Mi pecho dolía con cada palabra, ella tenía una sonrisa triste en sus labios, quizás cansada de los recuerdos que la invadían. Se me había quitado por completo el hambre por la cólera, sus padres eran una mierda de personas. Estiré mi mano hasta alcanzar la suya sobre la mesa, sus ojos se apartaron de la copa para poder mirarme
- ¿Que paso con Carmen? - volteo a ver hacia la ciudad, su mirada se perdio entre las luces, desolada. Apreté un poco su mano, intentando alentar a su corazón
- después de pedirle ayuda al jefe, fue hasta el hospital...pero al parecer ya había sido desahuciada - suspiro antes de cerrar sus ojos, sus dedos se enlazaron con los míos, aceptando mis intentos por consolarla - quizás fue lo mejor...ni siquiera sabía si realmente podía escucharme cada vez que le hablaba
- estoy segura de que si lo hacía - su vista volvió a mi, regalándome esta vez una sonrisa más tranquila. No sabía que más decir, mire nuestras manos, pensando en todo el dolor que tuvo que pasar - eres muy valiente
- escapar es de cobardes...- negué, me levanté de la silla sin soltarla, para ponerme de cuclillas a su lado; lleve su mano a mis labios y después a mi pecho, dejándola descansar ahí. Ladeó un poco su cuerpo para acariciar mi cabeza con su mano libre
- eres valiente por poder escapar de ahí, te aventuraste en un lugar desconocido, sin saber que hacer y lograste salir viva...eres asombrosa. En tu misma situación...quizás yo hubiera tomado otra salida - suspiré ante su cálida mano en mi mejilla, no pude evitar cerrar mis ojos, relajada por su suave caricia
- no se pueden comparar nuestras vivencias, cada una lo toma de forma distinta y lo siente de manera diferente. Ante mis ojos tu eres más impresionante - reí antes de levantarme y besar su mejilla, me quedé a su lado unos instantes hasta que un extraño ruido me hizo apartar la mirada. Al parecer algunos de los presentes estaban aplaudiendo, Ari miraba confundida a nuestro alrededor
- ¿Qué sucede? - eleve mis hombros, igual de desencajada. La mesera que nos había estado atendiendo se acercó con una botella de vino, que me entrego con cautela
- felicidades, va por cuenta de la casa - tome a la mesera del brazo, riendo con confusión
- ¿a que se refiere? - la mujer miró incrédula a Marina, mi acompañante solo veía hacia la mesa con una mueca, sus mejillas estaban rojas. Aplausos...felicidades...vino...yo casi de rodillas...sonrisas de complicidad y caricias afectuosas. Mierda, ellos creían que me había propuestos, que vergüenza, ¿Como explico esto? - gra_gracias. ¿Me traería la cuenta por favor? - la mujer asintió con una sonrisa deslumbrante, me senté en mi lugar dejando la botella en la mesa, Marina hace un rato había cubierto su rostro con sus manos, avergonzada por las miradas de los otros comensales. Pase mi mano por mi rostro comenzando a reír - esto es irreal
- no te burles - hablaba con suavidad, me observo a través de sus dedos y yo toque la botella, tambaleandola un poco por la mesa
- no lo hago...tenemos vino gratis, ¿Alguna idea de que hacer con el? - ella suspiró para después descubrir su rostro, ladeó su rostro sonriendo, es muy linda
- podríamos venderlo - detuve mi mano, mirándola un poco decepcionada. Ella comenzó a reír antes de quitarme la botella, ahora era ella quien la movía, la detuvo frente a ella acariciando el cuello con sus dedos - o podríamos beberlo juntas - sus dedos subieron desde el torso de la botellas hasta su tapa, no entiendo si acaso era una insinuación o solo estaba jugando
- me encantaría beberlo contigo - las copas de la mesa aún tenían del vino anterior, por lo que de un sorbo me tomé el mío, acercando la copa hasta ella, quien solo la miró
ESTÁS LEYENDO
Trabajadora de la noche
RomanceUna mujer aburrida de su vida monótona, decide cambiar el rumbo buscando por las oscuras calles de su ciudad a "la compañía perfecta" contratando una trabajadora sexual para satisfacer sus necesidades. Decisión que cambiará toda su vida