"HILL VALLE"

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El comedor real se extiende majestuosamente bajo un techo abovedado e iluminado por los rayos del hermoso sol que entran por los ventanales, al igual que la luz dorada de los candelabros se refleja en la vajilla de porcelana, y el aroma de las viandas recién preparadas flota en el aire. Mis hermanos, altivos y leales, ocupan los asientos a mi lado junto a sus hermosas prometidas. El rey oscuro, con su cabello como el vacío en el cielo y ojos profundos como dos pozos sin fin, sonríe con una mezcla de orgullo, complicidad y amor. A su lado, su hermosa madre Rhox, de mirada astuta y labios curvados en un gesto travieso, me lanza una mirada cómplice.
Mi padre, el rey Vennor preside la mesa al extremo opuesto. Sus ojos cansados, marcados por años de gobernar, de sufrimiento, se iluminan al ver a sus hijos reunidos. Madre, la reina Renarri, está a su lado, su belleza inmutable como la luna en su plenitud. Sus dedos acarician el borde de su copa de vino, y su sonrisa es un refugio seguro.
Los sirvientes se deslizan en silencio, llenando copas y platos con manjares exquisitos: cordero asado, pastel de puerros, y frutas frescas bañadas en miel. Pero no es la comida lo que llena mi corazón en este momento. Es la sensación de pertenencia, de estar rodeada de aquellos que comparten mi sangre y mi historia.
Miro a mi alrededor y veo a mi familia: sus risas, sus secretos compartidos, sus miradas cómplices. En este comedor, somos más que títulos y deberes. Somos hermanos, confidentes, aliados. Las tensiones políticas y las rivalidades quedan fuera de estas paredes; aquí, solo existe el lazo irrompible que nos une.
El reino de Laterrah se extiende más allá de las murallas del castillo, pero en este comedor, es nuestro mundo completo. Las velas parpadean, y el tiempo se estira como un hilo de plata. ¿Quién soy yo, Verena, sino la suma de estos momentos? Aquí, en esta mesa, soy hija, hermana, reina, amiga y él amor de alguien.
Y mientras el vino tibio acaricia mis labios, siento una gratitud profunda, entonces Neivan me miro y alzo su copa a mi salud con una sonrisa llena de gozo, me enorgulleció verla, ese chico que nunca me ha dejado sola y que se preocupa por mi, su ojos llenos de felicidad en parte son mi motor, Neivan también es mi familia y mientras yo viva él podré estar aquí junto a mí como si fuera mi esposo, "reí al pensarlo". Porque en este comedor real, rodeada de amor y legado, estoy completa. Y aunque los desafíos del reino nos esperan afuera, aquí, en este instante, todo es perfecto.
Colocamos a despedirnos, de Coen y Blaze que tienen que volver a sus reinos, le prometieron a mis padres visitarlos si es posible diario o que mandarían por ellos para que los llevaran. La tarde pasa llena de tranquilidad y muchos temas de conversación, Rhox se ha disculpado conmigo por lo que me hizo pasar Baalsa, pero le deje en claro y que puede estar tranquila con que ahora todo está bien y que no le guardo ningún rencor. La madre de Cyrus es una mujer hermosa y no solo por su físico, si no también por lo amable, noble y feliz que es a pesar de todo lo que ha vivido y de esa enorme cicatriz en su ojo, desde la ceja hasta abajo de su mejilla. La cual no le preste atención cuando la vi por primera vez. No entiendo como es que su esposo no la trato como lo merecía.
Papá, Kai, Neivan y Cyrus fueron un momento a montar algunos hipo grifos que se encuentran en las caballerizas, no sabía que existían hasta que Cirle me informó de ellas. De seguro también debe andar con ellos.

La torre de las estrellas con su hermoso atardecer está sobre nuestros ojos. Me encuentro en el pequeño balcón, mirando hacia el horizonte. El viento mueve mi cabello como si provocara que danzara sobre mis hombros.

— Bicho, ¿puedo hablar contigo?— la voz de Cyrus apareció detrás de mi espalda. Me giré sorprendida.

— Cyrus, ¿qué haces aquí? — sonreí — creí que irías a montar con Neivan, mi padre y Kai, antes de irnos, estoy segura de que ya no tardan en volver. —- mordí mi labio con suavidad al sentir nervios de tenerlo a unos dos metros de mi.

— No bicho, preferí quedarme — rasco su cuello mientras miraba el suelo. — contigo para despedirme antes de volver a Birsha — suspiró e hizo un pequeño gesto de tristeza, mi cuerpo sintió un ligero pesar al escucharlo. Observe cómo me extendió una carta que sacó del bolsillo de su saco.. — Es para ti.. también es una despedida.— asintió, yo tome la carta.

EL OTRO MUNDO 🌌 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora