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˚₊‧꒰ა fingir , fingir y volver a fingir ໒꒱ ‧₊˚











‧₊˚ ⚽ Jude˚ 🥇 ⊹♡



Me sentía como un idiota. 

No, peor, como un imbécil, un niño que no sabe lo que quiere ni lo que hace. ¿Cómo había podido besarla de nuevo? 

Después de aquella noche en la que murmuró otro nombre, me juré que nunca volvería a caer en esa trampa. Creí que el resentimiento y la desilusión habían enterrado cualquier deseo hacia ella. Pero ahora, aquí estaba, en la habitación de invitados de su casa, con la sensación de sus labios aún en los míos.

Había algo en Gabriela, que me atraía de una manera que no podía explicar. Pero, ¿cómo podía ser? No me permito deslices, y mucho menos con alguien como ella. 

Pero ahí estaba anoche, débil ante su cercanía, la suave cadencia de su respiración, el leve toque del alcohol en mi sistema... Fue como volver a esa noche fatídica. Pero esta vez, algo había cambiado. No solo quería besarla; lo necesitaba. Necesitaba comprobar que no sentía nada por ella. Porque eso es lo que me decía a mí mismo.

Suspiré, mirando fijamente la puerta. No quería salir. El temor a encontrarme con la brasileña me paralizaba. Pero al no escuchar ruidos afuera, pensé que tal vez podría evitarla. Podría salir discretamente, sin verla, y así evitar cualquier confrontación incómoda.

Reuní el valor y, con una respiración profunda, giré el pomo. Pero, justo cuando pensaba que mi escape sería limpio, me encontré frente a frente con Oliver, que salía de otra habitación. Su expresión no mostraba sorpresa, pero sí una clara diversión.

Me tensé, sintiéndome expuesto. Me lanzó una mirada evaluadora, y pude ver la pregunta sin formular en sus ojos. No sabía cómo interpretar su expresión: ¿diversión? ¿Complicidad? ¿Juzgamiento? Probablemente un poco de todo. Oliver conocía bien la dinámica entre, y aunque nunca lo había dicho abiertamente, parecía disfrutar del drama que se desarrollaba entre Gabriela y yo.

—Buenos días —dijo, rompiendo el incómodo silencio. Luego sonrió y se apartó del camino, dejándome un claro para salir—. ¿Dormiste bien?

Apenas logré devolver el saludo, sintiéndome más incómodo con cada segundo que pasaba.

—Si, bien —respondí con una breve inclinación de cabeza, intentando parecer despreocupado.

Oliver asintió, su expresión neutral, y comenzó a caminar hacia las escaleras. Lo seguí, agradecido por el silencio momentáneo, aunque mi mente seguía enredada en los eventos de la noche anterior. Mientras caminábamos, pasamos por la puerta de una habitación, y sentí un nudo en el estómago al escuchar ruidos provenientes del interior. Me estremecí, temiendo que la brasileña pudiera salir de un momento a otro.

Wild Love | Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora