-¡Puky! - Brinque emocionada al ver a mi bonito loro- Le indique al hombre que sostenía su jaula, en donde colocarla. La dejo sobre el buro y se marcho. Cerrando la puerta de mi habitación - Abrí la rejilla y salude- Mi buen chico esta aquí - Comenzó a hacer sus sonidos peculiares- No sabes cuánto te extrañe - Con mi brazo menos adolorido lo tome y se acomodo-Dime, ¿extrañaste a mamá?
-Puky, ¡puky!- Comenzó a cantar. Su nombre era lo único que podía decir, a pesar de tener esa peculiaridad de poder decir palabras.
-Pero si eres un chico travieso- Acaricie su cabecilla con amor. No podía dejar a mi loro en la residencia de los Black. Mi madrastra lo mataría, pero antes lo haría sufrir. Sin duda alguna era una mujer malvada. Me recosté dejando a puky sobre mi pecho- Tendremos que comportarnos aquí cariño- Le hable- No podemos hacer destrozos. Alec se enojaría.
Mi vida se volvió monótona y aburrida. Pasaron semanas y Alec no me permitió que yo saliera, me mantenía vigila como si en cualquier momento alguien llegara a salvarme. Y por las noches, tenía que cerrar mis ojos con fuerza mientras el maltrataba mi cuerpo y hacia lo que el quisiera. Me ataba, me azotaba, me mordía. Como una muñeca de trapo. Y si él creía que había pasado un límite, mandaba a una chica de servicio al día siguiente para que tratará mis heridas.
-¿Duele? - La chica preguntó con pánico en su voz. Asentí mordiendo mis labios y cerrando mis ojos para tratar de bloquear el dolor- Lo siento- Volvió a untar la pomada en mi piel con extremo cuidado- Procure acostarse boca abajo- Asentí obedeciendo- Está vez solo fueron moretones los que dejo- Mi mano se cerró sobre la sabana con rabia- Y la mordedura en su pecho... a diferencia de otros días, estará bien- Asentí sin decir nada- El señor me informó que recibiremos a varios invitados esta noche. Me informó que tendría que colocarle un bonito vestido.
La mueca de desagrado no la pude ocultar.
Y como lo dijo , así fue. Me colocó un vestido color vino que se amoldaba a mi cuerpo y con un gran escote- No puede llevar esto- Negué con pánico al ver como las marcas en mis pechos podían verse- Las personas lo notaran.
-Fueron órdenes - La chica se junto más manos nerviosa- Será mejor que salga así- Asintió varias veces tratando de darme ánimos.
-Necesito tapar eso no, ¿tienes base de maquillaje?- Pregunte.
-El señor Westerman me ordeno que no le diera algo que pudiera ocultar sus marcas- Maldito enfermo. Y hablando de él, entró a la habitación como si fuera amo y señor de todo.
-Déjanos- Le ordeno a la chica que rápidamente se fugó se aquí- Nunca me cansaré de esta vista- Me observo de pies a cabeza , pasando su lengua por sus labios- Sin duda hay que presumirte esta noche- Me aleje de él, pero me atrapó- Tranquila ratoncillo- Me empujo sobre mi tocador arrojando mis cosas en el proceso. Mi rostro se quedó sobre el material sintiendo incomodidad- Si te mueves un centímetro si quiera, mataré a tu loro- Me quede helada, incluso sin respirar por su amenaza. Subió mi vestido hasta la cadera- Buena chica - Soplo libremente sobre mi intimidad- Eres tan obediente- Se a lo que se refería, me había obligado a no usar ropa interior, por que el solo quería llegar y meter su jodida polla sin tener que encontrarse una tela en el camino.
-Alec , tus invitados...- No me dejó terminar. Su gran mano se azoto contra mí glúteo. Me tense tragándome la intención de gritarle barbaridades. Lo peor es que tenía una mano muy pesada.
-Shhshs- Cerré los ojos al momento de sentir su lengua. Caliente, suave y resbaladiza. El diablo sabía usar muy bien su lengua , y también sus dedos. Metió solo dos y me hizo tener espasmos- Pero mira como te los tragas- Alejo su boca de mi intimidad - ¿Y aun así me odias? - Lo escuche reírse y también percibí el sonido de su bragueta. No me dio tiempo de mentalizarme lo que sucedería después, simplemente se adentro a la maravillosa aventura de penetrarme-¿Lo sientes? Así de dura me la pones- Susurro en mi oído.