U N O

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—Cariño ya que vas a subir,¿Puedes llevarle esto a tu hermano,porfavor? —Me pide mamá exhausta desde la sala de estar de la casa donde nos quedaremos los tres próximos meses.

—Claro mamá—Me acerco a darle un abrazo para darle más energía y siento que funciona porque al separarnos veo como esboza una sonrisa.

Me encanta esa sonrisa,según mi padre,tengo la misma,al igual que con los ojos,ambas tenemos los ojos del color del cielo,mientras que mi hermano Óscar es un calco de mi padre,con su pelo del color del chocolate y esos ojos brillantes como la esmeralda.
A veces pienso que si mi hermano fuera más mayor no sería capaz de distinguirlos.

Subo las escaleras con la caja entre las manos y una vez llego al cuarto de Óscar dejo la caja en el suelo.

—Enano, deberías de plantearte ordenar esta pocilga.Esto parece la cueva de un oso.

Siento un impacto en la cabeza y antes de que me dé tiempo a procesar que ha sido Óscar empieza una guerra de almohadas.

—¡Te vas a enterar renacuajo! —Le devuelvo los impactos con una almohada de su cama.

—¡Eso si yo lo permito! — Apenas le escucho,pues empieza a reírse mientras trata de esquivar las almohadas.

Aunque Óscar ya es un adolescente me gusta el hecho de que con la familia sigue siendo igual de niño que siempre,un niño con los primeros pelos que parecen ser un bigote,pero un niño al fin y al cabo.

Cuando la guerra de almohadas parece haber acabado nos tumbamos uno al lado del otro agotados. —Tenemos que bajar a cenar o las pizzas se van a enfriar— Recuerdo antes de levantarme camino a la cocina.

Una vez sentados en los taburetes cenamos mientras papá nos cuenta sobre el supermercado de la zona al que ha ido a comprar algunos suplementos que nos hacían falta.

—Al parecer los dueños del supermercado tienen una hija y es de tu edad Bianca,si te apetece mañana me acompañas y así la conoces.—Propone mi padre,yo acepto animada al saber que voy a empezar a hacer amigos antes de subir a mi habitación.

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—Buenos días princesa— Me pongo feliz al oír el apodo con el que me llama mi padre desde que soy una niña.

Me desperezo mientras le devuelvo el saludo con una sonrisa.

—Prepárate y en 10 minutos vamos al super—Me dice papá con una sonrisa amable antes de salir de mi habitación.

Salgo de la cama en dirección al baño.Me recojo mi melena castaña en un semi recogido y me visto casual con una camiseta y unos shorts,pues todavía tengo algunas cosas en la maleta y es lo primero que he visto.

—Toma cariño,desayuna algo antes de salir—Me indica mamá acercándome un plato con unas tostadas mientras entro a la cocina.

Me termino el desayuno y me acerco a despedirme de mamá con un beso en la mejilla.

—Ya me contarás qué tal con tu nueva amiga. —Escucho la voz de mamá antes de salir por la puerta en dirección al coche.

Salir con papá es divertido,me relajo y a la vez me lo paso bien con él. Por el camino me va explicando como llegar a ciertos lugares desde casa por si algún día lo necesito.

Una vez llegamos entramos al supermercado y wow,era más grande de lo que me imaginaba. Hay una fila de pasillos que no puedo contar a primera vista de lo larga que es.

—¡Hola!—Me sobresalto al escuchar eso a pocos centímetros de distancia.

Me giro y veo a una chica que aparenta tener mi edad,aunque ella es más alta que yo,calculo que medirá alrededor de 1,70,y tiene el pelo afro mas bonito que he visto nunca.Su piel es brillante y bronceada,y tiene los ojos oscuros como la madera.Esta chica es preciosa.

—¡Hola! Me has asustado un poco —Le digo entre risas.

—Ups,no era mi intención. Encantada,yo soy Shanon. —Me contesta con otra sonrisa en la cara que me pone contenta.

—Lo mismo digo,yo soy Bianca. Mi padre me habló un poco de tí y de vuestro super — Le comento admirando la amplitud del lugar.

—Bueno viene de familia,mis abuelos lo abrieron y luego pasó a mis padres y ellos abrieron otro en la ciudad de al lado—Explica antes de agarrarme del brazo amistosamente.

Me lleva hasta una caja registradora que parece estar averiada y se sienta encima con una bolsa de snacks.

—¿Cuanto tiempo os vais a quedar aquí? —Me cuestiona metiéndose una patata en la boca.

—Pues los tres meses de verano si no me equivoco — le respondo mientras me siento a su lado.

—Genial,vamos a tener tiempo para hacer todo tipo de planes.¡Te tengo que presentar al grupo!

—Bianca,ayúdame con estas bolsas porfavor.—Escucho a mi padre desde la caja donde está indicándome que ya nos vamos.

—Pues nos vemos este domingo,todos los domingos jugamos al voley en la playa,te recojo aquí a las 10:30.—Me indica antes de levantarse de la caja registradora y perderse entre los pasillos.

Tres fugaces meses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora