Cinco

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La cabeza le estaba por estallar, se supone que es domingo y debe estar en casa descansando, pero por culpa de los malditos suizos se la pasó la noche entera en ese maldito escritorio. Un puto paquete se retrasó, lo que ocasionó un pequeño problemita a la hora de contar la mercancía. Casi termina debiendo medio millón de pesos, jodida estupidez.

—Mierda... Tengo mucho sueño.

—Suigetsu cierra la boca. Harás que también me de sueño —Karin estaba luchando contra todo para no quedarse dormida.

—¡Por fin!, Ya solucioné la situación, es hora de dormir.

—Maldito Shikamaru. Bien, todos a casa, los quiero aquí temprano —ordenó Sasuke mientras se colocaba su saco, tenía la ropa desordenada pero era lo de menos, ya quería ir a casa a dormir, estaba cansado.

—¿Temprano?, Qué, ¿Mañana no coges o qué?, Siempre llegas tarde apestando a perfume femenino, no ha Doncel, que debería ser lo adecuado, en segunda, ¿Tú?, ¿Llegando al trabajo sin desayunarte un culo? Es raro —desde que se conocen, Karin siempre ha sido la única en regañar o hablarle de ese modo a Sasuke.

—Cierra la puta boca o haré que te quedes aquí hasta mañana.

—¿Te dejó?

El azabache no dijo más y se fue de la oficina que compartía con sus colegas, se subió a su auto sin saber que hacer, Karin tenía razón en una parte, desayunar un buen cuerpo era parte de su rutina. Ahora que no tenía a Sakura, ¿Que iba a hacer?

Su teléfono comenzó a vibrar, eran las 9:20 a.m. el nombre registrado correspondía a "dobe" inmediatamente supo de quién se trataba, dudo en contestar pero al final lo hizo.

—¿Qué quieres? —tan tosco, como siempre.

—¿Estás bien?, Anoche no llegaste a casa, estaba preocupado por ti, no contestaste mis mensajes —por alguna razón la voz del contrario de escuchaba entre cortada, como si estuviera enfermo.

—Estoy por ir a casa. ¿Qué tiene tu voz? —preguntó.

—No es nada, sólo tengo algo de calentura. Nada más.

—¿Donde estás?, Se escucha mucho ruido de fondo.

—Vine a la universidad para ver si aprobé. Y si lo hice, obtuve el tercer lugar.

—Quedate ahí, pasaré por ti —y entonces colgó. No sabía porque pero esta vez pasaría por el a la escuela. Cuando estaba por llegar vio como muchos estudiantes salian del lugar, unos emocionados y otros deprimidos, una extraña sensación recorrió su cuerpo, que raro era que tu esposa aún fuese a la escuela.

Aparcó el auto y se bajó de el. Tomó su celular y volvió a llamar al número de antes. No esperó mucho a que contestara.

—¿Dónde estás?

—Al entrar te vas a topar con una escultura, gira a la derecha, habrán muchos arbustos bien podados, sigue del mismo lado hasta encontrar la puerta que diga sala de reuniones, estoy allí.

El mayor siguió todas las instrucciones, llamaba la atención de todos, se sentía el centro de atención, todos le apuntaban y murmuraban, hasta que oyó el susurro de una plática.

—¿No es ese el hombre dibujado por el pequeño rubio de artes? Seve más guapo en persona.

—Baja la voz.

No le tomó importancia y entró a la sala, lo primero que vio fue al rubio sentado en una escalera platicando con un mocoso.

Se acercó a él para indicarle que ya debían irse.

Ese Doncel es Mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora