Lights... camera... hyung!!! - 정진

CAPÍTULO 11.

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El departamento de Seokjin nunca se sintió tan grande como ahora. Un silencio al que no estaba acostumbrado reinaba por todo el sitio dejando sin ideas al castaño que ya había limpiado todas las habitaciones, ordenado la cocina y hecho las camas, esta última al menos dos veces.

También había adelantado un par de capítulos de un drama de acción con un abogado italiano que patea traseros de tipos malos y cuando se aburrió apago el televisor y eran donde ahora se encontraba; tirado en el sofá de la sala viendo videos  en su teléfono móvil sobre todo y nada sacando de su mente el real problema que rondaba por su cabeza: hoy era el día.

Hoy iban a cogerselo.

Tuvo pesadillas en toda la noche y no pudo pegar un ojo aunque lo intento muchas veces, incluso luego de escuchar como Jungkook salía del departamento. Las pesadillas iban dirigidas hacia Jungkook y él, en donde ambos jodian como conejos, en muchas posiciones conocidas y no conocidas y el chico más joven le hacía marcas por todo su cuerpo como un animal en celo. Lo peor no era aquello, sino el hecho de que en el sueño pareció estarlo disfrutando.

Bastante diría él, pues al despertar una enorme erección le dio los buenos días asustándole y poniéndolo en alerta para levantarse de inmediato y cubrir rápido aquella vergonzosa situación antes de que el primate que tenia por compañero se diera cuenta de aquello.

Una vez que escucho que Jungkook salía del departamento sin decirle adiós, Seokjin pudo soltar el aire que tenía retenido en sus pulmones y pudo gritar sin miedo a ser juzgado por la frustración que sentía.

De nuevo retomando la situación en la que Jin estaba desparramado en el sofá de su sala, una idea se le vino a la cabeza y un furioso sonrojo lo delató de sus pensamientos. Hasta donde había buscado en la basta información sobre el ser receptor en una pareja de dos chicos, él debía prepararse para Jungkook. Caminó hacia la cocina y preparó alimentos que fueran muy ligeros para hacer sencillo lo que haría después según recordaba en videos que había visto en el modo incógnito de su computadora portátil.

No por miedo a que el menor revisara su historial porque era su jodida laptop, sino por la vergüenza misma que era estar viendo sugerencias de lo que iba a hacer y como iba a hacer eso.

De forma automática sirvió todo en un pequeño plato y comió mirando las notificaciones de su teléfono respondiendo solo un mensaje a su amigo de su anterior empleo donde le decía que ya había comenzado en otra empresa y que esperaba que le fuera bien.

Omitió de todas las formas posibles que él preguntará sobre el nombre y que hacia en ella porque de ningun modo le diría a nadie.

Al terminar lavo los utensilios que utilizo y los puso a secar todo con cuidado. Suspiró un momento recargandose en la barra del lavatrastes y no lo pensó más.

Al diablo.

Debía comenzar con esta mierda y terminar lo más rápido que pudiera antes de que se se acobardara y tomara un vuelo a cualquier lugar lejos de todos.

Al mismo tiempo, Jungkook terminaba de cobrarle a otro de sus clientes habituales dándole una sonrisa amistosa una vez que le dio su cambio y le despidió de la tienda. Su mente daba vueltas en una sola cuestión y ya había tenido que repetir varias veces actividades cotidianas que no le tomaban absolutamente nada de esfuerzo pero que ahora eran una tarea tres veces más difícil.

Choa, por supuesto le había echado un ojo encima y le pregunto un par de veces que si todo iba bien para él, a lo que Jungkook decía que todo iba perfecto y hacía el exagerado gesto del pulgar arriba.

Pero no lo estaba.

Sus manos temblaban leve con el recuerdo de que hoy era un día distinto en su vida y un escalofrío que le recorría desde la cabeza hasta la punta de los pies se hacía presente a medida que revisaba su teléfono celular y la hora avanzaba notificandole que aunque quisiera atrasarlo, lo inevitable iba a pasar.