4. Capítulo

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La Baba


Sonreí al ver el mensaje, estos detalles son de verdad lo que marcan la diferencia, entre una amiga, y una buena amiga

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Sonreí al ver el mensaje, estos detalles son de verdad lo que marcan la diferencia, entre una amiga, y una buena amiga.

Marita ❤

Gracias de nuevo Maitia.

Eres increíble.

Buenas noches ❤.

(acuérdate que me debes una cena campeón)

(Me acuerdo perfectamente)

Tú también eres maravillosa.

Buenas noches, rizos ❤.

Al día siguiente bajé apresurado al comedor

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Al día siguiente bajé apresurado al comedor. No quería encontrarme con Oyarzabal y menos con Álvaro.

–Buenos días –entré al comedor, me serví mi desayuno y me uní al grupo de compañeros que había en una de las mesas.

–Hombre Zubimendi –Lamine llamó mi atención– ¿Qué tal anoche?

–Tu también no por favor. He bajado, corriendo, más que en un puto partido y he prescindido de horas sueño para no encontrarlos, y no tener esta conversación. –suspiré, apoyando mi espalda en la silla. El rió, al igual que Fermín y Nico, que estaban pendientes a la conversación.

–Buenos días, gentucilla. –Mara entró al comedor con una sonrisa, y la amabilidad que le caracteriza. Fue a saludar a los trabajadores del equipo técnico, es decir a su padre el cual abrazó. Saludó a los cocineros, mientras se servía el desayuno.

Esta niña es adorable

Saludó con una abrazo a Mónica, la cual se encontraba hablando por teléfono en una esquina, y vino hasta nosotros. Abrazó a cada jugador, y hizo lo que hacía todas las mañanas–preguntarles que tal están, si necesitan algo, si han dormido bien, si les duele algo– lo típico.

–Buenos días, Marti–me abrazó, y me dio un beso en la mejilla que se sintió como agua en el desierto. Se sentó a un lado de la mesa, para hablar con los jugadores que se encontraban ahí.

Por ti | Martín ZubimendiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora