Konstantin.
La puerta se abre y ambos nos levantamos de donde estábamos sentados en el sofá esperándola, hoy nuestra pequeña salía temprano del trabajo por lo que teníamos organizada una sorpresa para ella.
Al entrar se detiene y nos mira de arriba a abajo con nuestra impoluta vestimenta de pantalones de vestir y camisa negra, las mangas están arremangadas dejando ver rastros de tinta en nuestra piel, vuelve sus ojos a nuestro rostro después de observar cada mínimo detalle de nosotros e intenta una leve sonrisa torcida.
Está ahí, sé que sus sonrisas siguen estando solo necesita un poco de ayuda.
Génesis: ¿Tienen planes? ¿Necesitan dinero?
Sergei: Tenemos planes.
Asiente con la cabeza y empieza a sacarse parte de su uniforme hasta que queda en una remera sin mangas.
Konstantin: Contigo.
Génesis: ¿A sí? —nos mira mientras asentimos, vuelve a mirar nuestra ropa y asiente con su cabeza— está bien me bañaré y cambiaré.
Nos volvemos a sentar cuando se va dentro de su habitación, esperamos durante quince minutos, veinte, al llegar pasada la media hora la puerta se abre y mi mandíbula cae prácticamente al suelo al verla salir enfundada en un vestido de satín negro sin mangas, sin espalda y con una abertura lateral que resalta cada perfecta curva de su cuerpo y hace sus piernas extremadamente mas largas de lo que ya son, en sus pequeños piez tiene unas sandalias igualmente negras que deja ver todo el pie y su cabello cae como cascada por su espalda y hombros llamando a mi mano a acariciarlo, su maquillaje sutil realza la belleza de su rostro haciendo que quefes hipnotizado con sus hermosos ojos grises feroces.
Sergei: Wow.
Génesis: ¿Estoy bien vestida para sus planes?
Da una vuelta completa y no puedo dejar de admirar a la hermosa mujer que tenemos enfrente, ella es un pecado hecho mujer, una flor delicada endurecida por la vida que recorre su camino llamando la atención de cada hombre que tenga cerca.
Incluyendonos.
Konstantin: Estás hermosa.
No creo que la palabra se asemeje a lo que mis ojos ven, pero es la más indicada que conozca.
Sergei: Más que hermosa, preciosa, divina, un sueño.
Génesis: ¿Pero voy acordé a sus planes?
Sergei: Ah, sí, estás perfecta.
Génesis: Bien vamos.
Los tres salimos del departamento cerrando la puerta detrás de nosotros, mi hermano y yo nos quedamos detrás de nuestra pequeña viendo como baja la escalera de la manera más empoderada y sensual que allá visto antes.
Le abro la puerta del carro para que entre y lo hace mientras mi mellizo entra atrás, me siento en el asiento de piloto y arranco el carro, prendo el estéreo para que escuchemos música suavemente, mi hermano le pregunta a nuestra pequeña como fue su día y ella siempre tan directa responde con un rotundo bien y ya.
Hubo una época en la que sus palabras eran más que monosílabas o la respuesta corta y concisa de cualquier cosa que le preguntarás, una en la que la escuchábamos hablar y reír casi las veinticuatro horas del día, pero fue hace tanto tiempo que ya ni siquiera lo recuerdo, como no recuerdo el rostro de mi madre.
Niego sutilmente con mi cabeza ante mis pensamientos.
Génesis; ¿No que?
La miro rápidamente antes de volver la mirada a la carretera y sonrío, me encanta saber que tenemos toda su atención siempre.
Konstantin: Solo pensaba estupideces.
Acepta mi respuesta con un asentimiento de cabeza sin querer entrometerse en lo que sea que estaba pensando porque por algo no le dije directamente que era, al menos eso fue lo que dijo la primera vez.
Estaciono y mi hermano baja primero para abrirle la puerta a nuestra pequeña, le da la mano para ayudarla a bajar y ella la toma porque dejamos de discutir por eso hace mucho tiempo, sabemos que puede abrir su puerto y levantarse sin ayuda, pero igual la ayudaremos.
Quizás le ganamos por cansancio o no, ella siempre nos da todo lo que queramos.
Nos ponemos a cada lado de ella y ambos le damos nuestros brazos para que los tome y lo hace tal y como lo hacemos cada vez que salimos desde que tenemos dieciocho años, fue algo que hablamos entre mi hermano y yo y que lentamente fuimos implementando hasta que sea algo casual.
Al entrar al restaurante una mujer nos guía hacia la mesa que habíamos reservado, está apartada de las demás porque a mi pequeña no le gusta mucho estar rodeada de muchas personas, principalmente desde que entró al ejército, suele estar alerta en todos lados menos en el departamento.
Nos traen el vino que ya habíamos pedido y le servimos una copa a nuestra pequeña para que se relaje mientras esperamos la comida que por supuesto también habíamos pedido por anticipado al igual que el postre, planeamos meticulosamente está cena y nada podrá arruinarla.
Génesis: ¿Por qué salimos hoy? ¿Me olvidé de alguna fecha importante?
Todos sabemos que es literalmente imposible que ella se olvide de algo, su mente no está programada para eso, es como si su mente tuviera múltiples carpetas con todo lo que debe saber y recordar.
Sergei: Eso es imposible.
Konstantin: Primero viene el fin del mundo antes de que tú olvides algo.
Génesis: ¿Entonces a qué se debe está cena?
Konstantin: Queríamos cenar contigo.
Sergei: Algo más especial.
Una cita.
Pero no le decimos porque no queremos escuchar las excusas que pondrá si le revelamos los sentimientos que tenemos por ella, no ha dejado a nadie acercarse a ese bello corazón que yo se que tiene.
Ella siente, ella tiene un corazón grande, ella ama, lo sé, lo sabemos, solo debemos hacer que ella lo sepa para poder declarar nuestro desbordante amor.
Konstantin: Queremos consentir a la mujer más importante que tenemos en la vida.
Génesis: Soy la única mujer.
Su voz se escucha aburrida, pero sus ojos, lo profundo de ellos me muestran que hay más en ella de lo que quiere admitir, lo sé, no puedo estar loco.
¿O sí?
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Génesis.
RomanceEl miedo es tan paralizante como el trauma, yo supere los míos, vencí con convicción todo para ser lo que se necesitaba de mi, me perdí en el proceso y me encontré en la oscuridad, pero no me arrepiento, hice lo que tenía que hacer, mate a quien deb...