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Antes de empezar este capítulo me gustaría dejar claro que esto es completamente inventado.



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Robin


Un día más de entrenamiento, lo que se traduce en un partido más de la temporada. ¿Estaba nervioso? No, nerviosísimo. Era uno de los partidos más importantes, por no decir el que más. Nos jugábamos el pase directo a la final; no era una tontería. Había entrenado mucho, llevando toda la semana metido en el gimnasio para alcanzar el nivel necesario. Incluso había tenido que reducir las horas de quedada con Cata para poder entrenar. Pensaba que a la chica le iba a molestar, pero al contrario, estaba contenta por mí; según ella, íbamos a ganar, eso esperaba. Mis piernas y brazos ya estaban muy cansados, pero no podía parar, no ahora. Entre entrenamientos y grabaciones de vídeos para promocionarnos, estaba reventado. El sueño se apoderaba de mí cada noche que llamaba a Cata, por lo que ella era la que colgaba la llamada con una risita al verme dormido.

Entré al vestuario y vi a todos mis compañeros igual de nerviosos que yo, debido al partido que se avecinaba en menos de una hora. El mister nos tenía de un lado a otro repasando jugadas y tácticas, tanto defensivas como ofensivas. Estaba súper concentrado en ganar este partido; era una oportunidad más para demostrar que soy digno de ir a la selección. No se lo había dicho a Cata todavía, pero había muchas posibilidades de que fuera a la Selección Española. No sabía si se lo iba a tomar bien o mal por el hecho de estar separados tanto tiempo. Bueno, ahora no puedo pensar en eso; tengo que jugar el mejor partido de mi existencia.

El partido había comenzado: Real Sociedad vs Real Madrid, un encuentro complicado, cuanto menos. Estaba nervioso, pero ver a mi novia en la zona de familiares, vestida con mi camiseta, era reconfortante y calmaba mis nervios, al menos un poco. Solo tengo una misión: defender. ¿Simple, verdad? Pues no tanto. Los delanteros del Madrid son famosos por pelear hasta el final, con maestría. No podía creer que estuviera jugando contra ese equipo. Antes de que me diera cuenta, ya estaba peleándome contra el delantero por la pelota. El otro defensa central se acercaba a nosotros para ayudarme. Con un empujón, caí al suelo, lo que hizo que la pelota se dirigiera a portería, y con un paradón de Remiro, no entró.

—¡Robin, céntrate! Si sigues así, vamos a perder —gritó mi compañero.

Si los nervios me estaban matando, ahora mucho más. Como siguiera así, no iba a aguantar hasta el final del partido sin desmayarme o vomitar. Pude aguantar defendiendo como pude hasta la segunda parte del partido. Entramos al descanso y no me sorprendió recibir una reprimenda por parte de mi entrenador; era normal que se enfadara conmigo. Lo que no creí llegar a ver era a todos mis compañeros decepcionados. La segunda parte arrancó bien, más o menos. Simplemente, el Madrid es el Madrid; no hay nada o casi nada que se les escape. Ya sé que el mister me dijo que defendiera la portería, pero vi una oportunidad para subir, y eso hice. Comencé a avanzar más y más, y antes de efectuar el pase, un jugador del equipo contrario me robó la pelota. Corrí como si la vida me fuera en ello, pero era demasiado tarde. **Gol del Madrid** en el minuto 52. ¿Pero qué me pasaba hoy? Bueno, un gol es un gol; se puede remontar, o eso me decía a mí mismo, qué equivocado estaba. Para el minuto 64, otro gol, y para colmo, en el minuto 78, uno en propia puerta, efectuado por mí. Normalmente estoy muy centrado, pero a partir de la primera parte estuve muy espeso. El partido finalizó con un **3-0** perdiendo, y encima en casa; qué decepción.

—Oye, Robin, te quiero más centrado para el próximo partido.

—Robin, ¡ponte las pilas!

—¡Le Normand, inútil! —así sonaba la salida del estadio.— ¡Ponte las pilas!

Llegué al vestuario y me encerré en el baño. Cada vez me subía más el agobio; cada vez costaba más respirar. Antes de darme cuenta, estaba tendido en el suelo, medio llorando. No sabía qué hacer; estaba en el móvil leyendo todos esos comentarios de odio en Instagram. Uno tras otro, cada uno peor que el anterior, y el caso es que no podía parar de leer. En medio de mi desesperación, cogí el móvil para llamar a la única persona que quería ver en ese momento: a Cata. Necesitaba verla, necesitaba un abrazo.

—¿Robin?

—¿Pu-puedes venir al vestuario? Por favor —dije con un sollozo.

—Voy para allá, no cuelgues.

Seguí en llamada con ella, pero no podía responder a ninguna de sus preguntas; estaba casi paralizado. De un momento a otro, la llamada paró y escuché su voz detrás de la puerta. Había también gritos de mis compañeros diciéndole qué hacía allí, pero ella no hacía caso. Se me había olvidado abrir la puerta, pero no podía moverme. De un momento a otro, Cata entró al baño y cerró para que nadie entrara.

—¿Estás bien? —yo no pude decir nada, solo abrazarla y comenzar a llorar. Las lágrimas salían como una catarata.— Tranquilo, no pasa nada —su voz dulce me tranquilizaba bastante.

—Lo he hecho fatal.

—Pues claro que no. Es solo un pequeño bache; eres un gran jugador, y un mal partido no va a cambiar eso. —Mientras hablábamos, escondía la cara en su pecho, a la vez que ella me acariciaba delicadamente el pelo.

Procedí a contarle todas mis preocupaciones que no había tenido valor a compartir desde aquel partido contra el Athletic Club. Me daba consejos y me estaba escuchando; no sabía que necesitaba eso tanto hasta que lo solté todo.

—Te quiero mucho, Robin —dijo después de un silencio.

—Yo también a ti. ¿Puedo preguntarte algo?

—Lo que quieras.

—¿Cómo has entrado? La puerta estaba cerrada.

—He forzado la cerradura. —Levanté la mirada en señal de desconcierto.— Hay muchas cosas que no sabes de mí, mi amor.

No pudimos evitar comenzar a reír. Sé que no es el escenario más romántico del mundo, pero estábamos juntos. No puedo imaginar una vida sin Catalina Soler a estas alturas. Esta chica me hacía muy feliz, más de lo que puedas imaginar.


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NOTA DEL AUTOR

Quería usar este capítulo para concienzar de que los comentarios duelen, más de lo que nadie pueda imaginar. Cada uno tenemos una realidad, no sabemos lo que pasa por la cabeza de una persona, si no hay nada bonito que decir es mejor no decirlo. Debemos utilizar las redes sociales con respecto, sin opinar de cuerpos o vidas ajenas.

Muchas gracias por leer y votar una semana más.😘
Y muchísimas gracias por todos los comentarios.💕

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⏰ Última actualización: Oct 28 ⏰

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On Frozen Lands (Robin Le Normand)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora