Apologize

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Vegas caminaba tranquilamente por una de las calles adyacentes a la heladería, sumido en sus propios pensamientos. De repente, una imagen familiar captó su atención a través del ventanal transparente del local.

Vegas observaba desde la distancia, ocultando su identidad bajo unas gafas oscuras. Sentía una mezcla de impotencia y determinación al ver a Pete junto a Lucca, el hombre subjefe de la Mafia. Sabía que recuperar a Pete sería una tarea difícil y peligrosa, pero su impaciencia y su amor por el joven lo impulsaban a actuar, sin importar las consecuencias.

Mientras Pete y Lucca compartían ese momento en la heladería, Vegas pasó de largo, manteniendo su verdadera identidad en secreto. La conexión visual entre Pete ellos encendió las alarmas en el corazón del muchacho. Eso era justo lo que Vegas deseaba. Por ahora, debía mantenerse alejado y esperar a reencontrarse con Pete cuando estuviera solo.

Vegas apretó los puños con frustración al ver a Pete tan cerca, pero tan lejos a la vez. Lucca representaba un obstáculo que debía sortear si quería recuperar a su amado. Sin embargo, su determinación era inquebrantable. Tarde o temprano, encontraría la oportunidad perfecta para acercarse a Pete y llevar a cabo sus planes, sin importar los riesgos que eso pudiera implicar. Su amor por el joven era más fuerte que cualquier otra consideración.

Pete, por su parte, había caído en su trampa. La mirada de Vegas había sembrado la duda y la incertidumbre en el muchacho, haciéndolo sentir vulnerable. Eso era justo lo que Vegas necesitaba para poder llevar a cabo su venganza sin dificultades.

💙🖤💙

Días después, Pete vagaba solo por las calles de la ciudad, buscando un regalo para el cumpleaños de Lucca. Escapó de la vigilancia de sus guardaespaldas con la intención de encontrar algo especial para el viejo mafioso, con la intención de sorprenderlo con algo especial.

Entró en una joyería, luego en una perfumería, pero nada parecía adecuado.

De pronto, una figura familiar apareció ante él. Era el hombre de las gafas oscuras, aquel que había visto pasar junto a la heladería. Pete sintió un leve sobresalto, pero trató de mantener la calma.

—Vaya, vaya, pero si es mi joven amigo—dijo el hombre con una sonrisa enigmática —Me parece que estás buscando un regalo especial. ¿Acaso es para tu novio?

Pete lo miró con desconcierto, sin saber cómo reaccionar. Algo en la actitud del hombre le resultaba inquietante.

—No es mi novio—respondió con cautela- Es un amigo cercano que cumple años pronto.

—Ya veo, ya veo, Entiendo-dijo el hombre, asintiendo mientras lo observaba con una mirada intrigante—Permíteme presentarme. Mi nombre es Dan, quizás no tuvimos la oportunidad de conocernos antes.

Extendió su mano. Pete lo miró, sintiendo una mezcla de curiosidad y desconfianza.

—¡Pete!—dijo finalmente, alargando su mano para un apretón de manos.

— Un nombre encantador —comentó Dan, con un tono casi seductor.

— No soy una chica—respondió Pete, con un toque de desdén, molesto por la forma coqueta  de aquel hombre— Guarda tus halagos para otros.

Dan sintió que su corazón latía con fuerza mientras tocaba la mano de Pete, deseando abrazarlo, sentir su cercanía después de tanto tiempo.

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