Génesis.
Que me llamarán a una misión de último minuto no era como esperaba pasar mi noche, pero definitivamente no esperaba que también los llamarán a mis hermanos, así que aunque me dieron la opción de negarme ya que estaba cubriendo muchos de los trabajos en la base ahora que no hay muchos superiores no lo hice, no me arriesgaría.
La noche ya pasó mientras viajabamos, ahora el sol alumbra todo la base de operaciones cegando a más de uno que no está acostumbrado a eso, yo lo estoy, es una mierda tener una misión así de importante con soldados que aún no saben cómo sujetar correctamente un arma, pero se trabaja con lo que se tiene.
Al mejor a mis hermanos les enseñe desde muy chicos, en el momento en que entraron al colegio militar para continuar sus estudios también empezaron un entrenamiento, eso los ha ayudado bastante cuando ingresaron aquí luego de la universidad, en mi opinión debieron fundar una empresa y haberse quedado allí, los habría apoyado, pero no puedo negarle nada a ellos así que si querían estar aquí luego de largos años estudiando negocios entonces no me interpondré en ello.
Un superior que ya estaba aquí y por eso no termino muerto dicta las órdenes que cree prudentes, es una mierda, pero no lo digo, no porque me importe su rango sino porque no me interesa decirles las cosas que están mal en su plan para que tengamos una charla en la que él siempre creerá que tiene la razón cuando no es así.
La gente suele ser estúpidamente orgullosa para admitir su equivocación, especialmente si es una mujer la que se lo dice.
Al terminar nos movemos en grupos, casualmente a mis hermanos y a mí nos tocó con Mikhail, Dmitri y Alexander.
Casualmente.
Konstantin: ¿Ustedes son los que vimos en el entrenamiento no?
Dmitri: Somos, soy Dmitri, él es Alex y aquel es Mikhail.
Génesis: ¿No deberías estar detrás de un escritorio?
Sigo limpiando mi arma, no necesito mirarlo porque sabe que le estoy hablando a él, tiene las suficientes condecoraciones para no tener que estar aquí y aún así aquí está.
Mikhail: Me gusta salir de vez en cuando.
Casualmente ese de vez en cuando fue hoy.
No me gasto ni en rodar los ojos, sé que todo esto tiene que ver conmigo, pero no me importa, lo que en realidad me importa es terminar esta misión rápido, entrar y salir tan rápido como sea posible.
Sergei: Soy Sergei, él es mi mellizo Konstantin.
No es extraño que ellos quieran llenar el silencio que siempre dejo así que no me sorprendo cuando responde.
Alexander: Es hora, allí lo veo.
Asiento con la cabeza.
La misión es sencilla, tenemos que capturar a un mafioso Alemán que intenta meter armas a Rusia, pero hay muchas cosas que pueden salir mal, empezando por qué no hubo un seguimiento de él, nadie hizo el trabajo que yo hice con la Brava.
Me pongo de pie y todos nos separamos en nuestros puestos, se supone que los otros se encargarán de que no nos rodeen, pero no me fío de nadie más que de mi misma así que cuando nos separamos mis sentidos se agudizan y mis ojos viajan hacia todos lados para no perder a nadie de mi equipo.
No me volverá a pasar, no mientras esté en mis posibilidades.
Veo a un hombre salir del almacén en el que fuentes dijeron que estaría el mafioso y intentando hacer el menor ruido posible golpeó su cabeza con la culata de arma, lo sujetó antes de que caiga y llame la atención, lo acuesto en el suelo y saco mi navaja táctica antes de clavársela en el cuello.
Debería estar feliz de que lo mate desmayado, he visto lo que hace el filo de la navaja en una garganta, he visto como se empiezan a ahogar con su sangre, como brota del corte como una maldita canilla empapándome.
Justo como ahora.
Los ojos del hombre se abren cuando empieza a ahogarse y una sonrisa ladeada irrumpe en mi rostro dejando entrar el sabor metálico tan característico de la sangre, el cuerpo del hombre convulsiona por aire unas cuantas veces antes de que sus ojos se cierren y su boca escupa sangre debido a la expulsión del poco aire que le quedaba.
Me levanto y limpio con mi antebrazo un poco de la sangre de mi rostro, la radio suena antes de que se corte rápidamente sin que nadie hablara, frunciendo el ceño entro al almacén, no me es muy difícil adivinar qué fue lo de la radio cuando mis ojos chocan contra los de Alexander al girar por un pasillo, está rodeado por seis hombres que tienen armas apuntando a su cabeza, me molesta eso.
No sé porque me molesta, es solo un soldado más de muchos, pero lo hace, una rabia áspera desgarra mi pecho cuando me adelantó hacia ellos sin planes ni nada, agarro a uno por el cuello apretando mi navaja contra su garganta mientras mi otra mano apunta a la sien del hombre a su lado.
Génesis: ¿Se divierten sin mi?
Sonrío sutilmente cuando los cinco hombres que no están agarrados se giran en mi dirección con armas en alto descuidando totalmente a Alexander, aprieto la navaja dejando que una gota de sangre caiga por su cuello y le quitó el seguro al arma estremeciendo al hombre que ahora tiene el cañón entre medio de sus cejas.
Alexander: ¡Ahora!
¿Que es ahora? No sé, pero hago lo que se hacer, corto el cuello del hombre que tengo en mis brazos y le disparó el que estaba apuntando antes de mover mi arma unos centímetros para dispararle a uno más, Alexander le gira el cuello a uno y apuñala al otro en la cabeza antes de tirarse sobre mí cuando el sexto hombre me apunta.
Es como si cayéramos en cámara lenta, la adrenalina fluye sobre mi cuando segundo a segundo caemos y antes de que el hombre siquiera pueda apretar el gatillo mi bala ya salió de mi cañón y terminó tirandolo hacia atrás con un agujero entre ceja y ceja.
Alexander: Esa fue la estupidez más grande que pudiste hacer.
Génesis: Estás bien, es todo lo que importa.
Ignoro su mirada cuando se levanta, se agarra el brazo con un quejido y observo como la sangre le cae de allí.
Casi del todo bien.
Alexander: No es nada, sigamos.
Génesis: No, tú te vuelves, vete porque con esa herida no podrás disparar bien, no me sirves.
Entrecierran los ojos mirándome antes de sonreír.
Alexander: Sé que me echas porque estás preocupada, puedo ver a través de ti gatita.
Besa mi mejilla antes de irse como le dije que hiciera, niego con la cabeza sin golpearlo por lo que hizo.
Tengo una misión que terminar y algunos soldaditos que salvar.
ESTÁS LEYENDO
Génesis.
RomanceEl miedo es tan paralizante como el trauma, yo supere los míos, vencí con convicción todo para ser lo que se necesitaba de mi, me perdí en el proceso y me encontré en la oscuridad, pero no me arrepiento, hice lo que tenía que hacer, mate a quien deb...