Capítulo 12

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♪Takia♪

Respiro tratando de calmarme mientras mi pie se mueve por los nervios que me abrazan

Me disculpe por no prestar atención y solo me regaño por mi falta de atención y me pidió que no se repita. Muerdo el lápiz viendo como escribe la formula del ejercicio en el pizarrón y voltea para explicar una que otra cosa. ¡Ni siquiera me mira!

Es mentira eso de que si miras directamente a una persona está sentirá tu mirada

No nos vemos desde hace años y lo que recibo es un regaño...más no un “Te extrañe”. Porque yo si le extrañe no me importa que halla elegido a Liria sobre mi, ella era su novia y yo solo su amiga, tenía razón al preferirla a ella

Escucho mi nombre en su voz y me enderezo tratando de recordar que había dicho, solo mantiene una mirada neutra y yo sonrió nerviosa, dicen que las miradas y expresiones dicen todo, pero parece que sin importar la edad los maestros no comprenderán que cuando un estudiante solo sonrie y se queda mudo despues de una orden es porque no la escucho

Ahora me está mirando y no solo él sino también el resto de mis compañeros, me incomoda no saber que debo hacer o que quiere... Qué baile macarena, que grite, aplauda, lloré (es un buena idea)... ¡¿Qué quieres de mi?!, ¡Deja de mirarme y dilo!

Veo como rueda los ojos y señala disimuladamente el pizarrón, miro el ejercicio y con decir que no entiendo nada ya se que solo pasaré vergüenza, una chica prodigio pero no puede contra las matemáticas. Si, yo y las matemáticas no nos llevamos

Me levanto indecisa y rezo caminando al frente, cuando voy a tomar el marcador el timbre suena. ¡Gracias!, sin que nadie me vea hago un pequeño gesto de victoria y regreso con la frente en alto a mi asiento mientras Allan da unas indicaciones sobre la tarea para la próxima semana.

Cuando ya no queda nadie en el salón me acerco a él —A...

Me interrumpe —Señorita Wenzel, el maestro dejó unos ejercicios para usted. Me dijo que sabría que hacer

Frunzo el ceño y tomo las hojas, kairy se enfermó un tiempo y no asistí a clases para cuidarla, los maestros conocen que soy madre, estudiante y trabajadora a la vez por lo que me dieron proyectos para recuperar esas clases perdidas

—Gracias, pero yo...

—Tengo que retirarme, tenga lindo día

¿Pero qué?

—¡Allan!— se detiene pero no me mira —No se que te pasa pero me gustaría hablar contigo

No me falles está vez

—Lo siento...estoy ocupado

Esas palabras fueron como un puñal abriendo una herida que creía cerrada

—Lo siento Takia, esto ya estaba planeado

—Entiendo, las personas siempre están ocupadas pero cuando me necesitan soy la primera en detener mis actividades y escuchar— susurro molesta y seco la lágrima involuntaria que amenazaba con salir

Solo ahí me mira —¿Qué has dicho?

Ni siquiera a preguntado por frijolito, su interés en cuidar y saber de él solo era un vacío. Camino dispuesta a salir y al pasar a su lado susurro —Nada, señor Susyer

Me detengo en el patio y me siento en las gradas observando el árbol

—Sabes me gusta cuando tiene flores amarillas y están caen. Parecen hojas de cerezos solo que estás son amarillas— recogí una del suelo y la lanze para disimular su caída

—Si son bonitas, entonces...¿Somos amigos?

Me crucé de brazos ya estaba cansada de repetirlo —Ya te dije que eso se gana

Estiró un poco su camisa y miró a otro lado —¿Y como me la gano?

Lo pensé un momento y tomé la hojita amarilla, tomé su mano ganándome un sonrojo de su parte y la puse en ella —Tienes 11 meses para ganarte mi amistad y cuando eso pasé vendremos aquí a sellar nuestra amistad viendo las flores caer

—¡Miércoles!

Mi pie resbala y termino resbalando en las dos gradas de metal hasta caer al suelo, caigo sentada y me levanto sacudiendo mi ropa.
Cierro los ojos respirando ondo, aprieto el cuaderno en mi mano y arrojo el cuaderno furiosa

—¡Estoy harta! / ¡Eso dolió!

Parpadeo y me tenso al darme cuenta de la nariz enrojecida que le dejé al chico

Me acerco arrepentida —¡Lo siento! No te vi, no quería golpearte— estiro mi mano, por impulso, tratando de ver más de cerca la zona afectada pero él se aleja, separa los labios para hablar pero sostengo sus manos alejandolas de su rostro —No me salgas con que está bien, porque no lo está— saco mi pañuelo y lo acerco a su nariz —Mira, hasta sangra— cuando detiene mi mano recién lo miro a los ojos, son azules como el cielo. Me encanta el color azul

Un dato más que no tome en cuenta, la cercanía.¡Está muy cerca! Me acerqué demasiado, me intento alejar pero él hace fuerza en su agarre y lo miro enfadada mientras que su mirada es confusa como si intentara descifrar algo en su mente al mirarme

—¡Mami!

El pequeño grito risueño de Kathy hace que me suelte y mire a la pequeña que salta a mis brazos

—La chica bonita dijo que seré una gran pianista

Le sonrío —Yo creo lo mismo, serás una gran artista

Ríe entusiasmada pero esa sonrisa se borra al ver al chico —¿Y tú quién eres?

—Pues...— intento explicar pero me interrumpe

—¿Y por qué están tomados de la mano?

Reacciono mirando mi mano derecha y con la velocidad de un rayo ambos alejamos nuestras manos

—Lo que pasa es que lo golpee sin querer con un libro— comienzo —Queria hacerme responsable

—Exacto, yo no la conozco y ella no me conoce. Nunca nos hemos visto, adiós— se va corriendo y Kathy ladea la cabeza

—Tus amigos son raros mami

—No somos amigos— que chico más raro, ¿Lo he visto antes?

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