Advertencia: smut.
No había pasado ni tres horas de que habíamos vuelto por fin a los Outer Banks.
Volvía a sentirme en casa, después de haber pasado un mes entero en una isla desierta con mis amigos.
Y haber tenido la despedida más fea con mi novio...
El grupo se separó durante un par de horas y cada uno se fue a sus casas para ir con sus padres a que los recibieran.
Kie y yo no pudimos contener las lágrimas cuando nuestra madre nos abrazó.
—¿Estáis bien? ¿Dónde habéis estado todo este tiempo? —Nos preguntó nuestro madre, para luego volver a abrazarnos.
—Joder, que angustia hemos pasado sin saber donde estabais —se unió papá al abrazo.
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Nuestros padres nos dejaron salir un rato.
Yo quise quedarme en casa, estaba agotada y necesitaba una ducha y dormir.
Pero mi hermana insistió y tuve que salir con ella con excusa de que Sarah quería hablar con nosotras.
Kie se notaba tensa, no sabía por qué.
Antes de llegar al muelle donde habíamos quedado con Sarah le pregunté:
—Kie, ¿Todo bien? Te noto algo tensa...
—Si, si... es solo que he discutido con JJ de un tema —pareció que forzase una sonrisa. Ella sabía que no me gustaba cuando mi mejor amigo y mi hermana discutían, y parecía que me estuviera ocultando algo más que eso...
—Vale... si quieres luego hablo con...
—No no, no te preocupes —me interrumpió- es algo que solo yo puedo solucionar con él.
Lo dejé pasar. No me apetecía discutir ahora con nadie y preferí quedarme callada hasta encontrarnos con Sarah, pero lo que nos tenia que contar tampoco mejoró mucho.
—¿Qué Rafe qué?... —dije en voz baja, incrédula.
—Que Rafe ha vuelto, esta aquí, en los Outer Banks, en mi casa —confirmó Sarah—. He escuchado que van a trasladar la cruz de Santo Domingo hacia aquí. Esta noche.
—Tenemos que contárselo a los demás —añadió Kiara con urgencia.
Siguieron hablando pero yo me quedé en blanco. Mirando hacia el mar que teníamos en frente.
Rafe estaba otra vez aquí...
Rafe...
—Max, Maxine —me sacudió el hombro Kie, sacándome de mis pensamientos—. ¿Estás bien?
—Si, si... tranquila —sacudí un poco la cabeza—. Solo estoy un poco despistada, nada más...
—De acuerdo...—Sarah no estaba muy convencida—. Bueno, a lo que íbamos. A las siete en caso de Jhon, les tenemos que contar todo.
Pero yo tenía otros planes antes de ir con ellos.
Mi pies empujaban el skate, intentado ir lo más rápido posible hacia su casa.
Tenía que verlo, aunque fuera solo una última vez...
Quería una despedida de verdad.
O por lo menos quedar bien entre nosotros.
Pasaron unos cincos minutos cuando llegué a su casa.
Me bajé del skate y, dubitativa, piqué a la puerta.
Por unos segundos pensé que no había nadie en casa, hasta que alguien me abrió y me lo encontré a él con un móvil en la mano, estaba en una llamada.
Se quedó quieto, sin decir ni una palabra, sus ojos iban a de arriba abajo.
