Capitulo 2

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Oscuridad infinita sin ningún ápice de vida, donde solo las estrellas bailan al ritmo del sol y la luna.

Una mujer admiraba por completo el cielo, enfocada en las estrellas que brillavan y le maravillaban mas desde que dejó el paraíso, desde que fue desterrada de su hogar se sentía mas libre que la aves que volaban por el cielo.

En los ligeros momentos que estaba sin nadie a sus alrededor, sin Lucifer y sus ángeles caídos se sentía como el viento, libre y sin ataduras.

Aun maravillada por el cielo nocturno de la tierra desolada vio como una estrella dorada comenzaba a aparecer lentamente como un pequeño sol.

Pero como si hubiera sido un ave callendo del nido, la estrella dorada comenzó a caer sin detenerce en ningun momento, destruyendo la paz que el cielo tenía.

La pequeña mujer no supo como sentirse al ver la estrella crecer y crecer en el cielo, acercándose más y más al lugar donde estaba sentada.

A pesar de ver donde se hiba a estrellar la mujer no se movió, ni se inmutó por la estrella dorada que estaba por golpearla por que sintió el calor de esa estrella.

Sintió más calor que cuando fue creada, incluso más calor que Adán o Lucifer intentaron darle, en esa estrella pudo sentir algo que no sabe como ponerlo en palabras.

Pero ella se equivoco por completo al esperar que no le hiciera daño, cuando la estrella golpeó el suelo ella se quemo por el fuego dorado que emanaba la estrella.

Las quemaduras fueron graves para ella, ese fuego quemo su piel hasta mostrar sus propios musculos, pero algo en ella le decía que no se alejara del fuego, que se quedara y que fuera purificada.

Así que ella comenzó a acercarse lentamente al centro de la estrella mientras era quemada lentamente, abriéndos pasó a paso al corazón de la estrella.

Entre las flamas doradas pudo ver a un hombre completamente vestido con una armadura negra y una espada gigante cubierta en fuego entre los dedos de su mano.

La espada era la que liberada las llamas doradas, las llamas que estaban consumiendo su cuerpo dejando de ella nadas más que carne calcinada.

Como si el hombre hubiera tomado conciencia, el atacó.

Pudo ver en todo su esplendor como aquel hombre tomaba la espada con sus manos y intentava dar un corte letal, pero como una marioneta sin hilos el hombre cayó sobre sí mismo.

Y como si todo hubiera sido una pesadilla, el fuego se fue y su cuerpo estaba sano de nuevo, pero la mujer sintió su alma completamente lastimada.

Lo que quemo el fuego fue su alma no su cuerpo, sorprendida ante ese suceso se acercó más al hombre caído y lo tomó de la cabeza, delicadamente pasándola sobre su regazo.

Cuando acamodo la cabeza del hombre en su regazo, poso sus manos a los lados del casco y lo quito con un poco de dificultad.

Dejando de lado el casco la mujer pudo ver la cara del hombre, el hombre tenía un rostro atractivo con rasgos afilados pero suaves en su estado inconsciente.

El era perfecto a la vista de la mujer pero dejó de admirar sus rostro cuando vio que en su cabeza habían citrices, pasando sus dedos ligeramente sobre una de ellas tubo una idea.

De sus dedos comenzó a salir una energía púrpura que tomó forma de hilos delgados los cuales comenzaron a entra por las cicatrices del hombre.

Mientras hacía eso. unos pasos comenzaron a sonar desde la dirección de su espalda.

-"Lilith"-

Una voz masculina hablo detrás de ella interrumpiendo la paz que había en el lugar.

-"Que quieres Lucifer"-

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