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˚₊‧꒰ა San Valentín ໒꒱ ‧₊˚













‧₊˚ ⚽ Jude˚ 🥇 ⊹♡




No podía dejar de tamborilear con los dedos sobre la pantalla de mi móvil mientras miraba fijamente la hora: 15:58. Solo faltaban dos minutos para que oficialmente estuviera inmerso en lo que probablemente sería el peor Día de San Valentín de mi vida.

—¿Por qué tiene que ser tan temprano? —pregunté sin apartar la vista del móvil, aunque claramente dirigía la pregunta a Emmett, que estaba sentado justo detrás de mí.

Mi madre, que iba manejando, no tardó en responder antes de que mi agente pudiera abrir la boca.

—¿Temprano? son las cuatro de la tarde —dijo con un toque de reproche, moviendo brevemente los ojos hacia mí antes de volver a la carretera—. Eso no es temprano.

—Pensé que solo sería una cena y listo —murmuré más para mí que para los demás, pero lo suficientemente alto como para que me oyeran.

Emmett soltó una risa corta desde el asiento trasero, un sonido que me pareció más burlón que comprensivo.

—Vamos, Jude, sabías que no iba a ser solo una cena —respondió, inclinándose un poco hacia adelante—. Planeamos una gran cita. Si va a haber paparazzis, tenemos que asegurarnos de que te veas como un caballero. Ese ha sido el plan desde el principio.

Apreté los dientes, conteniendo el impulso de decir algo. Me molestaba que toda esta farsa estuviera basada en la necesidad de limpiar mi imagen, una imagen que había sido manchada por alguien que decidió filtrar conversaciones y, además, editarlas para dejarme como el malo de la historia.

Mi madre, consciente de mi mal humor, decidió hablar.

—No será tan malo, hijo. Gabriela es encantadora, y te lo digo porque la he conocido un poco. Es una buena chica —dijo, con un tono que no pude identificar si era de convencimiento o simplemente de paz maternal.

—Lo sé, mamá —respondí, aunque el tono de mi voz no sonó muy convincente.

El viaje continuó, y con cada kilómetro que avanzábamos, sentía cómo me acercaba más a lo inevitable.

El coche se detuvo frente a un elegante edificio en pleno centro de Madrid. Emmett había mencionado de pasada que Gabriela estaría allí para una sesión de fotos relacionada con su nueva canción, pero no le había prestado mucha atención.

Mi madre bajó primero, seguida de mi agente, quien abrió la puerta del copiloto, gesticulando para que saliera.

Al cruzar las puertas del edificio, el sonido del bullicio de la calle fue reemplazado por un silencio expectante, roto solo por el de mis pasos sobre el mármol pulido.

Wild Love | Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora