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Me doy otro vistazo en el espejo, pasando mis dedos por la falda blanca tableada y acomodando innecesariamente mi top del mismo color. 

Pasó algunos cabellos sueltos por detrás de mis orejas y ajusto otra vez mi cola de caballo. 

Vuelvo a aplicar un poco de gloss en mis labios y lo guardo en mi pequeño bolso. 

Podría decir que estaba lista, y solo estaba esperando unos minutos después del mensaje de Adrien indicando que me esperaba en la planta baja. 

Estaba muy nerviosa por todo lo que sucedería hoy, pero aún así, siempre debía salir bien vestida, pase lo que pase. 

Terminé de tomar mis cosas y salí de mi habitación, casi corriendo al elevador cuando esté estaba a punto de cerrarse, maldiciendo por lo bajo porque se cerró justo frente a mí. 

O no… 

—Eso estuvo cerca —hablo Luka frente a mí, dentro del elevador pulsando el botón que hace que las puertas se abran. 

—Cierto, gracias —le respondí, adentrandome al elevador finalmente. 

—Así que, ¿Te gusta el tenis? —me preguntó de la nada, supongo para romper la tensión.

—Algo así, será la primera vez que ponga mis clases en práctica —me confesé con una sonrisa divertida.

—Genial, es un buen deporte. 

Asentí en respuesta y volvimos a quedarnos en silencio por algunos segundos, solo hasta que él volvió a hablar.

—Por cierto, ya encontré un departamento y daré una fiesta, bueno, en realidad fue idea de mi hermana y ella organizó todo, pero me gustaría que fueras, será algo más como una reunión que una fiesta en realidad. 

—Seguro, mándame la dirección por mensaje —le respondí con una media sonrisa. 

—Grandioso, te la enviaré más tarde— las puertas del elevador se abrieron en el primer piso, por lo que yo salí primero y para mi sorpresa Luka salió detrás de mí— puedes llevar a quien quieras, como mi hermana dice, entre más, mejor. 

Le sonreí en respuesta, musitando un gracias y despidiendome con la mano antes de caminar en dirección a donde estaba Adrien, quien al verme guardó su celular en el bolsillo y me saludo con un medio abrazo y un beso en la mejilla. 

—Te ves hermosa.

Le sonreí en respuesta, dejando que él me guiara a la salida con una mano en la espalda. 

Por inercia, mire por detrás de mi hombro, pero no ví a Luka por ningún lado.

[...]

Me alivió bastante ver qué el lugar donde venimos a jugar tenis era en un club privado, casi a las afueras de la ciudad pero con muchas personas famosas reconocidas. 

Mi asombro iba en aumento conforme saludaba a las personas que Adrien me presentaba y ellas me reconocían al instante. Había olvidado por un momento que yo también era una persona famosa y reconocida a nivel mundial. 

He escalado mucho y me ha costado demasiado trabajo llegar hasta donde estaba, y haberlo olvidado por un momento para emocionarme por ver a alguna celebridad me hizo avergonzarme. 

Algunas personas se me acercaban con intenciones de acuerdos, ya sea con la marca Gabriel o con mi carrera como modelo. En ambas, yo me favorecía y aceptaba cortésmente las tarjetas de presentación que me ofrecían y prometía darles una respuesta antes de que terminara la semana. 

Finalmente llegamos a la cancha de tenis, donde Adrien y yo dejamos nuestras cosas en una de las mesas de jardín a un costado. El rubio se adelanta un poco a la cancha, donde puedo distinguir que una chica viene corriendo de ahí en dirección al rubio, y cuando llega a donde está él, salta a sus brazos mientras lo abraza por el cuello, y él responde su saludo dando una vuelta en su lugar y sujetándola por la cintura. 

BELLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora