Iba a matarla.
La maravillosa llamada de mi amiga en la que se me había comunicado, repentinamente, que tendría que coger un vuelo en el muy largo periodo de un día, viajar hasta otro país y pasar las navidades con gente que ni siquiera sabía de mi existencia, y encima, en contra de mi voluntad. Me había llegado de forma muy inesperada.Sabía que Leire podía llegar a ser muy impulsiva, pero hasta este punto. Desde luego que no.
Le había repetido, por activa y por pasiva, mi poco entusiasmo en su propuesta. Qué era básicamente colarme en su familia y obligar a todo el mundo a aceptarme como a uno más.
Pero poco le había importado.
Por no hablar de los momentos incómodos y miradas de lástima que tendría que soportar cuando contará el porque de que estuviera entrometiéndome en su estirpe familiar y no en mi propia casa.
Porque sí, iban a preguntar
Tras la llamada, había intentado por todos los medios, que mi amiga me aclarara la situación; le había llamado unas seis veces, mandado miles de mensajes y hasta le había escrito un correo, pero de nada me había servido, porque mi amiga se había propuesto ignorarme.
Entonces, sentada en un banco frente al puerto, con mi café a medio acabar en las manos, y con Ayrton mirándome con curiosidad, entendí que Leire no iba a ceder.
Así que por muy en contra que estuviera con aquello,tendría que pensar en lo que iba hacer.
Una opción era dejar tirada a mi amiga y ni siquiera coger ese avión, pasar la navidad sola en mi casa y quejarme, como todos los años, de lo pésima que era mi vida.
¿Pero de verdad iba a hacerle eso a mi amiga?, se que quizá no había sido de las mejores decisiones que Leire podía haber tomado a lo largo de su amistad con migo, pero no lo había echo con maldad.
Recuerdo darle la chaparra cada navidad sobre lo triste que era que ella pudiera marcharse con su familia y que yo me quedara ahí sola en nuestro pisito.
Y recuerdo la envidia que sentía cada vez que Leire volvía de sus vacaciones y me contaba las maravillosas anécdotas que había vivido en su casa.Obviamente,me alegro muchísimo por ella. Leire se merece la familia de la que tanto presumía y me encanta que sea tan feliz, pero no podía evitar querer lo mismo para mi.
Y ella sabía lo sola que me sentía. Lo había echo por mi.Además no quiero ni imaginarme lo mucho que le habrán costado esos billetes. Un vuelo de última hora a Francia y sobre todo en navidad no podía ser nada barato. Y si no me presentaba en el aeropuerto,mi amiga perdería todo el dinero.
Reflexionar sobre la decisión de mi amiga, me había calmado el enfado un poco, quizá no era tan malo como había pensado.
Además, ¿no era eso lo qué anhelaba tanto?,esa sensación de familiaridad qué tanto hacía que no experimentara.
Al pensar en vivir aquello de nuevo, una sensación de felicidad recorrió mi cuerpo.
Suspiré poco convencida.
-Vamos Ayrton.- Le dije a mi perro mientras me levantaba .- Nos vamos a Francia.
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ᴛᴜ, ʏᴏ ʏ ʟᴀ ʟᴜɴᴀ; Robin Le Normand
RomanceVera vuelve a San Sebastian tras pasar mas de 2 años en Londres para tratar de olvidar los fantasmas de su pasado, al llegar al mirador al cual solía ir para despejar su mente, no puede reprimir las lagrimas y comienza a llorar, pero se percata de q...