Mire mi pierna, sonriendo con suavidad a Ruby que solo pedía por atención, sus orejas levantadas, mientras miraba a todas las presentes, demostraba su curiosidad por esta imporvisada reunión en su hogar. Volví a mirar hacia arriba, Catalina le entrego un vaso con jugo a Felicia mientras Emilia y Jenny hablaban por lo bajo en el sofá más alejado. Puse mi atención en mi novia cuando su mano acaricio la mía a medida que se sentaba a mi lado en aquella mesa
- ¿Quieres otra cosa? - segui sus ojos cuando señaló el vaso frente a mi, negué, ganandome un beso en la mejilla de su parte
- gracias por dejarnos venir aquí - llevo mi mano a sus labios, dejándome sentir su sonrisa en mi piel y creando un satisfactorio cosquilleo en mi pecho
- era lo mejor, así podrán estar más cómodas y no tendrían que subir tantos pisos hasta tu departamento - de reojo ví a Felicia, que se estaba aplicando en el labio una pomada que Catalina le había entregado para bajar un poco la hinchazón, pero incluso debajo de su mano podía intuir la ligera sonrisa que asomaba
- dijiste que querías hablar - lleve nuestras manos por debajo de la mesa, apoyando su palma en mi muslo, disfrutando de las rápidas caricias que su pulgar comenzó a dejar. Felicia parecía nerviosa cuando la atención de todas se dirijio a ella, soltando un profundo suspiro antes de volver a mirarme con atención
- sinceramente, no sé cómo debería comenzar - hice una mueca cuando volvió a bajar la mirada. En sus manos mantenia la pomada, jugando con el envase de esta - supongo que debería disculparme por todo lo que hice en el pasado
- ¿Supones? ¿Es que acaso no era eso lo que querías hacer? - mire a Cata cuando su mano presiono un poco, en un silencioso llamado de atención. Quizás mi voz había sonado más ruda de lo que debería, pero su mirada severa hacia Felicia me confundía
- tienes razón, lo lamento - mordí el interior de mi mejilla, impaciente por las vueltas que parecía querer dar respecto a sus intenciones - quería disculparme...contigo y Carmen - fruncí el ceño. Al ver a Cata, su expresión se habia suavizado - el dia que....ocurrió el accidente, yo fui a verla por la tarde - mi estomago se revolvio, un malestar se instaló en mi pecho, donde una punzada parecía haber atravesado mi espalda al oírla
- ¿Fue antes o después? - un silencio incómodo inundó la habitación, su mirada baja mientras presionaba el envase me hizo caer en cuenta haciendo que el frío invadiera mi cuerpo - fue tu culpa - trate de levantarme pero la mano de Catalina presiono mi pierna, obligandome a continuar sentada a su lado. Su sonrisa amable parecía querer tranquilizarme, resople y ella aflojó el agarre, acariciando la zona afectada
- tienes razón - hice una mueca al ver como mantenía su rostro escondido tras algunos mechones de cabello, su mirada baja me impedía verla con atención, pero cuando llevo una de sus manos a su rostro, donde la humedad había quedado impregnada en ella, no pude evitar sentir un dejo de curiosidad. ¿Qué sucedió ese día? - fue mi culpa, no debí ir a verla, si tan solo las cosas hubieran quedado así, quizás ella no... - se cortó con un jadeo, sus hombros temblaban como si quisiera contener el llanto o quizás esperando que no fuera notorio
- ¿De que hablaron aquel día? - negó con suavidad. Catalina se movió a mi lado, buscando en sus bolsillos los pañuelos que posteriormente le entrego, ganándose un asentir agradecido de parte de la mujer
- necesitaba verla - se limpió la nariz, su mirada parecía sentirse atraída por los pequeños bordados en el mantel de la mesa, impidiendo levantarla y verme de frente - trate de arreglar las cosas con ella pero me hecho casi a patadas
ESTÁS LEYENDO
Trabajadora de la noche
Roman d'amourUna mujer aburrida de su vida monótona, decide cambiar el rumbo buscando por las oscuras calles de su ciudad a "la compañía perfecta" contratando una trabajadora sexual para satisfacer sus necesidades. Decisión que cambiará toda su vida