Génesis.
El silencio puede ser tu mejor aliado, como también tu mayor enemigo cuando la mente no está en sus sentidos, afortunadamente aprendí a controlar mi propia mente por lo que el silencio generalmente es un calmante para mis atormentados oídos.
La marcada entonación del canto mientras los nuevos soldados corren con las fuerzas que les quedan se escucha cercano aunque estoy a una considerable distancia, los pasos resuenan en el aire aunque debajo de las botas haya tierra, el olor a sudor se siente a la distancia y los cuerpos cayendo al suelo por el golpe de calor del fuerte sol de verano son como ecos que se escuchan uno detrás del otro.
No me interesan, si se mueren al menos lo hicieron intentando ser alguien para salvar a su país aunque solo hayan llegado a la semana de entrenamiento.
Popov: ¡Petrov vayan más rápido están rezagados!
Veo a mis hermanastros correr unos pasos detrás del único soldado que está al frente, veo sus rostros transpirados y enrojecidos por haber estado bajo el sol desde antes de que saliera, veo como son los únicos que reciben gritos del sub teniente Popov aunque hay otros diez soldados que estan detrás de ellos.
Lentamente empiezo a acercarme hasta que estoy detrás del sub teniente, no me nota mientras sigue gritando órdenes a mis hermanastros y al que está enfrente.
Génesis: Subteniente Popov.
El hombre se da vuelta rápidamente con el rostro un poco pálido y su mano en el pecho como si lo hubiera asustado.
Con soldados así ninguna tierra está a salvo.
Popov: Teniente Coronel, ¿Que hace aquí?
Arqueo una ceja mirándolo fijamente.
Génesis: ¿Acaso usted subteniente está cuestionando dónde debo o no estar?
Levanta ambas manos en rendición mientras niega con la cabeza frenéticamente.
Popov: No, no es eso mi teniente coronel.
Asiento lentamente con la cabeza ignorándolo mientras levanto mi mano y con dos dedos llamo a mis hermanastros, cortan el entrenamiento y con sonrisas en sus rostros llegan hacia mí luciendo lo más cansados que los he visto en toda la vida que llevo cuidándolos.
Konstantin: Teniente coronel.
Sergei: Pequeña.
No lo regaño por decirme así como el subteniente espera que haga, aquí se respetan los rangos, pero viniendo de ellos no me importa está falta de insubordinación.
Popov: ¿¡Cómo es posible que tenga esta falta de insubordinación tan grande!?
Génesis: Subteniente Popov.
Deja de intentar intimidar a mis hermanastros con la mirada para mirarme firmemente a mí lo cual no le gusta porque rehuye de mi mirada.
Popov: ¿Sí mi teniente coronel?
Génesis: El entrenamiento terminó, váyase.
Luego de un saludo militar y de mirar mal a mis hermanastros se va, cuando ellos lo ven lo suficientemente lejos saltan sobre mi abrazándome como hacen desde que son solo unos niños.
Sergei: Gracias por eso pequeña.
Konstantin: Ya sentía mis piernas como gelatina.
A pesar de que fueron a una escuela militar los entrenamientos aquí son mucho más pesados, aunque para ser justos, el subteniente Popov es quien hace tan complicados estos entrenamientos, hace a los soldados cansarse corriendo cuando hay miles de otras cosas que tienes que hacer también.
Génesis: ¿Ya me sueltan? Así no les puedo hablar.
De hecho puedo, pero si no les digo así nunca me van a soltar, a ambos les gusta el contacto físico, es su forma de expresar afecto.
Sergei: Perdón pequeña.
Génesis: Ya les dije mil veces que no me digan así, soy mayor a ustedes.
Por cuatro años, aunque siempre me sentí mucho más grande, el peso de mis responsabilidades me lo afirmó, pero no igualmente no cambiaría absolutamente nada.
Ni siquiera por mis sentimientos.
Konstantin: Pero eres pequeña, somos más altos.
Cuando cumplieron diecisiete años crecieron de formas que no me veía venir, la ropa dejó de quedarles y yo dejé de ser la más alta por al menos una cabeza, hoy con veintitrés años no han cambiado, me siguen pasando por una cabeza o más.
Sergei: Es una discusión vacía pequeña porque nunca dejaremos de decirte así, mejor dinos que quieres comer hoy.
Al cumplir dieciséis empezaron a cocinar todas las comidas, querían que tuviera una carga menos sobre mis hombros y desde ese día lo siguen haciendo, al principio estaba detrás de ellos atenta a que no se quemarán o cortarán, pero luego de unas semanas en que nada saliera mal los dejé ser.
Cómo una vez quise que me dejarán ser a mí.
Konstantin: Deja, mejor decidiremos nosotros para sorprenderte.
Besa mi mejilla y luego su mellizo hace lo mismo, estoy acostumbrada a ellos, no me molesta que lo hagan, pero cualquiera que intente imitarlos terminaría golpeado hasta la inconsciencia.
Génesis: Parece ser una buena idea.
Me sonríen contentos de que los dejé hacer lo que quieren como si no hicieran eso siempre, no son malos, de hecho son las mejores personas de este mundo, son tan buenos que creo que no deberían existir en este mundo tan oscuro.
Sergei: Es la mejor idea pequeña ya verás.
Caminamos hacia el departamento que compre dentro de la base cuando entré al ejército mientras los escucho hablar de su día entre risas, siempre me parecieron relajantes sus risas porque sentía que algo estaba haciendo bien, que a pesar de tener que volverme el monstruo que me volví todo valía la pena por mantener sus risas intactas.
Valió totalmente la pena.
Llegamos al departamento y como cada vez soy la última en entrar porque los obligó a pasar antes, igual que cada vez me doy la vuelta y miro de frente la sombra de un hombre a solo metros de distancia, no es nueva, está donde yo este, me sigue a cada lado al que voy, a veces es una sombra y otras veces lo veo completamente con una máscara cubriendo su rostro, pero siempre está ahí.
Acechando a cada paso que doy, rozando el límite de la locura, porque la cordura la perdí el día en el que entre en el ejército.
Génesis: Buenas noches fiel parca.
Saludo a mi sombra y entro al departamento donde todo lo que robó mi cordura queda del lado de afuera de la puerta por mis dos alegres hermanastros.
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Génesis.
RomanceEl miedo es tan paralizante como el trauma, yo supere los míos, vencí con convicción todo para ser lo que se necesitaba de mi, me perdí en el proceso y me encontré en la oscuridad, pero no me arrepiento, hice lo que tenía que hacer, mate a quien deb...