- ¿Son todos los bebés así de feos? - Jenny se ganó un golpe de su, ahora oficial, novia mientras Nicolle reía por su comentario
- lo son, mi hermano solía ser muy feo. Por varios días parecen estar hinchados hasta que después se les empieza a notar la cara de bebé de comercial - reí ante el recuerdo de el llorando. La mano de Ari acaricio con suavidad la mía hasta entrelazar nuestros dedos. Nicolle me miraba curiosa pero sonriendo - lo difícil siempre es mudarlos
- de solo pensarlo me da...asquito - asentí mientras Jenny parecía hacer una leve arcada, volviendo a ganarse una palmada de Emilia
- creo que nosotras ya deberíamos irnos, esta mujer indecente está diciendo estupideces - estaba enfadada, pero no tanto como para evitar sonreírle a su pareja. Me alegraba por ellas ¿Sería así de lindo si yo tuviera pareja?
- ¿Ocurre algo? - mierda, ni siquiera note que había volteado a ver a Ari. Aparté la mirada otra vez hacia Nicole quien veía a su bebé un poco agotada, pero feliz
- deberías descansar, Fran dice que mañana ya podremos llevarte a casa - la cálida mano de Ari me soltó, haciéndome voltear a verla una vez más. Sus brazos se habían cruzado en su pecho mientras una pequeña mueca asomaba su labio ¿De verdad tanto le disgustaba Francisca?
- muchas gracias por todo lo que han hecho por mi...son increíbles - sus ojos estaban un poco cristalinos, me imagino lo difícil que debió ser todo pues su pareja la abandonó y ahora estaba sola con una bebé. Me acerque y con cuidado acaricie su mano que estaba en la espalda de su hija, intentando sonreírle con tranquilidad
- eres asombrosa...voy a estar para ti, apoyándote en cada paso que des y ayudándote a levantarte cuando lo necesites...ahora descansa, nos vemos mañana - lo dude un segundo, pero me acerque y dejé un beso en su sien, escuchando un suspiro de su parte. Me aleje, despidiendome con la mano mientras era seguida por Ari en aquellos pasillos
- ¿La...aprecias mucho? - mire a Ari pero ella no me veía a mi, sus ojos parecían perdidos en algún lugar de nuestro caminó. Con lentitud pase mis dedos por los suyos, acariciando y esperando alguna reacción suya, pero contrario a lo que creí, ella alejo su mano, metiéndola en el bolsillo del poleron. Algo había cambiado, ahora era incómodo estar juntas ¿Fue un error lo de mi departamento? Debe estar arrepentida de no haber cobrado, quizás si le pago ya no estará tan enojada. Busque en mis bolsillos mi billetera, viendo como en esta solo había un poco de dinero, la tomé de la mano para hacerla detenerse y ella casi de inmediato vió el dinero que tenía - ¿Que haces? - deje el dinero en la palma de su mano bajo su mirada confundida
- es poco...lo sé, pero dame un poco de tiempo para ir a sacar al banco, así podré pagarte lo de hoy - su rostro se endureció casi al instante. Sentí un escalofrío cuando su mirada penetrante y enfadada se cruzó con la mía
- ¿Es una puta broma? - negué mientras guardaba mi billetera
- no no, te juro que te pagaré. Solo espérame un poco - su mandíbula parecía más tensa. ¿Tanto necesitaba el dinero ahora? - acompáñame a un cajero y te lo....Auch! - su mano se estampó con fuerza en mi pecho, mientras con la otra hacía que tomara el dinero en aquel lugar, evitando que fuera a caer
- eres una maldita imbécil - ¿Por qué? ¿Acaso había entendido mal? No comprendo - ughh...¡Ni siquiera tienes idea! Sabes que, adiós - intenté agarrar su mano pero ella se zafo de un tirón, comenzando a caminar con rapidez por los pasillos. Intenté seguirla pero al chocar con una señora el dinero cayó al suelo, y ella se perdió de mi vista
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Trabajadora de la noche
RomanceUna mujer aburrida de su vida monótona, decide cambiar el rumbo buscando por las oscuras calles de su ciudad a "la compañía perfecta" contratando una trabajadora sexual para satisfacer sus necesidades. Decisión que cambiará toda su vida