Capítulo Final: La Oscuridad Antes del Amanecer

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El sol despuntaba tímidamente en el horizonte, anunciando un nuevo día en la vida de Sergio y Max. La casa, con su mezcla de lujo y opulencia, se hallaba en un tenso silencio. Sergio, con su creciente pancita, se movía con una mezcla de gracia y cautela. Cada paso era un recordatorio del pequeño bollito que se estaba horneando dentro de él, fruto de su unión con Max.

Max, por su parte, no podía evitar una sensación de triunfo cada vez que veía a Sergio acariciar su vientre. Sabía que había ganado, que había asegurado su futuro con el hombre que amaba de una manera retorcida y posesiva. Pero una sombra persistente lo seguía: el temor de que Sergio pudiera recuperar su memoria y desenterrar los horrores del pasado. A pesar de que todos los días se encargaba de darle las pastillas a checo, sabía que este no iba a creer que las necesitaba de por vida. Las mentiras tienen un limite y Sergio no era un tonto. Por ahora las tomaba pensando que eran por el bien de su bebé, pero ¿Qué haría después?. Si tan solo la vida, el destino, Dios o quien sea le diera la dicha de hacer que su esposo olvidara para siempre, podría declararse el hombre más feliz y dichoso del mundo.

La casa estaba tranquila esa mañana, pero una inquietud subyacente colgaba en el aire. Sergio había empezado a tener sueños vagos y fragmentados, recuerdos que se colaban en su mente en momentos de vulnerabilidad. Se sentía inquieto, como si algo importante estuviera justo fuera de su alcance, algo que debía recordar pero que no podía aferrar. Odiaba esa sensación, desde que se había embarazado, su mente parecía más calmada, pero de nuevo comenzaba a presentar síntomas de que su memoria podría volver. Solo quería estar tranquilo para cuidar a su bollito. Acaso era tanto pedir.

Mientras Sergio preparaba el desayuno, Max entró en la cocina, su mirada fija en su esposo. 

 —¿Cómo te sientes hoy amor? — preguntó, acercándose para rodear con su brazo la cintura de Sergio.

—Un poco cansado, pero bien — respondió Sergio, forzando una sonrisa. —He estado teniendo esos sueños otra vez, pero estoy bien.

Max frunció el ceño, su mente trabajando a toda velocidad. No podía permitir que esos sueños se convirtieran en recuerdos completos. —Quizás deberías tomar tus vitaminas prenatales ahora — sugirió, sacando el frasco que en realidad contenía las píldoras para mantener la amnesia de Sergio.

Sergio asintió y tomó las pastillas, sin notar la preocupación oculta en los ojos de Max. Mientras lo hacía, Max recibió una llamada urgente de uno de sus hombres. Se disculpó rápidamente y salió de la cocina, dejando a Sergio con sus pensamientos.



En la oscuridad de un callejón, Lewis Hamilton observaba la casa de Max con una mezcla de odio y determinación. Había sobrevivido al enfrentamiento anterior, aunque con graves heridas, y su deseo de venganza solo había crecido. Estaba decidido a destruir a Max y recuperar a Sergio, sin importar el costo.

Amanecer en la Oscuridad | Chestappen |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora