. "No tienes idea de lo que dices, Sergio. Todo lo que hago es por nosotros, por nuestro futuro."
"¿Incluso las infidelidades? ¿Los tratos ilegales?" Sergio levantó la voz, sintiendo cómo la ira y el dolor se mezclaban en su pecho.
La expresión de Max se endureció. "No sabes de lo que hablas. Estoy cansado de repetirte que estás metiéndote en asuntos que no entiendes."
Antes de que Sergio pudiera responder, Max cruzó la sala en un arrebato de furia, agarrándolo del brazo con una fuerza que le hizo daño. "No vuelvas a cuestionarme, Sergio. Yo sé lo que es mejor para nosotros, deja de ser un maldito malagradecido y empieza a comportarte como un esposo obediente y devoto."
El miedo se apoderó de Sergio mientras trataba de liberarse del agarre de Max. "¡Suéltame, Max! Esto no está bien. No puedes tratarme así."
Max lo empujó con fuerza, haciendo que Sergio cayera al suelo. La mirada en sus ojos era oscura y peligrosa. "Recuerda quién manda aquí," dijo con frialdad antes de lanzarse sobre él, comenzando a desabotonar la camisa de Sergio con una violencia que lo hizo estremecer.
"Max, por favor, no..." Sergio intentó resistirse, pero Max era demasiado fuerte. El abuso físico y emocional se intensificó, y Sergio sintió cómo la desesperación se apoderaba de él. Max le empezó a besar el cuello y a tocarle todo el cuerpo con rudeza dejando marcas que seguramente para mañana serían dolorosas. Las lágrimas corrían por su rostro mientras Max forzaba los dedos en su entrada, "Max, te lo suplico, me estas haciendo daño". Trató de empujarlo con todas su fuerzas, lo único que consiguió fue que Max le diera un revés, dejándolo aturdido mientras le abriera las piernas metiéndose entre ellas, ignorando todas sus súplicas.
Gritó, pateó, lloró, suplicó pero Max no se detuvo.
Ya había oscurecido, Sergio yacía en el suelo, destrozado, humillado y violado por su esposo. Max se levantó, su expresión fría y satisfecha. "Nunca más te atrevas a desafiarme, Sergio. Eres mío, y siempre lo serás."
Sergio, temblando, se levantó lentamente y se dirigió al baño, su entrada ardía al igual que todo su cuerpo, viéndose al espejo vio cada una de las marcas en su cuerpo, estaban en todos lados, en su cara, cuello, brazos, muslos y caderas, era un vil recuerdo de todo lo que su amado esposo le había hecho. Se sentó en el frio piso haciéndose bolita y lloró hasta cansarse.
En su cabeza, la decisión se hizo clara. No podía seguir así. Max había cruzado una línea y ya no podía ignorar la realidad de su situación. No podía pedir el divorcio e irse simplemente, Max no lo permitiría, aunque le doliera, era claro que su esposo ya no era el hombre del que se enamoró, solo le quedaba una opción.
A la mañana siguiente, Sergio llamó a Lewis. "Acepto tu oferta. Necesito tu ayuda para salir de esto."
Lewis respondió con una voz firme pero comprensiva. "Hiciste lo correcto, Sergio. Juntos, nos aseguraremos de que Max pague por todo."
Capítulo 4 ;)
No es Chestappen si Max no la caga.
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Amanecer en la Oscuridad | Chestappen |
FanfictionSergio Pérez y Max Verstappen parecen tenerlo todo: éxito, riqueza y un matrimonio perfecto. Pero cuando Max revela su lado oscuro, Sergio se ve atrapado en una espiral de dolor y desconfianza. Entra en escena Lewis Hamilton, el enemigo jurado de Ma...