6. Capítulo

288 14 2
                                    

Otra vez será


Maratón 1/?


Sonreí al oír mi móvil sonar, por una notificación de mi padre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sonreí al oír mi móvil sonar, por una notificación de mi padre.

A.Aita ❤❤

Cariño, estás en el hotel?

Noo, he salido un rato con esta gente
para ver los puestecitos.

Pues dile esa gentuza que se han olvidado
que tienen reunión.

¿Llegan?

Si, han tenido suerte y la han pospuesto.

¿Puedo asustarles un poquito?

Haz lo que te parezca, cariño mío que se lo
han ganado a pulso.

Sonreí al terminar la conversación con mi padre, una idea traviesa formándose en mi mente. Miré a Marti, que aún tenía su mano en mi muslo, y le susurré:

–Tenemos que regresar al hotel. Se han olvidado de una reunión, pero la han pospuesto. Vamos a darles un pequeño susto. –dije picara.

Marti sonrió, entendiendo inmediatamente lo que quería hacer. Nos levantamos del banco y nos dirigimos hacia donde estaban los demás.

–Chicos, tenemos que volver al hotel –anuncié, tratando de mantener una expresión seria.

–¿Qué pasa? –preguntó Álvaro, mirándome con curiosidad.

–Tenéis una reunión que habéis olvidado –respondí, tratando de sonar convincente. Hice una pausa dramática–. Y Luis no está nada contento. De hecho, dijo que si no llegáis a tiempo, tendréis que hacer una sesión extra de entrenamiento mañana temprano.

Las caras de preocupación se transformaron en pánico al escuchar la última parte. Navas y Pedri se miraron con horror.

–¿Estás hablando en serio? –preguntó Oyarzabal, tragando saliva.

–Totalmente –respondí, manteniendo la compostura–. Pero tranquilos, si nos apresuramos, llegaremos a tiempo y no habrá consecuencias. Ya podéis correr.

Nos apresuramos de vuelta al hotel, algunos de los chicos casi corriendo, tratando de no arriesgarse a una sesión extra de entrenamiento. Marti y yo intercambiamos miradas divertidas mientras seguíamos al grupo, y nos reíamos disimuladamente.

Cuando llegamos al vestíbulo del hotel, los chicos se dispersaron para prepararse rápidamente para la reunión. Marti y yo subimos juntos en el ascensor, disfrutando del último momento de tranquilidad antes de la pedazo de bronca que me va a echar Morata cuando se entere de que ha corrido para nada.

Por ti | Martín ZubimendiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora