Jennie Kim, una reconocida y talentosa doctora es contratada como médica privada para un equipo de Fórmula 1 mundialmente famoso.
Todos en el mundo de la F1 admiran su belleza y habilidades médicas, ganándose la aprobación de los pilotos y técnicos...
Después de unos largos segundos en los que "Liz" y la rubia se miraban desafiantes, la recepcionista hizo una aparición y Jennie se lo agradeció internamente.
"Señorita Manobal, tiene tres mensajes de un hombre llamado Kang Seung Yoon. Los enviaré directo a su habitación, ya que parecen ser un poco privados."
"Claro. Muchas gracias", le dijo a la recepcionista. "Te veré en la pista, Park."
La rubia solo la vió alejarse y gruñó con molestia.
"Detesto a Lisa", susurró para sí misma.
"Señorita Kim, aquí tiene las llaves de su habitación, es la 401, y le ofrezco una enorme disculpa."
"No hay problema." Jennie tomó la llave y comenzó a alejarse rápidamente de Rosé.
"¡Espera!" Rosé la tomó por el brazo, haciendo que la coreana se tensara. "Lo siento, te estaba buscando después de que me vieras desnuda para decirte que tus maletas se quedaron en mi habitación."
"Oh." Jennie no sabía qué responder ante eso. No podía creer que había visto desnuda a esa mujer, y no era cualquier mujer, para Jennie era una de las más hermosas que había visto. "Iré por ellas ahora mismo."
"No hace falta, le diré a mi asistente que vaya a dejártelas a tu habitación. Si mi memoria no falla, es la 401."
Jennie asintió aún apenada. No sabía qué era lo que pasaba con ella, parecía que al poner un pie en ese hotel se había vuelto más tímida.
"Y en lo que mi asistente lleva tus maletas a tu habitación, tal vez deberíamos ir a tomar algo."
Esa propuesta había agarrado por sorpresa a la pelinegra. En otras circunstancias diría que sí de inmediato, pero no estaba lista para ir a beber algo con una desconocida a la cual le había visto el cuerpo sin una sola prenda.
"Me gustaría aceptar tu oferta, pero tengo que trabajar mañana, así que ahora me iré a preparar y no te preocupes por las maletas, yo misma las sacaré. Gracias." Jennie no esperó la respuesta de la rubia y salió casi corriendo hacia el elevador.
Fue lo más rápido que pudo hasta la habitación de Rosé y tomó sus maletas. No quería volver a encontrarse con la más alta. Con mucha rapidez caminó por los pasillos nuevamente en busca de su habitación.
Cuando por fin estuvo dentro de la nueva habitación, se aseguró de que no hubiera nadie y se recostó unos minutos. Miró su celular y se dio cuenta de que tenía mensajes de sus amigos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.