Cuéntame un poco de ti, tu dolor lo sentí
Aunque te cueste hablarlo me lo puedes decir
En tus ojos verdes vi un poco de gris
Pásame tu abrigo, abrázame
No soy buena para el frío ni seré
Pero esta noche contigo encontraré
Mi cama en tu sofá
Tu brazo...
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–Pues que así sea, Señorita Alonso. –la sonreí.
Cerró los ojos, supongo que con intenciones de dormir, ya que desde el estadio al hotel hay más de una hora.
Que guapa es. Como si la hubieran esculpido los mismísimos dioses griegos. Tanto por dentro como por fuera. Me he fijado, que por las mañanas, saluda a todos los camareros, cocineros, servicio de limpieza,... básicamente a todo el mundo que se cruza con ella. Y si hablo del físico, no acabo. Simplemente su cara ya es una maravilla, el hoyuelo en su mejilla izquierda, y sus ojos marrones con un tono avellana le quedan perfectos. Ella es simplemente perfecta, aunque le saque una cabeza.
Y tiene un culito respingón que te encantaría observar más de cerca ¿verdad?
Pues sí, para qué mentir.
"Deja de mirarla tanto, acosador 😜😆", leí la notificación de mi teléfono.
Alce la mirada para fijarla en la de Oyarzabal.
Oyar ⚽
Deja de mirarla tanto, acosador 😜😆.
No la estoy mirando.
Si y yo soy inglés no te jode. Tu y yo vamos a tener que hablar.
No vamos a hablar de nada.
Anda que no 🤣
Rodé mis ojos, y negué con la cabeza. Apoyé mi cabeza en la ventanilla para intentar dormir un poco. Y olvidarme de la rizada sentada junto a mi un rato.
–Si no se despiertan, los dejamos aquí hasta mañana y ya está. –habló una voz lejana.
–Si hombre, pobrecillos.
–Dejarme a mi –habló Mikel–¡Mara Alonso Etxeberria, esnatu zaitez oraintxe bertan, bestela ez dezu izango txokolatezko natilarik afaltzeko! –gritó oyarzabal –Ta zuk ere zubimendi, bestela Luiseri esatego diot bihar gimnasiora goizean goazela .
–¡Joan pikutara behingoz Oyarzabal! –dijimos a la vez Mara y yo.
–No, si ahora se sincronizan y todo, tócate los cojones. –se indignó morata –pues cuando queráis bajáis –declaró –Oye bro, ¿Qué has dicho? –le preguntó éste al vasco que nos había gritado anteriormente.
–Amenazas. –rió.
–Bueno, va, que me levanto, pero callaros de una puñetera vez. –espetó Mara.
