Nora siempre había sido una chica caprichosa. Sus padres, dispuestos a cumplir cada uno de sus deseos, la mimaban con todo lo que pedía. Aunque su familia no era rica, pertenecían a la clase media y tenían grandes aspiraciones de ascender socialmente, dispuestos a hacerlo a cualquier costo.
A los 19 años, Nora estaba en su segundo año de universidad. Fue entonces cuando conoció a Marcos, un joven profesor de literatura de 28 años, que acababa de empezar a enseñar en la universidad. Marcos había sido recomendado por la universidad donde se licenció con honores, y se destacaba por su trato igualitario hacia todos sus estudiantes. Sin embargo, no pasaba desapercibido que muchas de sus alumnas asistían a sus asesorías, atraídas por su apariencia y su paciencia para explicar. Al principio, Nora también se sentía atraída por su atractivo físico y asistía a las asesorías solo para pasar tiempo con él. Sin embargo, al darse cuenta de que Marcos era extremadamente profesional y mantenía una relación estrictamente académica, Nora perdió el interés y se limitó a asistir a sus clases.
El destino, a menudo caprichoso, tenía planes diferentes para Nora y Marcos. A pesar de su falta de atención en la clase, Nora sabía que necesitaba mejorar sus notas, especialmente considerando la situación económica actual de su familia. Decidida a no perder la materia, decidió asistir a una tutoría con el profesor Marcos. No se sorprendió al encontrarlo solo, ya que, al igual que ella, las otras chicas habían desistido de intentar atraer su atención al darse cuenta de su profesionalismo. Marcos, en cambio, sí se sorprendió al verla entrar.
—¿Puedo ayudarte? —preguntó él.
—Sí, me gustaría saber si puedo hacer algún trabajo extra.
Marcos la miró con curiosidad.
—Profe, mis notas no son las mejores y ya estamos a mitad de semestre. Creo que aún puedo hacer algo para no perder su materia. Me gustaría que me ayudara... por favor.
—No me parece justo dejar tareas extras solo a usted, señorita...
—Nora. Profe, pero...
—Señorita Nora, hay varios estudiantes que también lo necesitan, y creo que me ha dado una idea con su petición.
Mientras Nora lo observaba, Marcos levantó la vista al techo, como organizando sus pensamientos.
—Creo que haré lo que me pide. Propondremos trabajos extras para obtener créditos adicionales que puedan mejorar sus notas. Lo anunciaré en la clase. Esté atenta.
En la siguiente clase, Marcos anunció la nueva medida: tareas adicionales para obtener créditos extra. Sin embargo, estas tareas no eran simples. Requerían una investigación exhaustiva y, para sorpresa y preocupación de Nora, también incluían sesiones de asesoría. Aunque al principio había intentado manejar la carga de trabajo por su cuenta, pronto se dio cuenta de que estaba en un callejón sin salida y sus notas estaban en caída libre. Desesperada por no reprobar, decidió lanzarse a hacer el trabajo extra.
Pocos estudiantes decidieron tomar el reto de las tareas adicionales, ya que eran extremadamente complejas. La mayoría pronto se desanimó, pero Nora persistió. Comenzó a asistir a las sesiones de asesoría con Marcos, pero su objetivo no era solo mejorar sus calificaciones; estaba decidida a superar la materia y el semestre.
Eventualmente, Nora se volvió cada vez más participativa en clase y empezó a comprender con mayor facilidad las explicaciones de Marcos. Sus calificaciones mejoraron significativamente, y sus exámenes reflejaron su progreso. Sin embargo, algo más estaba ocurriendo, aunque ni Nora ni Marcos eran del todo conscientes de ello.
Durante las sesiones de asesoría, los temas de conversación se desviaron gradualmente de los estrictamente académicos a temas más personales. Empezaron a compartir sus vidas, aspiraciones y experiencias. Nora comenzó a ver a Marcos no solo como un profesor, sino como una persona con una gran sensibilidad, un sentido del humor agudo y una profunda pasión por la literatura. Marcos, por su parte, comenzó a sentirse atraído por la determinación y la profundidad emocional de Nora.
Las interacciones entre ambos se volvieron más frecuentes y menos formales. Cada encuentro estaba cargado de una conexión más allá del ámbito académico. Aunque el vínculo entre ellos crecía, ambos trataban de mantenerlo en el ámbito de la tutoría, sin darse cuenta del impacto emocional que estaban teniendo el uno en el otro. Este desarrollo sutil, aunque no del todo evidente, comenzaba a cambiar la dinámica entre ellos, estableciendo las bases para una conexión más profunda que ninguno de los dos había anticipado.
Cuando el semestre estaba a punto de concluir, Nora y Marcos comenzaron a reconocer los sentimientos profundos que habían desarrollado el uno por el otro. La cercanía y el tiempo compartido en las asesorías habían creado una conexión emocional que iba más allá de lo académico. Marcos, que había mantenido una postura profesional y distanciada durante todo el semestre, ahora se encontraba en una encrucijada. Sabía que su posición como profesor y las normas éticas de la universidad prohibían cualquier tipo de relación con sus estudiantes. Esta conciencia lo hacía luchar internamente, atrapado entre sus sentimientos y el dilema moral que su rol imponía. Nora, por su parte, estaba igualmente confundida. Su admiración por Marcos como profesor había evolucionado hacia un afecto personal y profundo. La diferencia entre la imagen idealizada de un profesor y la realidad de una persona con quien compartía momentos íntimos y genuinos comenzaba a desdibujarse. Ella sentía una mezcla de gratitud y deseo que complicaba aún más sus emociones.
Elpunto de quiebre llegó un día, cuando Nora se acercó a la oficina de Marcospara informarle que había obtenido las mejores calificaciones de su vidaacadémica, gracias a su ayuda y el aliento que él le había proporcionado. Lavisita estaba cargada de una emoción palpable. Marcos, al escuchar elagradecimiento de Nora, se sintió abrumado por una mezcla de orgullo y cariño.En un momento de conexión auténtica, ambos se abrazaron con intensidad, suscorazones latiendo al unísono. El abrazo, que comenzó como un gesto degratitud, pronto se transformó en algo más profundo y significativo. Sesepararon lentamente, sus miradas encontrándose en un silencio lleno designificado. Durante esos breves pero interminables segundos, el mundo exteriorparecía desvanecerse, y solo existía el vínculo entre ellos. Finalmente, seinclinaron hacia el otro y compartieron un beso tierno y apasionado. Elcontacto fue breve, pero estuvo cargado de toda la emoción acumulada durante elsemestre. Sin embargo, el sonido repentino de voces provenientes del pasillolos sobresaltó. Ambos se separaron rápidamente, conscientes de que habíancruzado una línea invisible. Aunque nadie los había visto, el momento habíasido un claro traspaso de límites que, en su consciencia, había dejado una huella indeleble en su relación y en sus corazones.
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Historias de amor sin final feliz
RomanceEsta colección presenta relatos que inicialmente parecen dirigirse hacia un final feliz, como aquellos de los cuentos de hadas donde la magia parece resolverlo todo. Sin embargo, estas historias exploran el lado opuesto de la moneda, mostrando la cr...