No, no, no, esto no está bien. El cosquilleo persiste en mi intimidad, como si deseara tener más de él. La idea de salir del lugar me hizo levantar, volviendo a cubrir mi cuerpo con la ropa que había quedado regada por el suelo
- ¿Sucede algo? ¿Te hice daño? De ser así lo lamento, es mi primera vez y no pude controlarme, se sentía demasiado bien - no, no lo escuches
- lo lamento Mauricio, definitivamente no has hecho nada mal. Solo no me siento bien - tome mi celular pero antes de salir de la habitación voltee a verlo de costado - no vuelvas a solicitarme
Camine deprisa, sintiendo mis piernas tambaleando al bajar las escaleras. Tengo la espalda fría, contrario al calor de mi intimidad. Me detuve ante la mano de Jenny, que me miraba con una expresión de intriga
- necesito ir a casa
- ¿Te hizo algo? Si te golpeo o algo así deberías decirle al jefe - trato de arrastrarme pero yo quite mi mano alarmada
- no es necesario, solo quiero ir a casa - sus ojos viajaban por mi rostro, quizás esperando alguna explicación
- ¿Segura de que todo está bien? - pase mi mano por mi rostro. Tengo ganas de vomitar - ey, ey, tranquila. Puedes irte, yo al rato le diré al jefe. Descansa y ya mañana hablamos sobre esto - asentí, dejándome acariciar por sus manos en mis brazos
Quizás solo estoy exagerando. Aún que tener un orgasmo significa que estaba disfrutando, gozando de un desconocido cuando tengo novia, disfrutando del sexo con alguien mas que no es ella cuando claramente pense en ella cuando lo hacia. Se me revuelve el estómago al imaginar su reacción si se llega a enterar. No quiero verla, no creo poder hacerlo
-----
Estoy paranoica, las miradas sobre mi crean más nerviosismo del necesario, mi manos no parecen poder aferrarse a la fría barra, no logro bailar bien y la mirada de Emilia desde tras el escenario lo deja en evidencia, confundida y preocupada. El sudor frío de mi nuca me crea escalofríos, voltee una vez más para finalizar el baile. Incluso los espectadores ven que hay algo mal, pues sus aplausos son dudosos y casi forzados
Apenas escuché los agradecimientos del presentador, salí del escenario, necesito aire fresco, el baile y las respiraciones acaloradas de los hombres me esfixian, me puse una bata y salí por la puerta trasera, dejando mi espalda descansar en la fría pared. Las noches aún eran frías, el vaho salía de mis labios con cada nuevo suspiro, ni siquiera la bata afelpada podía calentar mis manos. Las acerque a mi boca, usando mi aliento para entrar en calor
- ¿Ari? - mi corazón salto al escucharla, levanté la vista ante su figura que asomaba por la puerta del edificio. Sonrió al verme, acercándose para apoyarse en la pared a mi lado - hola, preciosa. Pareces un peluche gigante - metí las manos bajo mis brazos, cubriendo mi pecho en un intento de consuelo a mi nervioso corazón - no has ido a verme estos dias
- he estado ocupada, lo lamento - de reojo la examine, ella asintió con lentitud, metiendo sus manos en la chaqueta de mezclilla
- si hay algo en lo que pueda ayudar, solo dímelo
- no necesito tu ayuda Catalina - fruncí el ceño ante mi inexplicable molestia. Estaba tan incomoda con la idea de ella descubriendo mi "infidelidad" que no parezco poder medir mi actitud
- imagino que debes estar cansada. Adentro está más cálido, deberías volver pronto - su voz era baja. Cerré los ojos unos segundos, arrepentida, ella no tiene la culpa, debo disculparme. Levanté la mirada sintiendo al instante mi pecho apretado cuando la ví perderse tras la puerta. Pase mis manos por mi rostro para después imitarla y entrar al lugar
ESTÁS LEYENDO
Trabajadora de la noche
RomanceUna mujer aburrida de su vida monótona, decide cambiar el rumbo buscando por las oscuras calles de su ciudad a "la compañía perfecta" contratando una trabajadora sexual para satisfacer sus necesidades. Decisión que cambiará toda su vida