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Robin

Llevaba toda la semana yendo a entrenar duro para el dervi vasco, nuestro partido más importante. Sinceramente estaba destrozado, mis pies y mis piernas no estaban muy contentos con mi entrenamiento. Me dolía todo el cuerpo, desde la cabeza hasta las puntas de mis dedos del pie. Pero lo peor no era el dolor, sino no poder ver a Cata. Soy consciente de que nos conocíamos desde dos semanas escasas, pero hay algo especial en esa chica que no te permite tenerla muy lejos durante mucho tiempo. Para mi alivio habíamos estado hablando por mensajes y videollamadas durante el tiempo que no nos habíamos visto, aunque no era suficiente.

-¿Qué tal con esa tal Claudia?- preguntó Remi cuando nos quedamos solos. Era el único que conocía de la existencia de Catalina ya que se lo había contado en los vestuarios. Siempre he confiado mucho en él, y lo considero un gran amigo.
-Se llama Catalina, y bien supongo...
-¿Supones?¿No vais bien?
-A ver, hablamos todos los días, pero no nos hemos visto desde hace casi dos semanas
-Pues haz algo
-¿Como qué?- pregunté intrigado por su respuesta
-Mira, el dervi es mañana, invítala a verte. Tú solo lúcete y a lo mejor tienes la oportunidad de dedicarle un gol a la chica.- tenía razón. Si lo hacía bien tenía una oportunidad de dedicarle un gol

Con un nudo en la garganta cogí el móvil y comencé a escribir. Un mensaje era lo que decidiría si el partido era importante o muy importante. Estaba tan nervioso que casi no sabía escribir.

Yo
Llevamos un montón sin vernos
¿Te apetecería hacer algo?

Cata
Sí claro. Dime sitio y hora
Menos mal, quiere quedar conmigo

Yo
Había pensado en que vinieras a un partido mío

Cata
¡Claro!

Yo
Nos vemos mañana, quiero celebrar la victoria contigo
¿Cómo había sido capaz de decirle eso ?

——————⚽️💕⛸️——————

El dervi había llegado. La tensión era palpable en el ambiente y la afición estaba eufórica. Le había reservado a Cata un siento en la zona de familiares, próximo a donde calculaba que estaría. Estaba en el vestuario junto a todos mis compañeros cuando la tensión empezó a subir en nosotros. Todos iban de un lado a otro estirando o dando saltitos para calentar. Yo también estaba estirando cuando vi un mensaje en mi teléfono ¨Buena suerte, Robin 💕¨. Era Catalina, animándome desde la grada. Me hizo sentir que todos los nervios se disipaban. Cuando salimos al campo, lo primero que hice fue buscarla con la mirada. Llevaba puestos unos pantalones blancos y un jersey azul. Tenía la cara pintada de blanco y azul, los colores del club, y una pancarta que ponía ¨Robin el mejor central¨ ¿Podía ser más perfecta?¿Podía ir más guapa? Claro que podía, con mi camiseta claro.

El partido comenzó. Jugábamos contra el Athletic, nuestro mayor rival. Mi única misión era evitar que metieran un gol en nuestra portería, sencillo ¿verdad? Eso creía yo, pobre ingenuo. Los delanteros del otro equipo eran sublimes, no tuve ni tiempo de respirar. El balón se fue directamente a otra portería, y yo aproveché para mirar a la grada. Estaba hablando con un chico, ¿quién era ese idiota? No tuve mucho tiempo de pensar cuando el balón comenzó a venir a nuestro campo. Intenté con todas mis fuerzas que no metiera gol, pero mis esfuerzos no resultaron. 0-1, empezamos bien, y encima Cata hablando con un tío en la grada, ese debería ser yo. En un abrir y cerrar de ojos el descanso llegó, y con él el segundo tiempo. Lo único bueno que saqué de ese momento fue que la chica dejó de hablar con ese estúpido. Seguía intentando defender la portería a toda costa. En un movimiento rápido de Merino y Oyarzabal, el balón fue directamente a campo contrario y gol. Habíamos conseguido empatar en el minuto 60'. Mi cerebro me decía que iríamos a prorroga, pero que equivocado estaba. Ya para el minuto 75 un jugador se acercaba con la pelota hacia mi posición. Fui a por él sin más dilación, y con un gran chute y una caída estrepitosa, un gol en propia puerta, y encima mío. No me refería a esto cuando dije que me gustaría dedicarle un gol a Cata.

El partido terminó con 1-2 con victoria para el Athletic club. Estaba destrozado, si hubiera defendido mejor lo podría haber evitado. Para colmo había pasado vergüenza delante de Catalina. En el vestuario la decepción y el bochorno se veían a simple vista. Me duché y cambié de ropa para salir del estadio, con una lágrima que luchaba por salir, pero que yo no dejaba escapar. Cuando crucé la puerta la vi, allí estaba de pie esperándome. En cuanto me vio comenzó a correr y me dio un fuerte abrazo, el cual yo le devolví.
-Has jugado muy bien.- dijo. Mi cara de desconcertado hablaba por si sola
-Lo he hecho horrible. Ha sido mi culpa, las dos veces además
-A mi me parece que lo has hecho increíble.- Que mona.- Lo digo enserio, estoy muy orgullosa de ti.- esas palabras, wow, no podía ni hablar después de eso.
-¿Quieres ir a cenar?
-Por supuesto
-La próxima vez no vengas así vestida
-¿Por qué?
-Porque te daré mi camiseta, que seguro que te queda mejor que a mí.- me dejo ver su bonita sonrisa, y desde allí nos fuimos a cenar.

NOTA DEL AUTOR
Muchísimas gracias por leer y por votar
Estoy tan agradecida y tan enganchada a escribir sobre este hombre que ya tengo otra historia y todo.
Decidme si queréis que la suba pronto

On Frozen Lands (Robin Le Normand)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora