—Camina— Alec habló con firmeza, apretando mi muñeca— Bella— Advirtió, pero aun así no me moví y tampoco deje de verlo. Ahí estaba él, como si no le afectará verme de la mano con otro hombre que no es él. ¿Qué mierda?—Eres un cobarde— Las palabras salieron directamente de mi corazón, llenas de un dolor desgarrador— Eres un cobarde por no luchar por mi— Y fue ahí cuando deje que las lagrimas salieran. No me importaba la opinión o los susurros de las personas, y tampoco el hecho de que saliendo de aquí, Alec me molería a golpes por lo que estaba apunto de decirle a este hombre sin escrúpulos— Dejas que este hijo de puta vuelva mi vida un infierno— Grite. Alec me tomo del cabello jalándome con fuerza— ¿¡Por qué lo permites?! —No podía quedar más humillada, su rostro carecía de emoción y no hizo nada. Nada— Te odio tanto como lo odio a él.
—Fue tu decisión casarte con él —Fue lo que respondió, dejándome sin respiración y con unas terribles ganas de golpearlo—¿Ahora vienes aquí a culparme por no poder salvarte? Tu decidiste ser su esposa— La frialdad en sus ojos… te congelaba el alma.
Él se dio media vuelta, como si no me conociera. Me quede quieta, aun con la respiración atascada y asimilando lo que estaba sucediendo. Tenía que despertar de esta cruda realidad, tenía que darme cuenta que Cameron ya no era mi Cameron. Solo un sujeto más que ya tenía esposa y no se preocupaba por mi. Incluso dudaba que me conociera.
—Siempre haciendo el ridículo— Alec me sujeto una vez más del cuello, ejerciendo su estúpido dominio enfrente de los demás— ¿Cuándo vas a entenderlo? El ya no te ama— Su sonrisa sádica me hizo cerrar mis ojos y preguntarme, ¿por qué me case con él? ¿Por qué me case con un hombre que puede asesinarme en cualquier momento? Siempre culpe a Anna por esto, pero la culpable era yo. Por tomar el camino fácil, por salir de sus filosas garras y terminar en otras más mortales, de esas que te degollar el cuello si lo quieren.
Mordí el antebrazo de él, haciendo que me soltara, escuche sus furiosas maldiciones, pero no me importo —¡Cuándo vuelvas a mi, yo ya no estaré para ti!— Grite lo suficientemente alto para ver como se detenía aun dándonos la espalda, pero continuo su camino como si nada le afectará. Me quede viendo como su figura se perdía entre la multitud y después sentí el brutal golpe que me llevaría a la profunda oscuridad.
—Pensé que ya habíamos superado esto— Escuche su voz al despertar. Lo vi en un mueble poco lujoso a como estaba acostumbrado. El sótano de la casa siempre me pareció tétrico , y no baja por esa razón, y eso Alec lo sabía. Incluso la cadena en mi tobillo dejaba claro que esto sería mi castigo.
Me queje al sentir dolor en mi ojo izquierdo, estaba claro que estaría hinchado como un globo así que preferí no parpadear, aun que ni si quiera podía abrirlo.
—¿Por qué siempre enloqueces cuando lo ves? — Se levantó del mueble y comenzó a quitarse la camisa. El calor en esta zona era sofocante, podías sudar como cerda y aun así no te sentirías aliviada— Ahora el mundo piensa que tengo una puta como esposa que esta enamorada de otro hombre que no soy yo— Suspire de cansancio. Había dormido pero aún así, me sentía como zombi—Quiero matarte, ¿sabes? — me amenazó, señalándome con el dedo—Pero seria un castigo demasiado bueno para ti.
—¿Bueno? — hable con la voz rota — ¿Alguna vez has hecho algo bueno por mi? Solo sabes abusar de mi , una y otra vez. Prefiero la muerte a tener que soportarte, Alec. No te amo y nunca lo haré por que nadie se enamora de su jodido abusador— Como Alec no conocía la amabilidad ni la delicadeza, lo tuve en cuestión de segundos cerca de mi , tomando del cabello con fuerza. Me hundí en el colchón tratando de que no pícara tanto.
—No quiero tu amor— Su sonrisa malévola salió relucir — Cameron lo tiene, pero el no te tiene. En cambio yo si. Tu amor no me sirve de nada— Mordí mis labios tratando de no llorar— Eres hermosa, Bella, pero así como tu lo eres, hay muchas. No eres la única.