Despierto tranquila. Estiro un poco mi cuerpo haciendo tronar mis huesos entumecidos.
Me levanto de la cama buscando la ropa que había quedado en el suelo horas antes, sintiendo en cada paso temblores de la cintura para abajo.
Volteo el rostro hacia atrás viendo su cuerpo sobre la cama. Descansa tan tranquilo y sereno que sería una pena que se levantara.
Así que continúo con mis asuntos, agradeciendo a Dios que Kyong no viene muchas veces a nuestra carpa cuando es de día.
-- Por fin despiertas, bello durmiente -- le hablo cuando noto movimiento tras de mí.
-- ¿Qué pasó? -- sobaba su cabeza con una mueca confundida.
-- ¿Quieres saber qué? -- levanto una ceja con una sonrisa divertida atravesando mi rostro.
Él pareció entenderlo de inmediato, porque un color rosado tiñó sus mejillas.
-- Y-yo... ¿Te lastimé? -- suelto una risa divertida por su pregunta.
-- Aquí el asunto es... ¿Yo te lastimé a tí? -- me le acerco lo suficiente para darle un beso en los labios y levantarme de nuevo para atar las cintas de mis tenis.
-- Estoy bien, si te preocupa eso -- me responde bajando un poco su mirada avergonzado.
Mi sonrisa no se borra y termino de ajustar mis tenis para ir por el cinturón del arma que siempre llevo en la pierna.
-- ¿Soy yo? -- me volteo confundida por su pregunta, viendo de inmediato como observa la foto enmarcada que tengo.
Éramos él, Kyong y yo. Por supuesto eso fue hace años, Kyong apenas y tenía dos años.
-- Fue antes de que te fueras al laberinto... Me las ingeníe para que me permitieran tomar esa foto -- le explico comenzando a cepillar mi cabello que se enredó un poco.
-- Quiero hacerlo -- lo miro algo confundida por sus palabras -- quiero estar con ustedes, pero soy un asco para estos temas -- me acerco a él viendo su rostro adolorido, sé que le duele decir todo eso -- tú... ¿Quisieras ayudarme en esto? --
-- Lo haré... Pero estoy más que segura que tú puedes por ti mismo --
Me mira unos segundos, segundos en dónde sus ojos brillan con intensidad.
-- Siento algo peculiar en el pecho cada que estas cerca -- me sorprendo por su sinceridad -- cuando estaba en el laberinto también lo sentía y un golpe en el pecho me llegaba cada que pensaba algo sobre otra chica -- levanté una ceja interrogante por eso -- es algo que pasó antes del laberinto también, ¿Verdad?... Pero aunque mi memoria no esté, lo sigo sintiendo, así que creo que estos sentimientos son verdaderos -- mi corazón comenzó a latir rápido.
Algo se removió dentro mío por sus palabras. Aún después de años, Minho seguía siendo el romántico de siempre.
Su forma de ser no había cambiado para conmigo.
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ENTRE CRANCKS Y AMORES
FanfictionMinho... corredor despistado, algunas veces... veloz, inteligente, atractivo y... sarcástico, muy sarcástico. pero que pasaría si te dijera que tiene un hijo, sí, ese asiático despreocupado, un hijo. ¿Quién fue la valiente? nada más y nada menos que...