Wild Love | Jude Bellingham

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˚₊‧꒰ა contacto  ໒꒱ ‧₊˚

‧₊˚♪ 𝄞 Gabriela ࿐₊˚♬

El plan inicial era descansar un par de minutos, pero en cuanto apoyé mi cabeza en el sofá, sentí cómo el sueño me arrastraba sin que pudiera resistirme. Lo siguiente que supe fue que desperté, no sobre el respaldo donde había apoyado la cabeza, sino sobre el hombro de Bellingham.

Él estaba inmóvil, su brazo descansando sobre el respaldo del sofá, y aunque sus ojos estaban cerrados, podía ver la ligera contracción de su mandíbula, una señal de que no estaba completamente dormido.

Esto va a ser incómodo ,pensé, preparándome mentalmente para una respuesta sarcástica o algún comentario de burla, pero ninguno llegó. Jude simplemente abrió los ojos y, con un parpadeo lento, me miró. No hubo reproches ni burlas. Solo una expresión tranquila y neutral, lo que era inusualmente calmado viniendo de él.

—¿Dormiste bien? —preguntó finalmente, su voz ronca por el sueño.

Me enderecé rápidamente, sintiendo el calor subir por mis mejillas.

—Sí, lo siento. No quise dormirme sobre ti.

Simplemente asintió y se encogió de hombros, como si no fuera la gran cosa.

—No te preocupes. No fue tan terrible.

—Eso es lo más amable que has dicho en semanas —respondí con una sonrisa ladeada.

—Eso no es un cumplido —replicó, pero había una chispa de diversión en sus ojos, una que no pude evitar notar.

Poco después, ambos fingimos que el momento no había significado nada. Nos levantamos del sofá como si no hubiéramos compartido esa inesperada cercanía y nos unimos al resto de las visitas en la casa para comer.

Pasamos el resto del día charlando y relajándonos, pero la tarde se esfumó rápidamente, y los demás se despidieron para volver a sus hoteles, y si llegue a pensar que Vini con Bellingham se iría junto con el hermano del brasileño no fue así.

Suspiré, sabiendo que debería descansar para retomar mi trabajo por la mañana, pero no podía negar que había algo que me mantenía despierta.

Vini, como si hubiera leído mis pensamientos, sugirió una partida de pool, y antes de que pudiera encontrar una excusa, ya estábamos caminando hacia la mesa de pool. El delantero y Luisa, claramente encantados con la idea, formaron equipos: yo con Jude, y ellos juntos.

El juego avanzaba, y para sorpresa de todos, nuestro equipo iba ganando. Cada vez que lanzaba la bola, sentía la mirada de del centrocampista sobre mí, casi evaluando cada movimiento.