Bella
Mi único refugio era mi oso de peluche. A la edad de ocho años ya conocía el significado de tener una familia disfuncional; escuchar los sollozos de mi madre porque papá no había llegado como lo había prometido por estar con su otra familia. Lo había escuchado; ¡No quiero ser la otra! ¡Bella y yo merecemos algo mejor, Steven! ¡No seré tu puta!
Y cuando él venía de visita, ni si quiera me veía. Pasaba de largo como si yo no existirá. Cuando enfermaba por la fiebre, veía la cara de preocupación de mamá, como trataba de bajar lo caliente de mi cuerpo colocando paños húmedos en mi frente; Te necesito. Bella tiene cuarenta grados de fiebre— El altavoz de su teléfono solo hacía que me zumbara los oídos. Pero su contestación hizo enfurecer a mamá: No puedo ir ahora mismo, mi aniversario de bodas es hoy, Anna no me lo perdonaría.
Mamá maldijo entre dientes, tomando su teléfono, desactivo el alta voz y salió cerrando la puerta, pude escuchar sus gritos; ¡Se acabo! ¡Tomare a mi hija y no volverás a vernos!
Mi fiebre no asustó a mi padre lo suficiente para venir, pero si esas palabras. Llego con varios hombres esa noche, y la amenazó; ¡Lárgate! ¡Vete a la mierda si quieres! ¡Pero no te la llevaras, Anne! ¡Bella se queda conmigo! Me tomaron de la cama, ignorando los llantos de mamá.
—Mami—Solloce alargando mi mano para alcanzarla, mi cabeza estaba caliente y todo daba vueltas. Tal vez si no me hubiese enfermado no estaría pasando esto, seguiría a su lado.
Todo era nuevo en casa de papá, todo era abundante. Tenía todo tipo de cereales, y su alacena siempre estaba llena. Pero no me trataban bien, su familia me miraba con desagrado.
—Es bonita, podrías venderla a muchos hombres — Alice, mi nueva hermana , le dijo a su madre, burlándose—A mi padre no le importaría.
Solía quedarme en la pequeña habitación que se me asigno, no era bonita, era pequeña y simple. Extrañaba a mamá y solía llorar por eso.
—Quiero regresar con mamá—Le susurre. Me había armado de valor para poder estar enfrente de su escritorio— No quiero estar aquí, la extraño— Mordí mis labios con fuerza para reprimir mis lágrimas.
—Lárgate de aquí—Fue lo que dijo— No quiero verte— Escupió—No volverás con ella por que ella esta ocupada metiéndose con otro hombre— Salí corriendo al jardín ahogándome con las lágrimas.
Vi como la mano de Alice era tomada por la de Steven, como la cargaba y abrazaba. ¿Por qué a mi no me podía ofrecer eso?
Busque por muchos años su paternidad, pero nunca la encontré.—Que hice mal? — Pregunté, levantándome de mi asiento temblorosa—¿Por qué me traicionas así?—Alec se acercó a mi, yo me aleje esperando una respuesta del hombre que me trajo al mundo—¿Por qué permites que me lastime? —Solloce, derrumbándome — Si supieras todas las cosas que me ha hecho, tendrías pesadillas. No podrías vivir con tu conciencia limpia— Me ahogue en llanto — ¡No me toques!— Grite al sentir el asqueroso agarre en mi. Caí de rodillas tratando de que el mundo no se me viniera encima. Era mi única oportunidad de salir de sus garras y acudí a la persona equivocada para eso. La traición ardía, quemaba, dolía , te hacia pegarte en el pecho para apaciguar el sufrimiento.
—Eres un asco, como padre te falto mucho para ganarte el título— Escupí mirándolo. Tal vez no le importaban o incluso no le dolían mis palabras, pero necesitaba sacar mi mierda— Confié, pensé que tal vez por primera vez en tu vida me mirarías y apoyarías, pero ni si quiera eso— Alec se alejo de mi, yendo a la área de bebidas— Solo éramos ella y yo, nunca estuve feliz de verte llegar a nuestra casa, por que solo causabas inestabilidad y llanto, ¿pero sabes que es lo peor? Que ella creía en ti, pensaba que algún día dejarías a tu familia por nosotras— reí con más lagrimas machando mis mejillas— Mi hermosa madre era ingenua, debió dejar a una basura como tu— Su mano se estrello contra la madera—Lo peor es que murió aún amándote, añorando tu regreso para apoyarla con su enfermedad—Dije —Eres un mierda— Me salió del alma— Incluso el desecho es más limpio que tú.