"UN INSOPORTABLE VECINO"

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Al fin es viernes, son las siete con cuarenta y cinco minutos y ya debería estar en la universidad, ¡maldición! como es posible que haya olvidado poner la alarma. Coloque sobre mis pies que ya tenían los calcetines puestos, los tenis en color rosa pastel, perfectos para la combinación de mi outfit, un pantalón flojo color azul marino y una blusa corta en color rosa que deja ver un poco mi abdomen, ate mi cabello en una coleta alta, me maquille un poco y cepille mis dientes para al fin poner mi gloss con color.
Odio no ir recién bañada, pero tampoco es algo grave, todas las noches lo hago por si una desgracia como la que estoy viviendo en estos momentos pasa, corrí de nuevo a mi tocador y coloque el perfume con olor a flores y cítricos, tomé la mochila, acaricié a Dragón, regrese por la maqueta, ya que la había olvidado y salí disparada de la casa.
En el trayecto a la universidad, le envíe mensaje a Acela diciéndole que no pasaría a la librería por dinero porque se me había hecho tarde para llegar a mi destino.
Lo cual en cuestión de segundos envió su respuesta regañándome porque no comería nada y que por eso estaba muy flaca, para después enviar un corazón rosa y "cuídate mucho y aprende bastante mi niña".
Lo que ella no sabe es que ese mensaje me alegró la existencia camino a la "Universidad Valle 1965".
Para mi única y buena suerte,  el edificio escolar, queda a solo 6 minutos de la casa, al fin estaba llegando, era tanta mi emoción de que no me van a cerrar las puertas en la cara, cuando justo en la entrada tope de frente con un enorme y delgado, no mucho, chico que estaba de espalda y vestía de negro, desde sus pies hasta su playera, su cabellera era del mismo color, maldecí preocupada por la maqueta que había demorado hacer todo un día, pero agradecí que aún siguiera en su normalidad, cuando el chico se giró bajo la cabeza y me vio, tenía el ceño fruncido como si estuviera molesto, sus ojos profundos medianos y alargados, su piel pálida y el cabello le golpeaba ambos costados de la sien que el viento movía, su rostro alargado y pómulos más marcados lo hacían ver muy imponente, me sentía nada a su lado.
Su nariz mediana y labios gruesos, rosados, casi llegando a rojos, sus cejas eran espesas y sus pestañas medio largas, su mentón tiene un lugar poco visible que solo se pude apreciar de cerca.. jamás lo había visto y juro que me sentí muy intimidada por la forma en la que me veía.

Perdona no fue mi intención.. -  me disculpe con la preocupación de que me dijera o hiciera algo vergonzoso como todos aquí suelen llamarme o disfrutar de mis encuentros con Kaira, el chico de algunos 20 años no dijo nada, seguía con el rostro serio, sólo se giró en dirección de la entrada escolar. Me molesto que ni siquiera hablara, pero también agradecí que no me hiciera pasar una vergüenza, seguí detrás de sus pasos buscando el edificio de los de primer año, lo vi escabullirse entre la multitud de alumnos de tercer año yo aún con la maqueta en mano, llegue hasta el aula donde Neivan ya me estaba esperando.

Flaca, ¿estas bien? - respiro hobdo y el pelirrojo me tocó la mejilla, su helada mano provocó que me diera un poco de frío. - te vez pálida, ¿te sientes mal? ¿Estás enferma? - me miró con preocupación, solo negué con la cabeza y hablé hasta que pude recuperar el aliento.

Se me hizo tarde y venía casi corriendo Neivan, solo es eso.. - sonreí más calmada mientras me sentaba al fin en la silla - casi no llevaba esa bendita maqueta - hice una mueca y mire al pelirrojo.

¿Ahora que desgracia te paso Verengena? - rio un poco y se cruzó de brazos en su asiento, esperando con atención la historia que tenía para decirle.

Choque con un chico que jamás había visto en la entrada de la universidad y por un momento creí que eso  - apunte a la enorme cosa que parecía una caja - se había hecho una total piñata - reí y exhale más relajada, mire a la entrada del aula, un rubio muy elegante apareció por la puerta, sus verdosos ojos se cruzaron con los míos y sonrió contento.

Hola - se inclinó para darme un beso en la frente, justo delante de casi todo el salón, mis ojos expresivos y mi mejillas ardiendo de seguro me delataron. Pero sentía las miradas de todos, hasta del pelirrojo que me golpea emocionado el brazo. - ¿por que te vez pálida brujita? - susurro en mi oído y Víctor miró a todo el salón. - ¿qué? ¿Nunca han visto a una pareja o que? - rio, dejó sus cosas en la mesa delante de nosotros, se sentó en la silla y giró su cuerpo en nuestra dirección.

EL OTRO MUNDO 🌌 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora