Capítulo Diecisiete

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ARCHIENEMIZAR: La palabra que busca no existe en esta segunda edición del BiuBleccionario.

Alternativa, véase: archienemigo.

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Ya de vuelta en la habitación de Ble, empezaron con su investigación.

Biu los desnudó a ambos, prenda a prenda, hasta que los dos se quedaron solo en ropa interior.

La habitación estaba a buena temperatura, el ambiente aún un poco cargado de los días que habían pasado atrincherados en la cama.

Olía al gel de baño de Ble y había un rastro muy tenue de sudor. Biu encendió las luces de las dos mesitas para iluminar más el cuarto, y acto seguido, empujó a Ble contra las estanterías para retomarlo en el punto en que lo habían dejado en la biblioteca.

Y ahí estaban, de pie, casi desnudos. Ble se mordía el labio inferior y era una vista deliciosa. Biu se pegó más contra su pecho, deleitándose en el fuerte resonar de los latidos de ambos, y juntó sus labios en una suave caricia.

Biu tomó las manos de Ble y le colocó los pulgares en la cinturilla de sus Calzoncillos, haciendo que se los bajara. Cuando estos se deslizaron por sus muslos, Ble contuvo el aliento y profundizó el beso, haciéndolos girar hasta que la espalda de Biu se dio contra la estantería dándole un golpe a una de las figuritas de dinosaurio, que se cayó sobre su hombro.

Ble la tomó con la barbilla y luego la lanzó a la cama.

—No me esperaba que trataras así de mal tu colección de Tiranosaurios, Ble.

—Dos dólares en Target. Aunque hubiera hecho lo mismo si costara doscientos.

Una sonrisa planeaba sobre los labios de Biu, que ahora restregaba su polla por el impresionante bulto en los Calzoncillos de Ble. Este dio un paso atrás, dejando que el aire se filtrara entre los cuerpos de ambos.

Su mirada era todo curiosidad cuando bajó la vista y le miró la polla. Se quedó observándole una eternidad, casi sin pestañear. Y, entonces, levantó la vista y la oscuridad en su mirada le delató: le gustaba lo que veía. Le gustaba y lo quería.

Biu ladeó la cabeza y a duras penas consiguió ocultar una sonrisita engreída.

—Deberías borrar esa sonrisa de tu cara, Biu. Estropea lo impresionante que es el resto de ti.

—¿Y cómo quieres que la borre? —Biu metió los dedos en el elástico de los Calzoncillos de Ble y tiró de ellos hacia abajo—. ¿Con tu enorme y preciosa polla?

Entonces, esa polla respondió a sus palabras y Biu se sacó a patadas la ropa interior, poniéndose de rodillas y bajando los Calzoncillos de Ble hasta los tobillos. La alfombra estaba fría y suave al tacto, acariciándole las piernas en esa posición. La cabeza hinchada de la polla de Ble le dio en la barbilla, Caliente y dura.

—No tienes por qué... si no quieres hacerlo...

Biu le agarró por los muslos y lo empujó hasta el borde de la cama.

—No hay nada que no quiera hacerte. —Rodeó la base con la mano y rozó la punta con sus húmedos labios, justo en la hendidura—. Y tampoco hay nada que no quiera que me hagas.

Ble agarró la manta con fuerza en el mismo instante en que Biu se metía su polla hasta el fondo. Biu dejó salir un ronroneo de placer alrededor del duro miembro y lamió la cresta, prestando especial atención a la hinchada vena que recorría toda su longitud. Su sabor salado hizo que se apretara su propia polla y deslizara un dedo por el presemen que allí encontró.

Escorpio x Virgo - BibleBuildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora