Una vida antes de ti || +18🔥

| CATORCE |

—No puedo respirar...—pongo las manos sobre mi estómago, debajo de mis pechos los cuales se sienten demasiado ajustados dentro de mi vestido de novia. No se sentían así la última vez que lo probé. El vestido no se sentía así de ajustado hace unos días.... —Papá, no puedo respirar.

—¿Sabes dónde podrás respirar? En casa. Vámonos, amor. Olvida esta tonta idea de casarte y vámonos a casa. Nos ponemos un pijama igual, nos sentamos en el sofá con mamá y vemos tu película favorita.

—¡Papá! —le pego en el hombro y la esperanza abandona su mirada. —Debes animarme. Es el día de mi boda.

¡Es el día de mi boda! Después de meses y meses de planificación y estrés, por fin me casaré con Levi. El amor de mi vida.

El sueño de muchas y mi realidad, perras.

Puedo escuchas como la música nupcial suena detrás de las puertas enormes de madera de la iglesia que escogimos para casarnos. No sé cómo habrá quedado al final, pero espero que mi organizadora haya dejado todo tal cual se lo pedí.

Sostengo el brazo de papá con fuerza para no carme y hago ejercicios de respiración para tratar de que mis nervios bajen, pero el que las puertas se abran lentamente no ayudan en nada. Jamás pensé que cuando el día llegara me sentiría así y no entiendo qué es lo que me tiene así.

¿Estoy nerviosa por caerme? ¿Por hacer algo que arruine el día más feliz de mi vida? ¿Olvidaré mis votos? ¿Acaso no quiero pasar el resto de mi vida con Levi? ¿Lo lograremos siquiera?

Respirar se hace más difícil con cada pregunta y dar el primer paso dentro de la iglesia solo lo empeora. Llegó el momento, _____. No hay vuelta atrás.

Entramos a la iglesia y la música se hace aún más fuerte en mis oídos. Mis ojos no pueden captar nada, pero mi nariz se envuelve y se llena del olor a las flores que decoran el pasillo formado por los asientos dónde están mis invitados. Solo la cuarta parte, de la cuarta parte son mi familia y amigos, los demás son invitados de Levi.

Pero no importa de quien sean invitados o conocidos, todos tienen sus ojos puestos en mí.

¿Les parecerá bonito mi vestido? ¿Mi maquillaje? ¿Mi peinado?

Las flores alrededor de mis brazos comienzan a picarme, la cintura ajustada y marcada parece que sofoca mis costillas y el velo que se sostiene en la corona sobre mi cabeza se vuelve cada vez pesado de llevar y arrastrar.

Tranquilízate. Tranquilízate.

Camino al lado de mi papá, pero bien pareciera que estoy flotando. Mis ojos recorren todo al mismo tiempo. Los invitados, sus vestimentas, las flores en los asientos, en las columnas de la iglesia. Hay demasiadas de ellas por todos lados, justo como yo quería.

Pero no es nada de eso lo que me logra detener el corazón, por así decirlo. Parece que todo el caos dentro de mí se calma cuando mis ojos se detienen en el gris tormenta de los de Levi. Están brillando más de lo normal ahora que me estoy acercando a él... ¿Está llorando?

Desvía su mirada y traga grueso, mira hacia el techo unos segundos y luego vuelve a mirarme a mí. Solo a mí. No hay nada más que le interese. No le interesan las flores, sus amigos o familiares, el sacerdote detrás de él, la música... Solo yo.

La garganta se me seca al verlo en su traje negro tallado al cuerpo. Su cabello está igual que siempre, pero los costados de su cabeza están recién recortados y los mechones sobre sus ojos están un poco más cortos.

Papá me sostiene la mano y la pone sobre la él, entregándome por fin en las manos del hombre de mi vida. Su mano se siente tibia sosteniendo mi mano helada y el apretón que me da mientras me ayuda a subir los escalones para estar a su lado me hacen poner los pies sobre la tierra.