Capítulo 7 : Dolor

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Es otro día más en esta isla, y por ahora no tengo el conteo exacto de cuantos quedamos, las cajas misteriosas llegan cada mañana en la madrugada, casi siempre tren comidaj y agua, pero son pocas las veces en las que traen algo de medicina, no sie...

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Es otro día más en esta isla, y por ahora no tengo el conteo exacto de cuantos quedamos, las cajas misteriosas llegan cada mañana en la madrugada, casi siempre tren comidaj y agua, pero son pocas las veces en las que traen algo de medicina, no siempre ocurre, supongo que los que nos tienen aquí, prefieren vernos matarnos unos a otros, que vernos morir de hambre.

Ahora mismo estamos caminando para ver si podemos seguir explorando más la isla, pero no creo poder encontrar otra salida.

Disen qué lo que nunca muere es la esperanza, y creo que eso es lo que mantiene a Raquel con vida, pero siempre e pensado, ¿Qué pasará cuando esa esperanza desaparezca?
¿Seguirán pensando que si hay respuestas?.

La esperanza es buena, pero también tiene su lado malo, si tomas demasiada esperanza podrás flotar en ella, pero esa misma es la que luego te hace dudar de ti o de tu alrededor, y tarde o temprano te darás cuenta que en realidad te estabas ahogando dentro de ella.

Tal vez solo sea mi idea, pero no por eso quiere decir que sea diferente y si lo soy no me importa, hace tiempo que dejo de importarme la opinión de los demás.

Antes solía querer que la gente me quisiera, tanto al punto que cambiara partes de mi, solo por querer encajar en una relación que no era posible ni estable.

—¿Crees que podríamos salir de aquí? — la pregunta de Raquel me saca de mis pensamientos.

—No estoy segura — es lo único que puedo decir, y no es mentira.

—Tal vez si encontraramos un teléfono o algo, podríamos tener oportunidad.

—Aunque lo pudiéramos encontrar, no sabrían encontrarnos, estamos en una isla en quien sabe donde.

—Si pero, podrían rastrear la llamada.

—Lo dudo mucho — con amargura casi miro a otra parte.

Ella parece entender, que ya no me gusta el ritmo que lleva la conversación.

Hablar y relacionarme con personas, nunca a sido mi fuerte, siento que estar rodeada de personas es algo inútil, si a la final siempre cae la máscara qué oculta ti verdadero ser.

Ese que desprecia a todo el mundo, y quieres ocultar pero, no siempre ocurre como queremos.

Las cartas juegan en nuestra contra, y solo debemos aceptar que somos perdedores.

—Perdón — digo mirándola —. Se que probablemente quieras escuchar un “si podremos salir de aquí”,pero simplemente yo me niego a tener que mentir, la realidad es dura y también difícil de aceptar, pero no podemos creer en una falsa fantasía.

Ella me mira con los ojos cristalisados por las lágrimas que quieren salir, pero ella lucha para que no salgas.

Los sentimientos no se pueden controlar, no al menos que ya seas una experta en ocultar tus emociones y sentimientos.

Y es justo lo que le pasa a ella en estos momentos, intenta pelear con su verdadero ser, intenta cambiar pero, es complicado cambiar de la noche a la mañana tan fácil. Ya sin más, las lágrimas se derraman por sus mejillas, abrazándome fuertemente, pegando su rostro contra mi hombro mientras se desahoga.

No la quito, solo le paso la mano sobre la espalda, intentado darle consuelo, es algo que a mi nunca me dieron, nisiquiera una conversación como la que acaba de dar, las lágrimas nunca volvieron a caer desde aquella vez, esa vez descubrí que no todo es color de rosa.

La realidad es totalmente diferente a como lo pensamos, la realidad duele y lastima como ninguna otra, pero el ser humana, simplemente se niega a verlo de esa manera, es esa venda qué nos cubre para que no veamos lo cruel que puede llegar a ser la realidad.

Pero aún con todo ese dolor, debemos admitir lo que es, despertar y mantener la frente en alto, sin dejar que nadie nos lastime, cambiar el corazón por uno de hielo congelado. Cambiar todo tu ser, para poder avanzar sin mirar atrás.

Tantos cambios a la vez puede sonar difícil, pero, si de verdad quieres algo, puedes lograrlo, sin importar que tan alto sea el escalón.

—No importa cuantas veces caigas, si no las veces que te levantes — le digo en un susurro serca de su oído.

Ella asiente y se levanta limpiando sus lágrimas.

—Tienes razón — dice y me abraza otra vez.

—No te prometo nada, pero haremos lo posible para salir de aquí.

Ambas nos levantamos y nos disponemos a seguir explorando.

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Gracias por leer✨

🍂: Bien, creo que las cosas van bien, déjeme saber que opinan, nos vemos en el próximo capítulo🍁.

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