Valentina tomó un vuelo hasta Cancún solo para la boda de su prima.
¿Y todo para qué?
Para descubrir que el futuro esposo es su ex, aquel que creyó haber olvidado unos cuantos años atrás cuando le rompió el corazón, pero que ahora, después de ver su...
Quédate con el que te diga, "cuídate, come, estudia, agáchate, ponte así".
Desvelo.
—Traicionera.
Justo a medio día Kathleen estaba arrastrando su montaña de maletas por toda mi habitación del hotel para invadir cómodamente mi espacio personal.
Cambió mi boleto de avión por uno de venida a Cancún en cuanto dije que no me iría, pero cuando yo le pedí que me acompañara de buena fe, puso tantas excusas que no me creía que el sexo le hubiera hecho cambiar de opinión tan rápido.
—Vengo completamente equipada—me ignoró utilizando todas sus fuerzas para poner una de las maletas gordas sobre la cama. Eso estaba a punto de explotar cuando la abrió—. Traje mi tanga roja, la negra, también tacones a juego y esta cosa...—alzó un hilo rosáceo—. Me dijeron en la tienda que va en los senos.
La mueca de mi rostro fue todo un poema.
—No tienes nada de vergüenza...—negué lentamente mientras me sentaba a su lado para verla desempacar—. ¿Y donde te quedarás?
—En tu habitación.
Alcé las cejas con burla.
—Haz pensado en todo...
—Incluso hasta en cómo lo voy a atrapar.
—¿Sé te ha olvidado que es un Imbecil?
Kathleen negó.
—Jamás olvidaré lo que me hizo pero si harás esa investigación sobre los ex que me dijiste bien puedes usarme como conejillo de Indias. Soy tan estúpida como para que obtengas mucha información sobre mí—y no se equivocaba para nada...—. La cosa es que esta vez yo no seré la presa, querida. Conozco a ese hombre, me sé sus debilidades, sus fetiches y todos sus jodidos gustos. Si alguien caerá esta vez será él.
Asentí lentamente, sabiendo que todo aquello podía salir o muy bien o muy mal.
—¿Sabes que existe la posibilidad de que las dos terminemos ebrias en la playa después de jugar a las valientes?
—¡Y pienso correr el riesgo!—alzó el cubre pezones como bandera—. ¡Vamos por ese sexo!
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—Esto no es nada de lo que tenía en mente.
Reí por lo bajo mientras asentía burlonamente.
Jenn había preparado un itinerario de actividades para la "semana de su boda". Nos hizo llegar la lista en un elegante papel blanco, atado en un lazo rojo oloroso a perfume elegante. Todas eran cosas que en otro momento hubieran sonado muy divertidas... con otras personas, por ejemplo. O un contexto completamente diferente a este.
